Apoyé mi espalda en la lisa pared del despacho mientras depositaba con sumo cuidado el móvil en la acolchada alfombra, dejando que mi primo se acomodase al otro lado de la pantalla.
Sujetando mi cabello en una endeble coleta con la goma que anteriormente estaba sujeta en mi muñeca me eché levemente hacia delante, dispuesta a escuchar el problema de Samuel.
—¿Lista? —Preguntó el pelirrojo peinando su cabello resplandeciente lejos de sus ojos.
Una sonrisa flaca colgó de mis finos labios.
—Supongo —me encogí de hombros — adelante primo.
Sam carraspeó y se sentó recto en lo que parecía la silla de su cuarto.
—Bien como ya sabes, soy... — dudó.
—¿Gay? — Ayudé dándole ánimos con otra sonrisa.
Mi primo asintió lentamente con un leve rubor contrastando con su pálida piel.
—Pues mis padres se enteraron de mi orientación sexual y de mi noviazgo con Juan y podríamos decir para resumir que no se lo tomaron lo que se dice bien.
Arrugué los labios. El hermano de mi padre por muy irónico que sonase era un hombre de los más homófobo que en ningún momento aprobó que su hermano pequeño se casase con Jackson y desde luego nunca me aceptó como sobrina ya que era....
«¿Un engendro crecido y criado en el pecado que nunca alcanzaría a ser su sobrina?»
Exacto.
Y obviamente ahora de al haberse enterado de lo de Sam no le pareció que digamos correcto.
—¿Y bien? — Suspiré inclinando la cabeza un poco más hacia delante.
Sam tomó una amplia respiración cerrando los ojos por un segundo.
—¿Podría mudarme allí con vosotros?
Parpadeé shockeada mientras el hámster que ponía en funcionamiento mi cabeza se lanzaba a la oxidada rueda decidida a procesar la información que acababa de entrar en mis tímpanos.
Lentamente una sonrisa fue tirando de la comisura de mis labios hacia arriba.
—¡Claro! —Aparté el mechón rosa que se me vino a la cara — Desde luego tendré que hablar con mis padres pero no dudes que te ayudaremos.
Sam sonrió débilmente.
—Gracias Ann, de verdad.
Me encogí de hombres inocentemente.
—Para eso está la familia,¿no?
Mi primo pasó una mano por su cabello con una mueca divertida en sus labios.
—En mis diecinueve años de vida jamás me había sentido tan aliviado.
Reí quedamente.
—Esta bien, cambiando de tema —Me moví en el sitio para quedar prácticamente tumbada sobre las alfombra con los codos como base de sustentación —¿Qué tal con tu novio?
Una sonrisa de pura felicidad surgió en los finos labios de mi primo.
—Si lo tuviese que describir en una palabra sería...estupendo. Es tan... no sé como explicarlo, sólo sé que estoy profundamente enamorado de él.
«Awww....era tan tierno. »
—Me alegro mucho por tí Sammy.
Mi primo frunció el ceño.
—No me llames Sammy —Reí asintiendo — Te tengo que dejar sino llegaré tarde a la universidad, por cierto ya he mandado solicitud de traslado a la de vuestra ciudad, no sé como andará.
Marqué mis dientes en la rosada piel de mis labios.
—Mi padre se encargará de eso, no te preocupes.
—¿El tío George?
Mis cejas subieron.
—¿Quién más?
«Ann, te recuerdo que tienes dos padres, que tú sepas de quien hablas no significa que él que te escucha también.»
Oh...touché.
—¡Dejalo Sammy! ¡Hasta luego! —Me apresuré a colgar cuando el chasquido de la puerta que se encontraba a mi izquierda me puso alarma.
Lancé el teléfono que milagrosamente se introdujo en el bolsillo abierto de la mochila mientras giraba sobre un costado antes de saltar para quedar en pie. Me apoyé en la pared cuando la sangre bajó bruscamente por mi cuerpo haciendo que de forma momentánea puntos negros apareciesen frente a mi vista.
Parpadeé con el fin de apartarlos para enfocar al hombre trajeado que acababa de entrar y me miraba con la pura sorpresa gravada en sus serias facciones.
—¿Quién es usted?
—Mi nombre es Annabeth Smith, hija de George Smith —me encogí de hombros mientras balanceaba mi cuerpo hacia delante — el dueño de este despacho,¿quién es usted?
El hombre se arregló la corbata al tiempo que una sonrisa extraña aparecía en sus labios.
—Encantado señorita Smith, me llamo Christian Sanchez, el dueño de la empresa alimenticia del caso que dirige tu padre.
«Por todos los duendes del mundo.»
Mis claros ojos azules pasaron por aquel extraño hombre. Su cabello negro salpicado en matices grises estaba perfectamente peinado, sus anchos hombros alineados al igual que su espalda y pecho todo en una imponente pose; pero lo que más llamó mi atención fueron sus profundos ojos negros.
«Oh shit!»
(...)
Me dejé caer en los fríos escalones de granito enfrente de mi casa, el viento helado sacudía mis rubios cabellos lanzándoles contra mi rostro y acariciando mis párpados cerrados.
Suspiré débilmente analizando todo lo que había pasado en el despacho de mi padre.
La noche caía sobre la ciudad y seguramente Jackson pronto saldría para meterme en casa arropándome con la manta que siempre llevaba por si acaso.
Eché hacia atrás la cabeza clavando mi vista en el cielo.
Algo vibró en el bolsillo de mi abrigo. Con mis enrojecidos dedos rescaté el aparato que no dejaba de sacudirse iluminado por una luz malva que avisaba de mensaje.
Pasando el dedo por la pantalla lo desbloqueé.
»Abre tu ventana esa noche, tengo una sorpresa. —Blake.
Fruncí los labios apartando un mechón de mi cabello.
¿Sorpresa?
«Miedo me da.»
¡Hola! Me paso por esta historia un segundo para anunciar lo que ya anuncié en la otra que estoy escribiendo. La próxima semana NO PUBLICARÉ.
Tengo una excusa...¿eh?
Me voy de viaje de estudios (no digo de fin de curso porque mi profesora de literatura me mataría xD) a.... FRANCIA. A ver si los franceses son tal cual como nos los pintan jajajaja, ñe broma.
Este es el motivo por el cual no podré subir como mínimo en una semana, al volver juro recompensaros. Nada más pues...
Au revoir!
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Mis dos padres, dos madres y mi estúpido vecino de al lado.#Wattys2015
Ficção AdolescenteMi nombre es Annabeth Gwendolyn Leslie Smith York Thomas, aunque podéis llamarme Ann. En mi vida no existe ningún grado de normalidad palpable. ¿Por qué? Comencemos con mi familia, tengo dos padres gays a los que amo más que al chocolate, dos madre...