Capítulo 51

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«SI VOY A MORIR...»

Tic tac...

Un sonido vacuo para algunos. Un estrépito desencadenado para otros. Una constante que sólo puede significar el fin de una vida que se acaba para aquellos que están cerca de caer en los brazos de la muerte. Tic tac... Mi vida ahora tiene un temporizador. Corro contra reloj. Salto los minutos. Mi corazón se agita en angustia cuando volteo y descubro la aguja del segundero cada vez más cerca de mí. Quiere partirme en dos. ¿Cuánto tiempo me queda? ¿Dos días? ¿Uno? ¿Media hora? ¿Un minuto? ¿Y si éste es mi último segundo?

Mi alma se inquieta cuando releo la amenaza escrita por un desconocido que viene a por mí con toda la intención de arrebatarme lo que ahora considero mi nueva vida.

Les hará daño.

Te voy a quitar lo que más adoras, perra fría. Ahora es un paquete vacío. Pero algún día te enviaré el corazón de uno de ellos envuelto en papel de Navidad y con listón para regalo.

Eso es. Para mí es un aviso, una advertencia, una manera ingeniosa de decirme que puede que este mes sea el último que viviré. Es un camino tortuoso que al final conseguirá vencerme; eso lo supe desde que besé a Mike creyendo que era Carlos en el pasillo de mi antigua escuela. Lo intuí desde que me metieron en la cajuela de su auto y me trajeron a esta casa de los locos.

No quiero ser la víctima. O aparentar inocencia en donde es obvio que perdí desde hace tiempo. Yo sabía en lo que me estaba metiendo. Sé en lo que estoy metida. Y lo peor es que no quiero salirme aun cuando sé adonde me puede llevar seguir caminando por este terreno: la muerte.

La nota en mis dedos es arrebatada por Allen. Levanto la cara de golpe y me encuentro con su expresión seria y ojos concentrados en lo que sea que estuviera platicando con sus hermanos antes de verme leyendo otra vez ese aviso.

—Ya basta —dice; es la primera vez que se dirige a mí con una orden que esté obligada a acatar.

Le sostengo la mirada y lo miro con ojos de: «Ja, como si fuera tan sencillo.» Y no me refiero a dejar de leer o a mirar esa nota como si de ella fueran a salir los tipos que quieren asesinarme. No. Es peor porque es imposible prohibirle a un propenso a sufrir un ataque de ansiedad que no imagine eventos catastróficos. Si de por sí es insoportable imaginarlo, intentar dejar de hacerlo es una pesadilla de la que no te puedes despertar.

Porque ahí reunidos, es en lo único que puedo pensar. En la muerte. Mi instinto nunca se equivoca; sabía que esa intuición que no me ha abandonado desde que desperté dentro de la cajuela de su auto: sería eterna. Algo dentro de mí me dijo que no pasaría de los dieciocho años. Y tenía razón. Quizá no fue la predicción exacta que entendí en su momento, pero ahora está haciéndose realidad.

Van a matarme. Van a matarme y no será rápido. Antes me harán sufrir. Antes querrán herirme de maneras que jamás habría imaginado o soñado ni en mis peores pesadillas.

Miro a mi alrededor: Jared se muerde el puño que se ha llevado a la boca con gesto ausente; pero yo sé que está pensando. Allen ha hecho un puño la nota que me arrebató mientras mantiene su ceño fruncido en segundo plano. Donnie mira el peón en su juego de ajedrez como si intentara darle un propósito a su posición en el tablero. Y Mike... Mi rubio no ha dicho nada que pueda darle una tregua a mi angustia. Sé que está planeando su próxima jugada, lo sé; por eso no quiere decir nada que pueda poner en riesgo los planes en su cabeza. Pero me gustaría que dijera algo.

—Es Lisa. Obviamente debe ser ella. Piénselo, odia a Ret porqué le quitó a Mike. Mike la rechaza, entonces ella decide desquitarse... Esto es una especie de venganza en contra de él. Tiene que serlo —deduce Jared.

Dos están bien, pero... ¿cuatro? [Poliamor #2] (BORRADOR) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora