Capítulo 11

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💄 JESS 💄

«COMPLETA»

Perdí mi virginidad en una fiesta de fraternidad con un bonachón que estudiaba Arquitectura. Tenía diecisiete años. Fue doloroso y satisfactorio. Usamos protección: un condón sabor fresa.

Nunca he estado con un virgen. No sabía que Carlos era virgen. Creí que Ret y él habían... Creí que Ret por fin había permitido... Pero no. Carlos me dijo que ella no quería perder su virginidad hasta después de casarse, cosa que él respetó. Hacían juegos pervertidos sin tener sexo como tal. Nos contaba sobre su miembro, lo grande que es y lo dura que se le ponía cuando ella lo chupaba en sus tardes de citas.

Ella elegía contarnos las cosas o no, nunca la obligamos o ella se sintió necesitada de recurrir a nosotras para hacerlo. Eso me encantaba de Ret: su fortaleza, su fuerza de voluntad, su amor propio. Ella jamás nos necesitó, Ret siempre estuvo con nosotras, con Carlos, porque quiso, porque le apetecía y disfrutaba nuestra compañía.

Aprendimos de Ret; ella nos educó para bien, para mejorarnos como personas. Nos enseñó a poner límites y a establecer reglas.

No fuimos esa clase de amigas que dijeron cuándo, dónde y con quién tuvimos nuestra primera experiencia sexual. De no haber sido por Ret, hubiéramos sido un squad que se cuentan hasta de qué color fue la pintura del auto en donde nos desfloraron. Ella nos enseñó a ser discretas, a decir: "¿Qué te importa?", cuando una pregunta nos hacía sentir incómodas o era demasiado personal.

Ret se encargó de enseñarnos de todo, antes de que el destino se encargara de arrebatárnosla.

Pero..., sólo por hoy, por unas horas, con alguien que me recuerda a la persona que más amo en esta vida, en exceso, quiero olvidarme de todo.

"¿Estoy loca?" Probablemente.

"¿Quiero esto?" La verdad es que sí.

Estoy caliente, deseosa, quiero sentirlo, quiero su rudeza, su pureza, su virginidad... Quiero llamar algo mío por primera vez. Lo quiero a él; en sus ojos veo demasiado de Ret, de esa bonita pelirroja que me robó mi primer beso a los quince años. También la quería a ella. Quería encontrar su experiencia en el cuerpo de su novio.

Necesito tanto esto: distraerme.

No he tenido intimidad con un hombre... o con una mujer, desde hace tres meses. Ret me absorbió por completo. Bueno, a todos. Ella es un sol, siempre lo ha sido. Jamás la hemos envidiado por eso; además, Ret nunca fue soberbia o arrogante, ella siempre se mantuvo amable y fue muy dulce con nosotras.

Incluso en estos momentos de tensión sexual, no puedo dejar de pensar en ella. No puedo apartarla de mi cabeza, pero está bien, porque sé que él tampoco puede verme en su habitación, sin imaginársela a ella en mi lugar, para poder tener una erección.

Nos encontramos frente a frente, a puerta cerrada en su alcoba, con su inmensa cama rectangular de deportista a nuestra disposición; una cama en la que Ret se ha acostado, ha estado desnuda, de piernas abiertas, y se ha desahogado con la lengua de Carlos en su feminidad mientras ambos pensaban el uno y en el otro.

Y, en este caso, yo pensaré en Ret, y él también. Ambos nos concentraremos en la persona que más hemos amado, y que más daño nos ha hecho con su ausencia. A la única chica que perdimos sin nuestro poder en la decisión. Todos ganamos cuando me penetró, me marcó... por primera vez en su cama, en su vida, en su silencio después de la euforia experimentada cuando ambos alcanzamos el clímax y nos derretimos en su cama.

Pero ya llegaremos a eso.

Antes tuvimos que pasar por el toqueteo sucio, por las inseguridades y las alarmas en nuestras cabezas que nos gritaban constantemente: "ESTO ESTÁ MAL". Pero, como ya había dicho antes: "No podemos evitarlo".

Dos están bien, pero... ¿cuatro? [Poliamor #2] (BORRADOR) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora