Capítulo 61

1.2K 63 2
                                    

€ RET €

«¿FELICES PARA SIEMPRE?»

Jess...

Su nombre, nuestra amistad, todo lo que compartimos y fuimos, lo que pasamos juntas, las promesas que le hice, lo que nos dijimos, la última llamada que ella me hizo cuando apenas salía de mi casa hacia la noche de graduación...

—¡Estoy emocionada, Ret! Uf, qué nervios. Jesús, ¡qué nervios! —dijo, y se rió.

Me reí con ella. —Yo también, estoy súper nerviosa. Me sudan las manos y los pies —le confesé.

—Aish, ¡qué asco, Ret!

Volví a carcajearme. —Pero también estoy muy emocionada, amiga. Demasiado. Y tengo un miedo nivel que hasta se me adelanta la regla, Jess. Te lo juro. Llevo un tampón en el bolso por si acaso.

Su contagiosa y sonora carcajada revoloteó las mariposas en mi barriga. —Yo más, Ret. Yo muchísimo más. Hoy será el primer día de nuestra siguiente vida.

—Has estado viendo La Casa de Papel, ¿no es así?

—Cállate. ¡Amo a Tokio!

Me reí. —Y yo a Nairobi.

Y... sin imaginarlo, ella me lo dijo así, sin remordimientos o consecuencias que temer (por Carlos), y me respondió:

—También amo a Ret.

Sonreí sin hacer ruido alguno. —También amo a Jess.

Jess me amaba. Más que a una amiga, una hermana, una chica con la que cruzas miradas y te quedas enganchada por su belleza. Me amaba. Sintió demasiado por mí, y yo le ofrecí tan poco durante años.

Oh, amiga, perdóname por nunca poder amarte como tú me amaste a mí.

Me hubiera gustado hacerlo. Me hubiera gustado haberme enamorado de ella. Me hubiera gustado que conociera a mi bebé. Me hubiera gustado que lo cargara, que lo llamara su «nene consentido», y que éste o ésta a su tiempo la llamara «tía Jess».

Mi bebé...

¡MI BEBÉ!

Me despierto con el grito sacudiendo mi garganta, y pataleando con fuerza debajo de las sábanas que asfixian mis piernas.

Malditas pesadillas.

Los monitores se alteran, y mis chicos se inquietan. A mi alrededor los cuatro padres de mi pequeño Alíen se juntan e intentan controlarme, hacer un esfuerzo por sostener las piezas frágiles de mi cuerpo, lo que aún no se ha roto.

—¡RET! ¡Amor, tranquila!

Unos brazos fuertes y cálidos me mantienen segura en mi cama. Como desearía que no se extinguiera nunca esta sensación. Pero tarde o temprano la pausa, el luto, o como se le llame, debe terminar. Todos debemos atravesar el ojo del huracán.

—Tranquila, mi vida. Tranquila... Ya estás a salvo.

—No... No lo estoy. No lo estaré nunca.

—Sí, lo estás —dice Mike—. Y lo estarás.

—Oh, Mike. Sophia es la jefa —digo, y admito al fin—. Ella planeó todo esto. Ella iba a secuestrarme justo al final de la noche de graduación, pero no pudo porque ustedes se le adelantaron —siento que estoy expulsando una píldora enorme después de meses de asfixia—. Ella contrató a Clint, y utilizó a Lisa para decirme todas esas cosas horrible sobre ti, Mike. Quiso ponerme celosa, no sé, para que saliera de la casa tal vez —sollozo—. Me dijo que... iba a matarme delante de ustedes, porque... Mike, ella dijo que su hermano mayor Carter era enfermero, y que trabajó en el orfanato «Las cuatro estaciones».

Dos están bien, pero... ¿cuatro? [Poliamor #2] (BORRADOR) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora