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Lunes, todos odian los lunes y este inicio de semana no era la excepción.

Era la última semana antes de comenzar las dos semanas que tendrían como vacaciones de verano. Era ahora cuando cada estudiante estaba nervioso por ver si podía disfrutar de esas dos semanas, o si estarían dos semanas sin despegarse de su asiento y escritorio rodeados de libros y cuadernos.

Uno que otro estudiante estaba relajado, haciendo planes con su grupo de amigos. Ese era el caso de las amistades de la azabache Hong Eunchae del aula 2-B.

—¿Un viaje?

Eunchae asintió.

—Hace poco volví a ver a una amiga de la secundaria. Intercambiamos teléfonos, una cosa llegó a la otra y se le ocurrió hacer un reencuentro con nuestros antiguos compañeros de la secundaria.

—Ya veo. Que mal, pensé que podríamos vernos... —suspiro—. Cómo sea, espero que te diviertas y me cuentes que tal estuvo el viaje.

—Si, me aseguraré de contarte todo, te llamaré y enviaré fotos también.

Bahiyyih asintió sonriente. A veces olvidaba que, a diferencia de ella, Eunchae tenía muchos amigos.

—¿Tú tienes planes?

—Oh, jeje —Bahiyyih golpeó su frente contra el muro a su izquierda—. Haré planes cuando obtenga mis calificaciones.

—¡Te aseguro que no has reprobado ni una sola materia!

—Dios te oiga...

Ambas guardaron silencio al percatarse de la atención de sus compañeros estaba centrada en la ventana. Con las manos juntas Kim Dayeon y Ezaki Hikaru no paraban de suplicar clemencia.

—Te lo pido dios, buda, Santa Claus o cualquiera que me escuche... ¡No permitas que está fiel creyente tuya pase todas estas vacaciones de verano tras un escritorio rodeada por toneladas de libros!

—Todo poderoso dios de la guerra Ares, o señor de los cielos Ra o como te llames, que no me hayan reprobado en ni una sola materia.

—¿Que hacen?—. Preguntó incrédula Bahiyyih sin atreverse siquiera a acercarse al par de chicas.

—¿No era que Hikaru no creía ni en las promesas de sus padres?—. Comentó con gracia Eunchae.

—La desesperación puede cambiar las creencias de las personas.

Ambas voltearon hacia la persona que acaba de acercarse, Eunchae rió, en cambio Bahiyyih solo desvío la mirada hacia donde estaban ambas chicas soltando incoherencias incluso hacia dioses griegos y Egipcios.

Eunchae notó la repentina evasión de su amiga hacia el presidente estudiantil. No sabía que había ocurrido, pero después de ese fin de semana, estaba segura que Bahiyyih no le había dirigido la palabra a Taehyun.

Quería saber que había ocurrido, quería preguntar, pero no se atrevía. Sentía que era demasiado pronto.

Eunchae había notado que Taehyun estaba igual de incómodo siempre que Bahiyyih evadía el contacto con él. Tenía que hacer algo, pero no sé le ocurría nada. Y como la cobarde que siempre fué, no hizo ni dijo nada. Solo quedaba esperar que apareciera Kai.

—Sobre la fiesta... —Taehyun fue el primero en romper el silencio incómodo que había reinado entre los tres. Pero fue rápidamente interrumpido por Bahiyyih.

—Maldición —murmuró—. Olvidé devolver algunos libros a la biblioteca, la señorita Jihyo va a comerme viva...

—¿No puedes devolverlos hoy?—. Preguntó la azabache.

THE HUENINGZ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora