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Incluso después de ese silencioso momento incómodo y que el de parche partiera nuevamente a Moscú, ella se quedó pensativa haciendo nuevos pancakes de avena para los mellizos que la observaron extrañados debido a que se había sentado en el sofá sin decir palabra alguna hasta que ellos volvieron a la biblioteca debido a que no tenían otra cosa ahora hacer en la propiedad.

—Debe haber algo... Si él vuelve a cruzar la línea entonces.. –Murmuró para si misma en lo que lavaba los platos restantes, perdiéndose un momento en la espuma blanca hasta que una idea arriesgada cruzó como un rayo por su mente– Espero que no me despidan por esto..

Y dejó lo que hacía para subir rápidamente al segundo nivel, acercándose hasta la puerta de los peces pintados para abrirla sin previo aviso logrando asustar al niño ocupante quien soltó la pinza que sostenía.

—Ponte un abrigo, vamos a salir –Le dijo algo agitada apoyándose en el marco de la puerta para recuperar el ritmo usual de su respiración—.

Rusia la miró extrañado pero ciertamente acabó por obedecerla pues estar todo el tiempo en casa era estresante para alguien de su edad y más con su espíritu de aventura. Así que una vez estuvieron listos salieron por la puerta principal directo al bosque con paso relajado aunque la de ojos cafés estaba tensa pensando una y otra vez en cómo formular adecuadamente sus preguntas para no enojarlo.

—..¿Para qué me sacaste de casa? –Se adelantó el más bajo mirando únicamente hacia el camino pues no le gustaba mucho mirar directamente a la personas—.

—Quería preguntarte algunas cosas sobre tu padre –Tenía que ser más rápida para anticiparse a lo directo que era el platinado, pero se tenía fe—.

—¿Acaso te quieres casar con él o qué?, porque no eres la primera que lo intentaría –El conflictivo sucesor de la Unión la miró ahora de soslayo virando los ojos ligeramente fastidiado, en las pocas veces que fue llevado al Kremlin las mujeres siempre se le acercaban con postres para tratar de ganarse su favor con su padre—.

—No no no, es por otra cosa, yo quería saber.. –Parpadeó tratando de no soltar una risa nerviosa por tal conclusión, pero era un momento serio así que se calmó– Acerca de porqué te gusta recluirte tanto, ¿Es el ruido el problema?

—......Son esos dos. –Rusia dijo entre dientes deteniéndose justo frente al estanque, mirando su reflejo en el agua algo verdosa, en especial el color tan bonito de sus ojos claros—.

—¿Tus hermanos? –La cuidadora llegó hasta su lado y lo miró con atención, si sabía de su antipatía por los mellizos pero necesitaba saber porqué tal desprecio—.

—¡Ellos no son mis hermanos! –Acabó por gritar el pequeño apretando los puños por furia mal contenida, viendo que su reflejo se distorsionaba a causa de su propia energía perturbada por el enojo– ¡Ni siquiera deberían estar en casa!

—¿Por qué dices eso Rusia?, son sólo dos niños como tú –Anastasia lo miró preocupada, ignorando totalmente el agua y los peces agitados como si estuviesen en una ventisca—.

—¡No, no son como yo!, ¡Ellos no son hijos de mi padre! –Las palabras del bicolor vertical acabaron en gruesas lágrimas de frustración por recordar cómo era opacado desde que llegaron– ¡Solo los trajeron a robarse lo poco que me da, los odio, los odio!

—Rusia.. no digas eso, ustedes tres reciben todo por igual –Estaba enterada de que no había distinción más allá de cuando el platinado hacía algo quebrantando reglas, los tres tenían habitaciones del mismo tamaño y misma cantidad ropa nueva—.

—¡No, no hay nada mío en la sala, yo no toco el piano o el arpa, yo no recito poesía o escribo ensayos sobre el campo! –El más bajo se frotó el rostro con fuerza secándose bruscamente las lágrimas mientras respiraba agitadamente sintiendo un nudo en su garganta por el esfuerzo de gritar en ese estado—.

—Pero tú pintas, también está esa hermosa escultura del ave que haces con tanta precisión, además... estoy segura que.. –La de ojos cafés fue interrumpida por un grito estresado claramente proveniente del contrario que se había dejado caer sentado en una de las rocas abrazándose a si mismo—.

—¡¿Cómo puedes saber eso?!, ¡Él quiere enviarme lejos! –Los ojos un poco enrojecidos del de abrigo gris miraron directamente a los de la mujer, no con enojo, sinó con desespero—.

—..Porque mi padre no me dio esa oportunidad. –Musitó esta suspirando profundamente y dejando que su vista se perdiera en el conglomerado de árboles antiguos del otro lado del gran estanque– Solo reprobé un examen pre universitario y fue suficiente para que me enviara al servicio militar, pero soy muy susceptible al frío además de tener mala vista para las miras de francotirador y me dieron la baja por no ser apta para servir a la Unión..

El de emblema de hoz y martillo se quedó en silencio observándola mientras pensaba acerca de lo que oyó, ¿De verdad había gente tan cruel solo por un error?, él había cometido muchos incluso peores en público pero su padre nunca lo golpeó o envío al servicio militar... Bueno hasta ahora último en que lo había amenazado con ello.

—Ahora... Me gustaría escuchar la razón por la cuál no consideras a Bielorrusia y Ucrania como tus hermanos, además de porqué crees que el señor Unión no está orgulloso de ti.. –La Kozlov se sentó en la misma roca que el otro y le extendió un pañuelo que sacó de su bolsillo, esa explosión de angustias internas podría ser la grieta que necesitaba para desbaratar las barreras que retraían al mayor de los niños—.

—Yo.. llegué primero a casa porque mi padre tuvo algo con una humana y ella me tuvo a mi... Pero ellos dos emergieron de otros territorios, no tenemos ningún parentesco en común más allá de ser RSS como los demás que trabajan con padre.. –Se secó el rostro con el pañuelo ajeno que tenía un leve aroma a perfume de lavanda, haciendo una pausa para explicar la razón por la cual sabía aquello respecto a su concepción– Los escuché hablando tras la puerta una vez.. esa mujer no quería cuidarme así que me dejó en el Kremlin..

Una madre para Rusia ||URSS × Reader||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora