Capítulo 33

1.1K 84 0
                                    

€ RET €

«SEMANA DEL INFIERNO:

(2.º) DÍA CON ALLEN»

Jared despertó temprano. Demasiado. Ni siquiera sentí cuando se fue. ¿Me dejó como a las tres de la mañana?, ¿a las cuatro? Debió ser antes de las cinco. Como sea, amanecer sin él a mi lado, después de la noche que pasamos y todas las cosas que compartimos, me dejó con un vacío en el estómago.

Me sentí rara.

Me puse triste.

Me levanté de la cama, maldiciendo a Jared por dejarme sola; y a Allen, momentos después, por interrumpir mi ritual de belleza en la ducha, justo cuando iba a lavar mis partes íntimas.

La puerta de la habitación del baño se abrió, de un segundo a otro, sin verlo venir o siquiera prever.

—¡¿Qué carajo?! —blasfemo, mientras veo la alta y delgada figura de Allen, con esa sonrisa de niño coqueto en los labios.

—Uuh... —dice, metiendo sus manos en los bolsillos de su chamarra, despreocupado, mientras yo me cubro los senos—. Esa boquita, Madame.

—¡Largo de aquí! —digo, furiosa.

Le doy la espalda, y dejo que el agua caliente caiga sobre mi pelo lacio, por estos momentos, en lo que yo decido qué hacer para quitármelo de encima.

Pero, ¿cómo hago eso?

¡Y para colmo de colmos... no hay una puta cortina de baño!

¡Tiene que ser una broma!

—Allen, vete de aquí, por favor. Me estoy bañando.

Hace caso omiso, y se acerca un poco más a la tina que también sirve como ducha.

—Lo siento, Madame. Pero nuestro día comenzó hace dos minutos, y no pienso dejar que tus horas bajo el chorro de agua me quiten los derechos de mi día contigo.

Está tan cerca de mí que podría alcanzarme con su mano si lo deseara, o si yo se lo pidiera.

—Eres tan hermosa —musita en un halago.

Suspiro, cansada, —Ya casi termino. Vete, por favor.

—¿Perdón? Creí que habías dicho que, en nuestro día, podríamos hacer lo que nosotros queramos contigo. ¿No fueron esas tus palabras?

Mierda.

—Sí, bueno...

—¿Te retractas?

—¿Qué? No. Sólo quiero privacidad ahora, por favor —pido, ya por tercera ocasión.

—Porque si te retractas de tus propios términos... —empieza a decir, cómo todo un fanfarrón—, nosotros también podremos retractarnos de los nuestros...

Mi cabeza gira en su dirección, al oír esa amenaza.

—No se atreverían.

—Cogerte a mi hermano no te ayudará a acelerar tu escape —dice, irradiando de celos, claros y directos a la sensación rara en mi barriga.

—¿Qué dices?

Me mira, expectante e inflamado de achares.

—¿Entonces es verdad?

Sonrío con diversión, ya que él no puede verme.

—¿Estás celoso? —pregunto, dubitativa, volteando mi cuerpo y cara para mirarlo.

Su expresión es miedosa y acorralada. Ja, lo tengo, —No, no lo estoy. Nosotros... no podemos sentir celos, no entre... hermanos.

—Está bien si te enojas, ¿sabes? Eres humano, tienes sentimientos encontrados en esta... relación —me las ingenio para decir sin tartamudear.

Dos están bien, pero... ¿cuatro? [Poliamor #2] (BORRADOR) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora