CAPITULO CUARENTA Y CINCO. ¿Qué podría pasar?
Me hundí en el viejo sofá que chirrió herido por mi peso envuelta con una cálida manta. Mi cabello rubio seguía húmedo y rizado cayendo en un auténtico caos sobre mi espalda. Froté con vehemencia mis manos heladas intentando que entraran en un mínimo de calor aceptable mientras observaba mi alrededor.
Todos,sin excepción se habían sumergido en las heladas aguas del lago. Una idea que desde lejos no parecía buena y una vez dentro tampoco, pero si uno no hiciese pequeñas locuras la monotonía resultaría treinta veces más cansada.
Mis padres ya secos se apiñaban cariñosamente en un sofá individual;mis madres secaban al pobre Asthon que arrugaba la nariz cada vez que el cepillo de Emily se enredaba entre sus cabellos rubios; Sam y Juan buscaban el calor de el fuego que crepitaba detrás de un sucio cristal y por último Jake con graciosas ondulaciones en su corto cabello castaño se encontraba hecho un gurruño en la otra manta que habíamos traído.
Aparté la vista cuando mi amigo me pilló observándole.
Estiré mis agarrotados miembros expulsando la manta lejos. Necesitaba moverme, la inactividad hacía que mis pensamientos flotaran en una dirección que no podía controlar.
—¿Papás?
Cuatro cabeza se giraron buscándome. Obtuve la atención de ocho ojos completamente enfocados en mí. Lamí mis fríos labios antes de hablar.
—¿Puedo salir a dar un paseo antes de cenar? Por favor – apoyé mis manos entrelazadas bajo mi barbilla haciendo un amago de puchero suplicante.
George fue el primero en contestar.
—Sola no. Y únicamente hasta las nueve, anochece pronto.
Asentí de acuerdo con ambas condiciones y viré bruscamente sobre la planta de mis pies.
—¿Quién me acompaña? —Pregunté escaneando con mis ojos azules a los presentes.
—Yo.—Jake no dudó en levantarse del sofá.
Le dediqué una sonrisa de agradecimiento.
—¿Alguien más?
—Yo.
Ladeé la cabeza con una sonrisa hacia mi hermano mellizo.
—Claro.
Extendí mi mano para que Asthon la cogiese. Los dedos fríos del chico se enredaron con los míos, tiré de él suavemente para indicarle que nos poníamos en marcha ya.
Me abrigué con una chaqueta de lana y tirando de mi hermano detrás de mí salí al exterior.
El aire entró con fuerza en mis fosas nasales trayéndome el aroma alas agujas de pino machacadas y mojadas en el suelo, la humedad del lago y el fuerte amargor de la tierra.
Amaba ese aroma.
Comenzamos nuestro paseo en silencio con el fondo del piar de las aves y suaves ruidos de la fauna del fresco pinar.
—Bueno hermanito ¿qué tal? — Pregunté pateando una roca.
—Bastante bien la verdad. En la escuela me va bien, Liam y yo nos entendemos cada vez mejor y... —la frase quedó en el aire. Arrugué el ceño.—Y...
Mis ojos se apresuraron a escanear el rostro de mi hermano que había adquirido un más que notable rubor. Un cosquilleo nació en mi vientre provocando que las mejillas me tirasen debido a la sonrisa que irrumpió en mi rostro.
—¡Te gusta una chica! — Chillé para inmediatamente taparme la boca.
—¡No!Bueno...puede. Tal vez. No sé. ¿Sí?
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Mis dos padres, dos madres y mi estúpido vecino de al lado.#Wattys2015
Teen FictionMi nombre es Annabeth Gwendolyn Leslie Smith York Thomas, aunque podéis llamarme Ann. En mi vida no existe ningún grado de normalidad palpable. ¿Por qué? Comencemos con mi familia, tengo dos padres gays a los que amo más que al chocolate, dos madre...