Los tres presentes hacían cada quién su arte en una de las hojas repartidas tiempo atrás, Rusia pintaba por partes y con diferentes colores un pez, la castaña no era muy buena en ello así que solo estaba dibujando flores con lápices de colores mientras que la bielorrusa únicamente usa un lápiz de carbón para hacer un zorro.
El de ojos celeste prestó atención a las manos contrarias manchadas de gris al difuminar con sus dedos todo ese tiempo, debía admitir que el dibujo y la técnica eran similares a una que le había enseñado Reich, aunque él no podía replicarla tan bien como el adulto... o la niña.
Al notar que era observada la de ojos verde levantó la vista topándose con la mirada neutral del rojiazul por lo que tímidamente levantó su dibujo para que pudiese verlo mejor, ella no acostumbraba dibujar por causa de sus estudios intensivos y porque Ucrania decía que los artistas eran gente vaga del occidente. Este solo desvío la mirada sin hacer ninguna mala mueca o similar al haberse visto descubierto observando, así siguió el tiempo hasta que Bielorrusia salió de la biblioteca para subir a lavarse las manos manchadas de grafito en el baño del segundo nivel, aunque ver abierta la puerta al final del pasillo no le dio buena espina por lo que se acercó a rápidos pasos silenciosos solo para descubrir que su mellizo estaba rompiendo papeles y se encontraba sobre rocas pequeñas desparramadas en el suelo.
—Qué hiciste... –Jadeó la menor viendo asustada todo el desastre, había pintura en las paredes y pinceles quebrados incluso sobre la cama destendida y sucia—.
—Enseñándole a no meterse conmigo, vete de aquí –Quiso ahuyentarla el ligeramente más alto dejando caer al suelo las hojas rotas llenas de dibujos de peces—.
—No, Ucrania, ¿Qué hiciste? –Ella intentó agacharse para recoger un frasco de pintura tratando de pensar rápido en cómo limpiar todo– No puede ser, no puede ser..
—Dije que te fueras, fea –La empujó el de pañoleta roja para que dejara de interrumpirlo, aún le faltaba buscar esas mugrosas acuarelas que recordaba haberle visto traer al Nazi años atrás—.
—¡No debiste tocar cosas que no son tuyas! –A causa de sus nervios y su irritación por estrés la de piel verde lo tomó del cabello mientras temblaba por la adrenalina en su cuerpo—.
—¡Suéltame, ¿Ahora estás de su lado?! –Ucrania la empujó ahora con más fuerza haciéndola caer pero esta lo tomó de la pierna para evitar que se moviese y luego sintió un golpe en la rodilla que lo hizo tambalear adolorido– ¡Bruja!
Ante el escándalo los tres restantes en la casa subieron a ver qué ocurría, extrañándose de que proviniera de la habitación de Rusia solo para encontrar a los mellizos peleando a golpes algo manchados con pintura y marcas de grafito en sus rostros.
—¡¿Pero qué les sucede?! –Inmediatamente URSS tomó a cada uno de la espalda separándolos para que dejasen de golpearse de esa manera pues ya tenían algunas heridas pequeñas y al niño le sangraba la nariz—.
El platinado miró sus cosas destrozadas por la habitación y su vista notó la escultura de dos peces de distinto tamaño que hasta haciendo para el cumpleaños de la humana, sintió un nudo en la garganta y bajó la mirada al suelo mientras las lágrimas bañaban sus mejillas.
—¡Ukrop estaba rompiendo las cosas! –La pequeña chilló señalándolo dispuesta a volver a lanzarse contra su hermano enojada por su accionar ya injustificable, hasta que a su izquierda logró oír un sollozo bajo antes de pasos rápidos por lo que finalmente se quedó quieta—.
Nastya llamó al ruso menor sin obtener respuesta, el carmesí los mandó a su habitación castigados y le dijo a la cuidadora que hiciera algo dulce para reparar un poco el daño mientras él limpiaba.
Las cosas dañadas acabaron el la basura, el rojiazul vertical no salió en el resto de donde sea que estuviese escondido durante el resto de la tarde y la mujer resignada tuvo que meterse a su habitación a ordenar un poco es lo que esperaba, mientras tanto la tricolor decidió meter las manos al basurero y sacar las piedritas.
Se quedó sola en la sala limpiando el pegamento y restos de estas para poder volverlas a pegar de la manera más cuidadosa que podía, ni siquiera sabía cómo era la forma atención pero pensó que un gran corazón podría ser igual de bueno así que incluso cansada continuó escogiendo entre las piedritas para untarles pegamento y colocarlas con sus pequeños dedos..
Rusia salió siendo ya se noche, saliendo desde un compartimento en las paredes que daba al depósito donde había estado comiendo frutos secos mientras lloraba en silencio por la destitución de su trabajo, al ver cabello rubio en la sala frunció el ceño con los ojos aguados siguiendo de largo hacia la escalera hasta notar algo conocido sobre la mesita de centro por lo que en silencio se acercó. Habla un corazón de piedritas con un lazo rojo en la base, a un lado estaban más tijeras y la mitad del cabello de la menor estaba suelto a diferencia de su otra trenza sujetada por un alzó idéntico, no entendió nada así que solo subió a su habitación si se acostó a dormir abrazando a su pato de peluche.
Incluso la Kozlova se había quedado dormida en su habitación mientras esperaba alguna señal de su protegido, Bielorrusa estaba sentada en el sofá con la cabeza ladeada hacia la derecha dormitando por el cansancio mental combinado con su hora de dormir y el eslavo mayor terminaba de hacer un par de llamadas encargando cosas para el día de mañana.
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Una madre para Rusia ||URSS × Reader||
FanfictionNo tenía tiempo para estar cuidando de un niño problemático, era una super potencia y debía dedicarse enteramente a su trabajo, no a un mocoso que se escapaba todo el tiempo y rompía cosas. Aunque se dignó a darle una oportunidad final; Contrataría...