Capítulo 58

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«¿QUÉ HA DICHO?»

Me siento indefensa, quizá porque estoy conectada a un monitor que mide la frecuencia de mis latidos, y tengo una intravenosa que me pone los pelos de punta mirar.

Iugh, guácala.

Me da escalofríos. Ñáñaras. No me gusta la imagen que proyecta mi antebrazo. Creepy.

Aparto los ojos de esa herida contenida y me acaricio la barriga, pensando en cómo contarle a mis amigas y... a Carlos sobre el bebé.

Me da miedo que piensen que me he vuelto completamente loca cuando les cuente lo que sucedió durante estos tres meses de supuesta angustia. Van a pensar que soy la persona más egoísta que han conocido. De seguro ellos vivieron un infierno cuando se enteraron de mi secuestro, y yo ahí en la casita de los locos bien campante, feliz de la vida, cogiendo, comiendo a mis horas, riendo y siendo atendida como una reina.

Me van a tachar de mala amiga, egoísta e idiota. Una completa estúpida. Porque sólo una bruta como yo se enamora de quien le hizo daño al principio.

Mer, Sophia y Jess estarán aquí en segundos. No quise ver a Carlos..., por obvias razones. Es una tarea que le encargué a Tita, mi nueva mejor amiga y confidente, cuando vino a dejarme un postre y a recoger la charola, se inclinó llena de parsimonia y me susurró un rápido pero audible: Madame, tu Duque está aquí.

Mi corazón bombeó de felicidad, y mis ojos volvieron a la vida. No sólo era Mike, Allen también vivía. Y apuesto que Donnie y Jared no demorarían en darme alguna señal que pueda volver a ponernos a todos en la misma onda.

Aquí están. Todos ellos. ¡Viven!

Aún no sé cómo es que mi enfermera personal está al pendiente de los deseos de mis chicos o cómo es que los conoce. Mike jamás me habló de ella. Pero no hubo tiempo de discutir ningún detalle después de que ambas compartiéramos una dulce mirada abierta a la alegría, porque le pedí a Tita que le dijera al doctor —que está a cargo de mi caso— que sólo dejara pasar a mis amigas.

Primero son ellas, mi squad. O quizá estaba postergando el verdadero problema: Carlos, mi ahora exnovio, o, algo parecido a un amigo con el que compartiste partes de tu intimidad. Mierda, si hasta mi nombre se tatuó con tinta roja. ¿Cómo pude haber olvidado eso? En su momento me sentí halagada y había significado un mundo para mí. Ahora se ha convertido en un recuerdo del pasado que rememoro con cariño, pero no con letras grandes y significativas que podrían deletrear la palabra «amor».

Sí..., prefiero enfrentarlas antes y pedirles perdón por no haberles calmado los nervios, que enfrentar a Carlos con una de mis muecas tontas y adorables... que pongan de cabeza los sentimientos que ahora nacían por sí solos.

Suspiro y dejo caer mi cabeza en la almohada, mientras pienso en cómo decirles que me enamoré hasta la coronilla de cuatro maniacos que me secuestraron. Ni yo misma entiendo en qué momento sucedió. Con Mike lo entiendo porque a él lo conocí desde los seis años y entre nosotros ya existía ese vínculo. Pero con Donnie, Allen y Jared aún no lo tengo claro.

—¡Ahhhh...! —me quejo en voz alta.

¿Cómo decirles?

Tita me dijo que papá fue a hablar con periodistas y la prensa sobre mi "rescate". Mi conveniente rescate. Aún no sé cómo funcionó o se desencadenó el SWAT en mi secuestro exactamente, no me refiero a que nunca habían oído hablar de mí o no estuvieran al tanto de la situación, sólo pienso que fue extraña la manera en cómo se sintieron las cosas después de que Clint muriera. Por ejemplo: ¿cómo supieron en dónde encontrarme? ¿Quién les dijo? Y..., esa chica, la paramédica, ¿cómo supo quién era si no tenía en mi poder alguna identificación? ¡Porque hasta el apellido lo tenía claro! A no ser que mi cara fuera noticia mundial y ella diera justo en el clavo con mi nombre y apellido australiano, no encuentro otra explicación.

Dos están bien, pero... ¿cuatro? [Poliamor #2] (BORRADOR) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora