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«EL ENGAÑO»
Necesito salir de aquí...
No debo olvidar mi juramento hacia mí misma.
Ellos no son humanos, pero tampoco son monstruos. Y no merecen ser juzgados o prejuzgados por el modo en cómo deciden tomar el control de su propio instinto. Al fin y al cabo, eso hacemos todos cuando nuestros cuellos están en riesgo. Y..., las sogas que ciñen sus cuellos han estado apretando sus manzanas de Adán desde hace mucho tiempo, incluso más del que yo creo.
En más de una ocasión he podido averiguar lo que les sucedió hace años... en algún lugar de este mundo, que los cambió para siempre. O..., si no fue posible que me dijeran lo que les pasó con exactitud, soy capaz de definirlo. O de verlo. A través de esos ojos ámbar, verdes, negros y... azules... puedo percibir su lucha, y fría actitud, que enmascara su verdadera naturaleza.
No soy idiota. Además, ningún infierno es del todo bonito. Hay infiernos malos, y algunos buenos. Envejecer en un mundo injusto e inmoral es prueba de ello. Sí existen los tormentos manejables.
No es una imagen exactamente tierna la que tengo en mente, la de sus diferentes pasados lamentables que, algunas veces, desearía no estar descubriendo. Porque no puedo perder el juicio al lado de ninguno de esos idiotas. No puedo enamorarme, sería estúpido. ¡Es Síndrome de Estocolmo en toda su gloria! ¿Qué carajo's les pasa a mis malditas hormonas? Bueno, de todos modos, no importa. Esto se puede curar fácilmente. Es como sentir un crush colegial por un imbécil de tercer año, puedo manejarlo. La cura es alejarse y huir de la escena del crimen.
Ahora que lo pienso..., casi toda mi vida he estado huyendo.
Sentir empatía por alguien más siempre me ha parecido un sentimiento extraño, quizás porque mi padre jamás me enseñó a conocer a fondo a otro ser humano. Ni siquiera ha intentando mantener alguna relación conmigo, fue como si me hubiera olvidado.
Pero esos malos recuerdos ya no me interesan.
Carlos, Meredith, Jess y Sophia, nunca he tenido problemas para comunicarme con ellas o él. Por alguna razón, mis amigos siempre han tenido la certeza de poder confiar en mí sin dudarlo. Ellos me necesitaban, y yo también a su amistad. Pero eso no fue suficiente para mí porque en algún punto también empecé a mentirles de cómo me sentía respecto a la indiferencia de mi padre. No me gusta mencionar mucho eso. Ellos no entienden que, a pesar de que ni él o yo sintamos amor por el otro, a nuestra extraña manera hemos aprendido a lidiar con el dolor que el otro nos ocasiona día a día. Odiaba admitirlo, pero mi padre (indirectamente) me enseñó a cubrir mis huellas, las de cualquier rastro emocional o sentimental que pudiera ser aprovechado por otra persona. Tal vez esa innata habilidad me prohíbe abrirme por completo con otro ser humano.
Nunca mostré debilidad, siempre he mantenido una apariencia tenaz, y ruda cuando hablo o me enfrento contra alguna amenaza. Sin embargo, es extraño (para mí) que esos escudos o murallas estén en toque de queda por el momento. Aquí no necesito mantener alguna apariencia, excepto la obvia sobredosis de barra de vida que me permitió liderar este arriesgado plan en primer lugar.
Pero había triunfado.
Lo hice.
Seguí mis instintos, y probé el fruto prohibido para despistar a mi atacante.
A veces tenemos que hacer algunos sacrificios para asegurarnos un lugar en la mesa.
Y hoy es el día...
Hoy me escapo de aquí.
No volveré a pisar este terreno maldito lo que me reste de existencia.
Fue un buen trato: un día para cada uno en donde podrían hacer lo que quisieran conmigo, y a cambio, ellos me dejarían veinticuatro horas para despedirme de mis seres amados adecuadamente. Ese sería mi chance para escaparme de su vigilancia. Usaría la vieja estrategia para huir de su lado, de cualquiera de ellos que vaya a dejarme en alguna esquina de en donde sea que nos encontremos. Estoy casi segura que ya ni siquiera estamos en el estado de Washington. Sólo espero que no sea Mike, o, Donnie el que tenga que entregarme a una calle cercana a una estación de policía.
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Dos están bien, pero... ¿cuatro? [Poliamor #2] (BORRADOR) ✔️
Teen FictionSucedió durante la noche de graduación, la noche en la que me creí invencible, la noche en la que creí que cambiaría mi vida para bien, no para mal, la noche en donde conocí a aquellos cuatro misteriosos con caras de lobos que me arrebataron mi vida...