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A primera hora de la mañana el de ojos cielo abrió su ventana y sonrió tranquilo sintiendo la brisa fresca, así que tomó su abrigo listo para hacer otra vez esas peligrosas maniobras hasta caer perfectamente al suelo sin generar mucho ruido antes de correr al bosque.

Su camino fue tranquilo entre los enormes y frondosos árboles que se contaban por miles a veces cubriendo varios metros en sombra, pero así amaba ese lugar tan pacífico.

Aunque al llegar a su estanque favorito se llevó con la sorpresa de que la humana estaba sentada en una de las grandes piedras que lo rodeaban y eso lo hizo pisar por error una rama seca que la hizo girar en su dirección.

—Que alivio, no sabía si calculé bien la hora en que acostumbrabas salir de casa y no quería quedar sola como una loca de bosque –Rió Anastasia alzando los hombros sin moverse de donde estaba pues sentía frío, aún así levantó su diestra y dejó ver una bolsa de tela– Hoy traje yo el pan, esos peces se nota que no se complacen con poco.

Rusia miró la bolsa con algunas piezas de pan que no tomó ayer y se quedó confundido por un largo minuto pensando acerca de lo que sucedía, entonces bastante desconfiado aún se acercó a la mayor que al verlo abrió la bolsa y la extendió para que tomase uno. Finalmente el niño lo hizo casi como si hubiese tomado una granada, aunque luego comenzó a hacer trozos pequeños y los dejó caer al estanque, sentándose en la otra roca junto a su cuidadora para cuando necesitara tomar otro pan.

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URSS despertó en medio de un suspiro y estiró su cuerpo aún en cama, minutos después levantándose para acercarse a si closet y así tomar un nuevo traje con el que se vistió, saliendo luego al pasillo donde primero abrió despacio la puerta de Bielorrusia notando que seguía dormida en medio de sus peluches de conejo a lo que sintió inconscientemente antes de cerrar la puerta y moverse a la del lado para hacer lo mismo con el ucraniano que dormía hecho ovillo con sus mantas.

Luego recordó que no había escuchado un solo ruido ni sentido la presencia del mayor de ellos, por lo que abrió rápidamente la última puerta a la derecha topándose con la habitación vacía y la ventana abierta de par en par, nuevamente el estrés combinado con enojo lo invadió haciéndolo bajar las escaleras a zancadas dispuesto a ir él mismo al bosque para traer al niño arrastrando si era necesario.

Cuando notó que había una figura relativamente pequeña sentada en la isla dándole la espalda, inmediatamente reconoció el cabello platinado despeinado y algo largo, ¿Era acaso su hijo comiendo en la cocina?

Al notar también la presencia del otro la humana le hizo una seña tranquila de silencio a la par en que servía otro pancake de avena en el plato del niño que continuó comiendo absorto de su alrededor. El de parche estupefacto retrocedió hasta la biblioteca y tal como sus hijos el día anterior se escondió tras la puerta para verlo comer tan tranquilo hasta acabarse lo que le sirvieron, Rusia respiró profundamente al sentirse satisfecho y mirando a la mujer se encogió un poco antes de subir a su habitación aún sin notar la otra presencia.

—Me alegra que de haya comido cuatro pancakes, después de todo caminar si abre el apetito –Habló primero la más baja tomando lo sucio para lavarlo rápidamente antes de tomar otro plato y colocar otros pancakes tibios que dejó para su jefe—.

—..¿Cómo logró que comiera aquí? –URSS aún pensando se sentó en una de las sillas altas, mirando a la castaña como si hubiese detenido una bala con dos dedos—.

—Me adelanté a su salida matutina, le gusta pasear por el bosque en la mañana y se sienta frente al estanque para alimentar a los peces con pan.. –Continuó dejándole ahora una taza con café oscuro humeante, por su parte ella ya había desayunando antes de ir al bosque– Le di algunas piezas y cuando llegó una hora prudente le dije que regresaramos para desayunar, luego le pedí que me esperara en la isla un momento y me apresuré en servirle lo suyo para que comiera solo.

—A veces no entiendo a ese niño, no sé porqué le gusta tanto estar apartado de todo el mundo –El azabache suspiró cerrando el ojo un momento antes de comenzar a comer, los pancakes estaban suaves y acompañados por mermelada de melocotón ya que era su temporada de cosecha—.

—...Le gusta el silencio, estar en un ambiente controlado como lo es su habitación o donde nadie más le pueda estar diciendo que haga algo quiera o no.. –Ella se detuvo de pie justo del otro lado de la barra, así no había necesidad de alzar mucho la voz y que alguno de los niños pudiese oír– Yo.. no quiero ser indiscreta pero, ¿Porqué él se lleva tan mal con sus hermanos?

—Se comporta así desde que los traje a casa, por más irónico que suene los angeles también nacen de la tierra como si fuesen vegetales, el asunto es que desde ese día está cada vez más agresivo con ellos.. –Dándole un sorbo cansado a su café el de mirada hielo observó a la pared izquierda de la sala en donde un único cuadro dejaba a ver al bicolor vertical aunque con el ceño fruncido en medio de los dos bebés—.

—Entonces tendré que mantenerlos separados aún, mi prioridad aquí es trabajar con Rusia.. estoy segura de que puedo lograr que sea más dócil y aprenda a controlar su enojo –Nastya miró al de hoz y martillo, sus ojos ahora con un ligero brillo de su esperanza propia de poder domar al osezno para que dejase de vivir tan alejado de su familia—.

—Eso espero.. porque esta es la última oportunidad de Rusia para reivindicarse, de lo contrario tendré que enviarlo a un internado en Siberia para que el servicio militar lo controle hasta la mayoría de edad –Las palabras duras pero agotadas del guardián del territorio hicieron que la menor soltase el secador que tenía en manos, él miró su expresión perpleja y se preguntó internamente porqué pareció afectarle tanto—.

Una madre para Rusia ||URSS × Reader||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora