CAPÍTULO CUARENTA Y UNO. Jake...¿impulsivo?

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CAPÍTULO CUARENTA Y UNO.  Jake...¿impulsivo?

Después de evitar un enorme desastre. Jake no se comió mi chocolate. Decidí que era hora de contarle absolutamente todo lo que me pasaba por dentro en esos momentos. Todas y cada una de las emociones que golpeaban a oleadas sentimentales mi cuerpo fueron nombradas. Tristeza. Ira. Decepción. Odio. Y ...amor. Porque sí, una parte de mí seguía locamente enamorada de aquel capullo haciendo que mi corazón se contrajese de tal forma que dolía tanto que arañaba lo físico.

Enamorarse era un asco una forma de ser totalmente vulnerable por la estupidez mostrada ante ese desorden hormonal que denominan amor.

Y bueno tal vez llegase a la conclusión que estaba jodida hasta la médula y que todos mis pensamientos eran oscuramente pesimistas. Pero...¿de qué otra manera podía mirarlo?

—Y bien. Por ese pequeño motivo tuve que irme sin decirte nada – Una sonrisa se deslizó silenciosamente por mis labios – Y por que Blake no puede caminar correctamente. Debería presentarme a cambiar mi cinturón marrón por el negro ¿no crees?

Los ojos miel de mi amigo me observaban fijamente. Alcé las cejas expectante.

—Bien Jake ahora es cuando tú te dignas a abrir esa boquita tuya. —Alenté al chico.

Jake parpadeó varias veces para posteriormente hincar sus manos a ambos lados de mi pies cruzados sobre la colcha de mi cama e incorporarse levemente.

Lamió sus labios antes de abrirlos.

—Voy. A. Matarle – Dijo muy despacio.

Esta vez a la que le tocó parpadear fue a mí.

—¿Qué?

Mi mejor amigo clavó su mirada en la mía con fuerza. Tragué saliva percibiendo incómodamente nuestra escasa distancia.

—Es un capullo. Lo que ha hecho simplemente no se puede dejar impune.

Negué con la cabeza.

—Bueno impune no se quedó. Pateé fuertemente a ese idiota.

Pero mis palabras no parecieron hacer mella alguna en los enmarañados pensamientos del chico que se puso en pie rápidamente. Me apresuré a seguirlo cuando abrió secamente la puerta de mi cuarto para continuar su camino.

¿Qué mierda estaba pensando?

Aferré el abrigo de Logan que colgaba descuidadamente en el perchero del descansillo cuando nuestro extraño paseo nos sacó fuera del domicilio.

Obviamente ojeé el salón para cerciorarme que Sam aún seguía allí. Con Juan. Luego hablaría con mi primo seriamente.

—¿Qué haces Jake? Esto no tiene ningún sentido.

Salté los escalones de mi casa para correr en dirección del chico. Ahora quedaban pocas opciones de lo que se estaba planeando y desde luego ninguna era buena.
Interiormente estaba sorprendida por su actitud. Jake nunca había sido tan...tan...impulsivo.

—Oh vamos – rodeé su muñeca con mis pequeños dedos para detenerle – No hace falta. Vamos a casa.

-No.

Mis labios se curvaron en una mueca sorprendida.

—¿No?

—No. — Repitió con más fuerza esta vez. Notaba su respiración acelerada a través del movimiento anormalmente rápido de su pecho – Annie cuando teníamos cinco años te prometí algo ¿recuerdas?

Mis dos padres, dos madres y mi estúpido vecino de al lado.#Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora