€ RET €
«SEMANA DEL INFIERNO:
(3.º) DÍA CON DONNIE»
Meditabunda, acostada en mi cama, recuerdo los minutos que pasé al lado de Allen, antes de que Donnie venga a buscarme.
Aún siento su presencia... Aún puedo sentirlo a mi lado, dentro de mí. Y sus manos, unas que fácilmente podrían romper mi cuello, o, sostener con la misma adoración que mi cuerpo, una botella de vino..., me vienen a la mente.
El modo en cómo me habla... Ese estilo tan extraño de época que tiene para hablarme... ¡a mí!, a su amada. Eso es único. Él es único. Si no fuera un bebedor empedernido sería el chico perfecto.
Ay, carajo.
Me siento atraída por él. Y no lo pienso como una pregunta o una sugerencia por mi atolondrado subconsciente adicto al sexo. Lo digo de verdad. Lo estoy afirmando.
Siento algo igual por Jared, una infinita ternura que me atrae hacia él, y me obliga a confiar ciegamente en todo lo que él diga. ¿Será amor o aprecio? Me gustan los dos; eso es seguro. Pero... ¿de la misma forma? No, en definitiva, no. No me conviene comparar lo que siento por el otro en momentos cruciales como estos. Se supone que debo encontrar una manera de despistar a Donnie para poder escapar.
Ahora sí lo digo en serio: hoy me escapo de aquí.
Tengo que escapar de aquí. Tengo que escapar de aquí.
No debo olvidar la misión. No debo olvidar la misión.
Estos sentimientos no deben ofuscar mi plan de escape.
No debe tardar en llegar.
Debo prepararme.
Me doy una ducha rápida, y hago mi tratamiento de belleza frente al espejo. No me esfuerzo en maquillarme porque sé que no saldremos; siempre han sido citas dentro de esta choza con calefacción en los cuartos y cocina de primera mano. Además, no necesito maquillarme o usar brillo labial. Jared dice que mis labios se ven mejor, sin esos productos que despistan el color natural en mis labios. Y Allen, justo ayer, a media noche, me dijo que mis ojos son demasiado brillantes como para ponerme esas líneas que machacan su grandeza natural.
Ese par...
Abro la puerta del baño, con la ropa interior a la vista, mientras seco los rizos de mi pelo con una toalla especial de baño.
Poso los ojos en mi cama tendida hace minutos, y descubro un paquete con listón rojo en medio de ésta, con una nota rosa doblada a la mitad. ¿Qué será? O, mejor dicho, ¿quién la puso ahí?
Contesto mi propia interrogante, cuando camino hacia ese regalo de aspecto promedio, lo pongo en mi regazo al sentarme a los pies de la cama, y leo la nota a modo de orden que dice: «Póntelo esta noche. Te amo.»
Decido no provocarlo y consentir su ego. Al fin y al cabo, no tengo un vestido o una falda bonita que modelar para ninguno. Y conociéndolo... Será mejor usar lo que hay en esta caja.
Quito la tapa y descubro su contenido.
¡Oh, fuck!
€€€
Éste no es el vestido menos bonito que he usado en mi vida, pero tampoco es lo que imaginé cuando abrí el obsequio de Donnie. El de mi fiesta de primera comunión fue peor; sólo eso diré.
Me observo frente al espejo de cuerpo completo, y pongo una boca de pato ante la imagen que estoy mostrando. El vestido en sí no es tan escotado o seductor. Está en mi color favorito: negro. Es largo, hasta mis rodillas. No tiene adornos o flores de bordado como acostumbro a usar, y su tela es suave y delicada como algodón.
ESTÁS LEYENDO
Dos están bien, pero... ¿cuatro? [Poliamor #2] (BORRADOR) ✔️
Teen FictionSucedió durante la noche de graduación, la noche en la que me creí invencible, la noche en la que creí que cambiaría mi vida para bien, no para mal, la noche en donde conocí a aquellos cuatro misteriosos con caras de lobos que me arrebataron mi vida...