3.|Los mejores

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Las personas se estremecieron, algunas saltaron del susto y otras simplemente se sorprendieron al escuchar el grito más agudo que, probablemente, hayan escuchado en sus vidas.

Pero a la dueña de aquel grito, desgarrador y letal para el oído humano, no le importo que los presentes la acribillaran con la mirada.

¿A quien demonios le importa la opinión de desconocidos, cuando te llevaron con engaños a un país al que no querías ir?

Se arrodilló, suplico e incluso lloró haciendo una escena que, para el ojo de cualquier persona, era una exageración absoluta. No importaba cuánto berrinche hiciera, ya estaba en Corea y no había vuelta atrás considerando que su padre no pensaba comprarle un boleto de vuelta a casa.

—¡Por lo que más quieras en el mundo, o sea yo, no nos dejes aquí!

—Digas lo que digas, no voy a cambiar mi decisión. Llegó el momento de que convivas y conectes con tu segundo origen.

—¡Pero no quiero!

La castaña, que aún tenía los brazos abiertos lista para recibir un abrazo de su joven hermana suspiro y los bajo, por lo que estaba viendo, Bahiyyih no estaba ni enterada de que viviría en Corea en sus últimos años de preparatoria, probablemente también sus años universitarios, pero eso ya dependía de a qué universidad quería ingresar sea en corea o en el extranjero.

Kai se acercó con los ojos cansados y el cuerpo muy rígido.

—¿Tú también?

Entendió rápidamente la pregunta de la mayor, negó y después reposó su frente contra el pilar al lado de la castaña.

—No pude descansar como me gustaría por culpa de tu escurridiza hermana.

—Je, te recuerdo que es tu melliza.

Kai soltó una leve risa.

—Si no fuera por el parecido físico, juraría que se confundieron en el hospital y me cambiaron de hermana.

Retrocedamos un par de horas... Unas  catorce horas para ser más precisos.

Cuando el avión ya estaba por los cielos, la familia en sus respectivos asientos trataba de matar el tiempo. Sería un largo viaje. Ya era de noche así que el mayor pidió a los menores dormir en el transcurso del viaje. Lo cual fue imposible para una rubia sumamente inquieta que llevaba moviéndose de un lado para otro en busca de que hacer.

—Deja de moverte... —pidió apenas audible su mellizo.

—Estoy aburrida.

—Ponte a contar ovejas.

—No veo ninguna por...

Sin siquiera la dejó terminar su oración la interrumpió con un simple "olvidalo". No tenía ganas de explicarle a Bahiyyih lo que trataba de decir. Su padre había dicho que llegarían en la mañana, así que era mejor descansar. Considerando que estarían horas en el avión y tendrían que acostumbrarse al cambio de horario.

No pasó ni media hora cuando su sueño fue interrumpido y paso de estar en un concierto, de su artista favorita, a ver Hoshino Ai con la cara de su melliza cantando de la peor forma posible el opening de una serie para niños. Entonces sus ojos se abrieron con horror observando a sus lados. Su padre estaba igual que él, y a su derecha ya no se encontraba Bahiyyih.

Maldijo por lo bajo al darse cuenta que lo que había interrumpido sus sueños fue la espantosa voz de su melliza cantando sin una pizca de melodía.

—¿En qué momento llegó a la cabina de control?

THE HUENINGZ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora