CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE. ¡Hay un jodido violador en mi casa!

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CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE. ¡Hay un jodido violador en mi casa!

Los dos días que pasamos en la casa del campo pasaron volando. A pesar de que Emily nos hizo madrugar mereció la pena. El primer día no sembarcamos en una jornada de pesca, donde Jackson mostró su lado más pacífico y calmado. El segundo día un picnic en el bosque. Todo marchó con serenidad y en ningún momento volví a sentir aquello apretujando mi pecho.

Durante el transcurso de esas dos noches Jake y yo seguimos compartiendo besos y bromas. En ningún momento hablamos de los que nos estaba ocurriendo. Una no comete un error dos veces, o procura no cometerlo.Y comerse la cabeza era algo a lo que me negaba.

Sea lo que sea lo que tenía con Jake que pasó claramente el límite de amistad me hacía sonreír y que una extraña euforia chispease por mis venas.

Por eso cuando me monté en el coche para regresar a casa me sentía bien conmigo misma y tenía una idea clara. Iba a evitar a Blake a toda cosa. No era bueno. Yo no le importaba. Aunque aún dolía, el dolor se hacía soportable cosa que días atrás nunca imaginé que fuese posible.

Sentada con el cinturón bien sujeto a mi cuerpo jugaba con mi cabello rubio con los ojos perdidos en la ventana sin centrarme en algo en concreto ya que el paisaje se movía con rapidez ante mi visión.

Tarareando las canciones el viaje también se hizo demasiado corto y cuando me quise dar cuenta el coche ya rodaba sobre el sucio asfalto de nuestra ciudad. El resto de vehículos se aglomeraban a nuestro alrededor gruñendo y soltando volutas de contaminación. El ambiente estaba lleno de bocinazos e insultos debido al lento tránsito que llevábamos.

Al final giramos en la esquina de nuestra calle y la hilera de chalés a ambos lados de la vía aparecieron en mi visión. Sin pretenderlo realmente mis ojos se desviaron a la casa convecina. Me aparté de la ventanilla suspirando.

—Ya hemos llegado – Anunció George. Pude apreciar un matiz de nostalgia a decir esas palabras.

—Muchas gracias por invitarme – Dijo Jake sonriendo a mis padres.

—Nada.Ya eres como parte de nuestra familia ¿verdad cielo? —los ojos marrones de Jackson se posaron sobre mí.

Me atraganté con mi saliva.

—Cl-claro.

Miré de reojo a Jake que sonreía abiertamente divertido.

Puse los ojos en blanco al tiempo que me desabrochaba. Salí de un salto del todoterreno sintiendo en parte un ligero alivio de volver a casa.Aunque echaría de menos la casa del lago.

Cargando con mi desordenada mochila sobre los hombros troté por los escalones que daban pie al porche de nuestra casa. Pasando mi peso de un pie a otro esperé pacientemente que mis padres terminasen de descargar el coche cargando con sus bolsas y todos los bartulos requeridos en las breves vacaciones.

Jake avanzó hacia mí con su bolsa negra colgando a un lado de su espalda y sus ojos marrones centrados en mí. Le contemplé en silencio hasta que se paró a escasa distancia de mí, chocando la punta de sus deportivas con las mías. Bajó su rostro levemente para suspenderlo a la misma altura que el mío y susurró:

—Mañana nos vemos. —Sus labios bajaron a mi oído. Miré nerviosamente a mis padres totalmente ajenos a la escena. —Echaré de menos la casa del lago. Adiós, cualquier cosa ya sabes.

Tragué saliva luchando por recuperar mi capacidad de habla.

—Por supuesto. Adiós Jake.

Los labios del chico se posaron brevemente en mi mejilla haciendo que una oleada de calor sacudiese mi cuerpo provocando que las rodillas me temblasen levemente.

Mis dos padres, dos madres y mi estúpido vecino de al lado.#Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora