THE HUENINGZ (Editando)

2.|Click

"Click, click, click, click".

La manija de la puerta hizo un último click más fuerte. La puerta fue azotada y antes de que pudiera gritar, ambos mellizos ingresaron dándole la espalda.

Todo fue un plan de la melliza menor, Bahiyyih. Kai al principio no estuvo de acuerdo, pero al ver que había funcionado, dejo sus quejas. Ya estaba hecho después de todo.

—¡¿Que diablos creen que hacen?! Par de mocosos irrespetuosos. Salgan.

Obviamente no iban a ver directamente a los ojos a su padre por dos simples razones: La primera, tenían miedo. La segunda, porque acaban de irrumpir en el baño personal de su padre sabiendo que estando en el inodoro no podria escapar.

—Me niego. Es decir... Nos negamos a ir a Corea por mero capricho tuyo. Se adulto y madura.

Incluso habían llevado unas mascarillas especiales que Bahiyyih había encontrado en el ático; en su último accidente, dónde le caia un celular en la cabeza a su padre debido a ella, la habían castigado, el castigo consistía en limpiar el ático, lugar donde había encontrado las máscaras.

—Mira nada más... Criminal hablando de inocencia...

—Mi único crimen es ser hermosa... —sintió un codazo de parte de Kai. Ella volteó hacia su mellizo con el rostro confundido y tras unos segundos frunció el ceño al notar el desvío—. ¡Papá, no me cambies de tema!

Kai estampó su propia palma contra su máscara que estaba cubriendo su rostro.

—La que cambio de tema fuiste tú. Pequeña descerebrada... —murmuro muy bajo pero audible.

—Vayan al punto de todo esto.

Ambos se observaron, en lo que se podía pues con las máscaras apenas si veían los ojos del otro por los lentes gruesos. Entonces Bahiyyih sonrió aunque nadie lo notó.

—Te he dicho que nos negamos a ir a Corea. No puedes hacernos eso, somos tus hijos.

—Fijate que no me importa ni un poco.

—¡Uhg, no seas infantil! Solo era un televisor. Es algo normal que los niños se metan en problemas.

—Exacto, niños. Ustedes tienen 17 años.

Bahiyyih iba a contestar, pero no pudo. El castaño a su lado la golpeó interrumpiendo lo que sea que fuera a decir; seguro de que diría alguna idiotez, como siempre.

Mientras Bahiyyih hacia un drama silencioso como si acabarán de romperle una costilla, Kai aprovechó para empujar a la rubia fuera del cuarto de baño, cerrar y poner cerrojo.

—¿Tienes idea de cuánto me costó abrirla?

—Justamente por eso pongo el cerrojo. Al paso que vamos, no lograremos nada. Si vas a opinar o decir algo piensa dos veces.

—¡Kamal! Abre la maldita puerta.

—No. Si permito que digas algo más lo vas a arruinar.

Al otro lado se puso escuchar como los golpes habían cesado, pero fue reemplazado por un jadel lleno de indignación.

—¡No es como que tú hayas hecho algo! Yo encontré las máscaras, yo fui la de la idea al igual que yo abrí la puerta. Tengo derecho de expresar mi opinión.