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URSS tomó a su hijo en brazos con sumo cuidado para así subirlo a su respectiva habitación, acostándolo y arropándolo con una sábana, acariciando un poco su cabello siempre despeinado mientras admiraba su expresión tranquila al dormir luego de tantos años.

Tomándose un momento también para apreciar su habitación perfectamente ordenada en cuyo escritorio resaltaba un ave echa a base de piedritas a medio terminar y algunos bocetos diversos pegados en la pared, sintió orgullo de que su hijo fuese un artista.

Al salir de la habitación cerró la puerta bajando a la cocina para comenzar a preparar un par de tazas de té con suma tranquilidad hasta que el aroma despertó a la humana que soñolienta se sentó parpadeando en lo que su mente profesaba aquella acción durante unos minutos como diese fuese su rutina de cada mañana.

—Por favor acompañeme a tomar el té, la tarta que hizo es perfecta para la ocasión –Rompiendo el silencio la voz grave del de hoz y martillo se dejó oír con tranquilidad mientras ponía dos tazas de porcelana clásica eslava en la mismísima mesa del comedor—.

Anastasia tragó en seco un momento calmando su respiración antes de levantarse del sofá intentando aparentar su ligero nerviosismo ya que era mal visto que el personal durmiese en lugares que no fuesen su habitación designada. Pero se sentó a la izquierda del mayor y mantuvo la compostura observándolo servir tan diplomáticamente el contenido de la pequeña tetera de porcelana.

—Mi padre solía celebrar cualquier buena noticia con una taza de té.. –Volvió a hablar tranquilamente el carmesí sirviéndose a si mismo con igual cuidado– No tengo idea de lo que haya sucedido hoy en la plática que me dijo que tendría con Rusia, pero siento que es un buen avance que haya logrado acercarse a él lo suficiente como para que bajara sus defensas al quedarse dormido fuera de su habitación la cual es como un búnker para él.

—Rusia es... un niño que necesita atención constante, que lo hagan sentir notado y le den algo en que ocuparse a la par de que se le guía si hay algún error –La castaña suspiró von ligereza mirando su reflejo en la taza que ahora estaba entre sus manos– Hoy.. él comió en la barra con sus hermanos, con algo de distancia estando yo en medio pero no hubo problema alguno.

El eslavo parpadeó perplejo casi con la boca abierta repitiendo las palabras en su mente, sus tres hijos habían estado juntos en un mismo lugar por tiempo considerable sin ningún tipo de agresión, tuvo que darle un sorbo a su té para calmarse.

—Entonces él.. ¿Ya sabe lo de su madre?... –Con nerviosismo contenido URSS hizo la pregunta más importante, dejando un poco las formalidades para estar al tanto de su hijo biológico—.

—Se lo conté hoy en el estanque, me hizo un par de preguntas acerca de lo que era el Cáncer y al parecer entendió bien lo que intenté explicarle –La menor sintió nuevamente ese nudo en la garganta al recordar la manera en la que había llorado el niño ante la idea de la fragilidad humana– Aún así... por favor tómese un momento para hablar con él también, incluso si es solo en el jardín, para que sepa que usted lo hizo para evitarle tristeza antes.

—Claro claro, traeré algunas pinturas nuevas, he visto que le gusta hacer peces en las paredes –Su mirada de iluminó por unos segundos debido al tema, en su infancia también solía pintar aunque sus tutores lo presionaban mucho a la perfección a pesar de su corta edad y acabó por dejarlo totalmente al tomar el poder—.

—Si, realmente hace cosas preciosas, ama mucho a los peces, estoy segura de que será un gran artista –Nastya no pudo retener una sincera sonrisa que luego disimuló comiendo un trozo de la tarta que también fue llevada a la mesa—.

—Sé que aún falta mucho probablemente, pero aún así quiero decirle que estoy muy agradecido por lo que está haciendo con Rusia, espero pronto poder pasar tiempo de calidad con Rusia gracias a su gran ayuda.. –Finalizó el de ushanka suspirando tranquilo en muchos años, rato después levantándose junto con la charola del set de té y los platos– Tenga buena noche, por favor descanse.

Tras su propia respuesta la humana subió al segundo nivel para cambiar su ropa y acostarse en la cama mirando un rato al techo divagando sin notarlo en recuerdos de la mirada hielo de su jefe que parecía volverse cálida cuando hablaba respecto a los avances de su primogénito, sin duda eran muy similares entre si aunque aún los conociese muy poco. Tras un rato en lo mismo acabó por quedarse dormida hasta que al amanecer su puerta fue tocada un par de veces casi en tono bajo.

—...¿Que vamos a desayunar hoy? –Rusia habló neutral luego de que recibiera permiso de abrir la puerta encontrándose a su cuidadora sentada en el borde de la cama con una bata puesta pero con el cabello despeinado—.

—Buenos días Rusia, puedo hacer tostadas gratinadas con queso o filetes de pollo al vapor –Ella sonrió ligeramente divertida de cómo el niño hizo una mueca de vergüenza disimulada al notar que había olvidado saludar primero—.

Una madre para Rusia ||URSS × Reader||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora