—Mira esos colores tan feos. –El más alto lanzó otra bola de nieve directo a la nuca del bicolor que no detenía su caminata cargando sus libros al salir de uno de sus cursos extracurriculares—.
—Mi mamá dice que son demonios usurpando el mando de los humanos –Siguió otro casi tan alto como el anterior, tomando del abrigo al rubio que intentó zafarse inútilmente—.
—Ya déjenme, tengo que ir a estudiar –Ucrania debía regresarse solo a casa ahora que su melliza había decidido dejar todos sus cursos que no pertenecieran a la escuela normal, por lo que nuevamente era blanco fácil de los mayores que vagabundeaban por los parques—.
—El cerebrito quiere colgar otro tonto papel, nunca serás útil, como nosotros que seremos soldados –Los jóvenes que se resistían al sistema de educación obligatoria siempre acababan siendo asignados a alguna división para que no perdieran el tiempo estorbando en la sociedad—.
—¿Y esperas que te felicite por ser carne de cañón? –Ya harto el de pañuelo rojo bufó olvidando con quiénes trataba hasta que un gran dolor le cortó la respiración nasal durante unos segundos que sintió eternos– ¡Argh!
Por el mareo cayó sentado al suelo sintiendo algo picarle la nariz, siento esto sangre cuando se llevó una mano a dicha área, le tomó un momento recobrarse pero entonces comenzaron a lanzarle más nieve con fuerza hasta que estos se aburrieron marchándose a otro lugar, entonces el ucraniano cansado gateó para recoger su mochila por suerte intacta y retomó su camino a casa limpiándose con las mangas de su suéter interno.
Al llegar subió directo a su habitación ignorando a todos fingiendo que no existían, se duchó y al estar listo se sentó en su escritorio a resolver ejercicios de matemáticas durante el resto del día, prefiriendo saltarse la cena comiendo una manzana que había tomado de la escuela durante el horario de almuerzo. Todos los días se habían vuelto tan iguales que de no ser por el calendario no sabría qué día estaba viviendo.
Desde su habitación podía oír al ruso menor y a la de ojos verdes lanzarse nieve o jugar a las escondidas con la humana, los chillidos del ave o los maullidos de la gata que a veces se cruzaba en el pasillo durante la madrugada, pero hacía oídos sordos a todo eso.
• • •
Rusia trotó dando saltos para que su búho ya más grande abriese las alas, había mudado buena parte de sus plumas de bebé así que ahora era una combinación entre gris y blanco puro con algunas notas negras, sin duda iba a ser bastante grande de adulto.
Dejó de ir tan rápido al oír que la de piel verde se detenía a poco más de un metro de dónde estaban así que por curiosidad también giró para saber qué había llamado su atención, entonces vio a dos niños más grandes peteando nieve al otro rubio que se encontraba en el suelo intentando cubrirse abrazando su mochila.
La menor estaba nerviosa reconociendo a los que en un par de ocasiones la habían hostigado también a ella, dio un respingo cuando sintió un peso en su hombro aunque se encontró a Aleksei mirando de frente, justo hacia donde el platinado estaba caminando dejando su abrigo tirado sobre la nieve a medio camino. Inclinándose para recoger un par de piedras no muy grandes que cubrió con bolas de nieve y arrojó con fuerza directamente a la espalda del par de humanos llamando su atención luego de que se quejaran por el doloroso impacto.
—¡¿Que te pasa estúpido?! –El más bajo de esto giró gritando a la cara del rojiazul cuando estuvo lo suficientemente cerca, pero este no dijo nada solo levantando su diestra en un puño que estrelló con fuerza contra su rostro haciéndolo caer al suelo—.
El otro incluso más alto que él intentó taclearlo pero retrocedió lanzándole un puñado de nieve a la cara para distraerlo en lo que tomaba una rama seca del suelo, no le importaba estar usando trucos sucios en la pelea inicialmente dispareja.
—Ustedes tres contra mi, ahora sí es justo. –Rusia escupió alzando los puños, su querido tío le había enseñado lo básico de lucha cuerpo a cuerpo mientras salían a pasear al bosque, así que sabía bien como moverse contra adversarios más grandes—.
Los tres mayores bastante enojados intentaron lanzarse a la vez con él pero una lluvia letalmente precisa de piedras pequeñas comenzó a darles en el rostro a cortesía de la pequeña con el ave chillando en el hombro, momentos más tarde fueron vistos por una vecina que llamó a un guardia cercano y de mala gana fueron separados para así ser llevados a casa en patrulla.
—¿Qué pasó? –Anastasia inmediatamente salió de la entrada principal cubriéndose del frío solo con una bata tras ver a los niños bajando del auto de emblemas de comisaría—.
—Estuvieron envueltos en una pelea en el parque infantil de las afueras, Señora.. –El hombre de uniforme esperó a que la joven dijese su nombre, si estaba en la casa seguramente debía estar a cargo de los niños—.
—Kozlova Ivanovna –Respondió la castaña ignorando la amargura de tener que dar el parentesco con su padre, pero luego redirigiendo su atención a lo importante– ¿Los niños en una pelea, está seguro?
—Una de las vecinas denunció que estaban golpeándose con otros usando rocas y ramas, pudieron haberse lastimado de gravedad. –Con un par de palmadas el comisario los hizo avanzar con una mirada seria hacia la otra que inmediatamente los acomodó a su lado— Por favor cerciórese de mantenerlos vigilados, no pueden estar dando espectáculos así.
—Me encargaré del problema, gracias por su labor, camarada. –La voz seca de URSS erizó a los otros cuatro aludidos que inevitablemente se encogieron sabiendo lo que se les venía—.
Cuando el ajeno a la propiedad se marchó, lee carmesí con una sola mirada hizo a sus hijos pasar directamente a la sala mientras colocaba su brazo izquierdo rodeando la cintura de la de ojos cafés cubierta nuevamente por su gabardina tomando su otra mano también para ayudarla a caminar entre la espesa nieve pues por el apuro la vió salir en pantuflas por lo que temblaba a causa del frío glacial que hacía en el exterior.
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Una madre para Rusia ||URSS × Reader||
FanfictionNo tenía tiempo para estar cuidando de un niño problemático, era una super potencia y debía dedicarse enteramente a su trabajo, no a un mocoso que se escapaba todo el tiempo y rompía cosas. Aunque se dignó a darle una oportunidad final; Contrataría...