CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO.Hazlo.

10.2K 913 60
                                    

CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO. Hazlo

Esto sin duda traspasaba cualquier límite. La realidad se había desdibujado en mi vida hasta que descarriló en un idiota acosador rompe corazones en mi casa. Si en ese momento aparecía un unicornio potando arco iris por la ventana y me llevaba a ver a Peter Pan no me extrañaría nada.

—¿No te parece que sería muy morbo hacerlo en la cama de tus padres?

Abrí los ojos impactada.

—Eres un capullo asqueroso. — Gruñí en su cara.

Los labios de Blake se presionaron en la piel desnuda de mi hombro. El miedo que sentía fue remplazado por asco e ira que me golpeó violentamente por dentro. Presioné mis manos en su pecho permitiendo que el pijama cayese al suelo a mis pies. Usando todas mis fuerzas le empujé lejos de mi burbuja de espacio personal.

—Oh vamos, podemos llegar a un acuerdo — murmuró él acercándose de nuevo.

Resoplé.

—Blake.Vete.

—¿Tanto me odias?

Presioné mis labios en una delgada línea despegando mi espalda de la pared.¿Qué si lo odiaba? No. Quería hacerlo, lo deseaba con todas mis fuerzas. Después de lo que me había hecho sería lo más obvio.Pero sin embargo...era incapaz.

—Sí—Mentí.

Como nos encontrábamos sumidos en la oscuridad apenas podía discernir entre las sombras. Intenté avanzar usando como mapa mental los recuerdos que tenía de aquella habitación. Pero en aquel espectral mapa no había un imbécil por medio.

Me estrellé contra él. Unos fuertes brazos se presionaron en mi cuerpo presionándome contra él. Arrugué la nariz. Una chispa de miedo pasó por mi cuerpo.

Blake era demasiado fuerte para mí.

—Suéltame– Vociferé.

—Angelito— ronroneó con su boca oculta en la curva de mi nuca.

Cerré los ojos un segundo intentando recuperar el aplomo. Necesitaba pensar con la cabeza fría si me dejaba llevar por el pánico en parte sería una forma de perder. Y lo peor de todo es que estaba nerviosa.Terriblemente nerviosa. Hacía más de una semana que no estaba tan cerca del chico y la verdad mi cuerpo comenzó a temblar. No podía obviar el hecho de que el pijama estaba en el suelo.

—Suéltame—repetí esta vez más bajo.

Las grandes manos ásperas del chico descendieron por mi espalda. Mordí mi labio con fuerza mascando la carne entre mis dientes mientras procuraba no dejar de translucir nada.

—Te echo de menos.

Apreté los ojos con fuerza. Los engranajes de mi cabeza comenzaron a rotar a gran velocidad. No podía dejar que me afectara. Era un imbécil.

—Suéltame.

Usando mis manos de apoyo en su cadera me impulsé hacia atrás consiguiendo que mi pecho dejase de rozar el suyo y ganar una distancia entre nosotros dos.

—Una condición.

Puse los ojos en blanco. Aunque no podía verlo supe que sonreía con suficiencia.

—No.Esto es ridículo y carece de sentido. Además de ilegal.

—¿Me vas a denunciar?¿Poner una orden de alejamiento?

Sus brazos me soltaron haciendo que tropezase marcha atrás. Recuperé elequilibrio respirando costosamente. Era una buena opción.

—Pues debería hacerlo —Mascullé con rabia.

Mis dos padres, dos madres y mi estúpido vecino de al lado.#Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora