Nastya terminó de servir las galletas de la bandeja en un plato y caminó hacia la oficina entrando sin tocar pero despacio, minutos antes había subido sigilosamente rascando las puertas de los niños para no hacer ruido alguno así dejándoles también algunas galletas a pesar de estar castigados luego de una buena reprimenda verbal dada por el carmesí al cual no interrumpió para no quitarle autoridad con los niños.
Sin embargo ahora le llevaba galletas y té para que no notase que había dado también a sus hijos, al no haber recibido ninguna mala mirada por entrar cerró la puerta con el mismo cuidado y se sentó en la silla frente al escritorio, su delicada mano movió algunos papeles muy lentamente y entonces acercó la tasa del mayor con una sonrisa pequeña atrayendo su atención.
—....No me voy a disculpar por gritarles, pudieron lastimarse o lastimar de gravedad a los otros –URSS tomó la tasa para darle un sorbo largo sintiendo la calidez en su garganta para luego exhalarla con lentitud—.
—Solo no los vaya a mirar feo, estaban defendiendo a Ucrania.. –Tomándose la libertad de colocar sus manos sobre la libre que tenía el mayor sobre el escritorio lo miró cual niño que pide un dulce, haciendo que este suspirara desviando la mirada—.
—Pero tampoco los voy a premiar por ello, los vieron comportarse como delincuentes –El de ojos hielo la miró con calmada seriedad esperando que comprendiese y recordara que tenían reputaciones que mantener con la nación—.
—Son solo niños, a quienes deberían castigar son los que estaban pegándole a un niño de siete años entre tres como unos cobardes –Frunciendo el ceño y los labios de la frustración recordando que habían sentado a los tres niños en la barra para limpiar sus narices con sangre y colocarles gazas sobre pomada en sus mejillas amoratadas—.
—......Me ocuparé de esos niños, habla con estos y asegúrate de que no vuelvan a hacer una batalla campal otra vez –Acabó por ceder el soviético dando otro sorbo a su té, podía sentir la mezcla entre anís y canela—.
—¿Gusta más galletas? –Ahora la de largo cabello se sonrió disimulando su felicidad por el castigo reducido a los menores en casa, mañana podría llevarse a los tres a buscar setas en el bosque para pasar el rato ya que faltarían a la escuela un amor de días en lo que se regeneraban según le explicaron—.
La vista del más alto analizó a la joven cuyas grandes pestañas rizadas abanicaban sus ojos cafés que hacían resaltar sus ligeras pecas repartidas por sus mejillas y el puente de su nariz dándole un aspecto inocente a pesar de tener carácter reservado cuando se enojaba, pero dentro de eso había podido ver su extrema paciencia reluciendo en todo momento mientras trataba con los niños y sobre todo con Rusia que había sido tan complicado al inicio.
Su mano izquierda rozó la mejilla contraria, tocando con sus dedos la suave piel de la más baja que suavizó su mirada quedándose quieta con tranquilidad ante el toque que se convirtió en caricia lenta haciéndola cerrar lentamente sus ojos, la mano carmesí se quedó ahí durante un momento antes de alejarla sumieméndose en sus pensamientos mientras comida por el resto de ella hora, oír su parte Nastya bebió su té tan despacio que acabó por enfriarse.
Por alguna razón cada vez que sentía el tacto de su jefe pasaba a un estado de relajación, tal vez sintiéndose segura, había aumentado después de disculparse entre sí tras la fuerte discusión semanas antes de la muerte de su hermano.
. . .
Esa noche los niños cenaron en sus habitaciones al estar aún algo adoloridos por la pelea, sobre todo el ucraniano que había dormido toda la tarde tras tomar analgésicos pues lo habían llegado a pegar algunas veces antes de la aparición de sus hermanos.
Luego de desearles buenas noches y hacerlos dormir bajó a lavar las cosas de la cena encontrándose al de hoz y martillo sentado en el sofá frente a la televisión viendo un programa de noticias al parecer habiéndose dado un pequeño descanso de su agotador trabajo revisando todos los detalles en los papeleos para financiar y equipar a los soldados sin contar los planes de defensa, era demasiado en qué pensar a la vez durante todo el día, así que le hizo otro té que le llevó sentándose a su lado.
—Creí que ya estaría dormida –El azabache recibió la tasa humeante con cuidado de no dejar caer nada obre su ropa, ni siquiera había tenido tiempo de cambiarse a algo cómodo pero tampoco tenía ganas de subir a su habitación—.
—Me tardé un poco haciendo que Aleksei se quedase en su jaula a dormir, Rusia quiere que esté abierta para que tenga libertad dentro de la habitación y no se sienta triste –Con una pequeña sonrisa tranquila sacó una pluma de su cabeza, el búho Nival tenía una carácter complicado en ocasiones pero aún así el niño lo amaba—.
—...Supongo que ahora entiendo por qué me gritó lo de la jaula el día en que llegó –Ante la alusión al encierro le llegó aquél recuerdo de hacía meses atrás, cuando el rojiazul era tan incontrolable como un demonio y únicamente se alimentaba a base de enlatados y agua—.
—Oh, ya había olvidado eso.. –La cuidadora parpadeó visualizando en su mente aquél griterío hostil que ahora agradecía era tan lejano, pero segundos después dirigió su vista al lado de la pared en donde estaban sus fotografías colorizadas– Mi recuerdo favorito es cuando fuimos por primera vez a la feria...
—...La primera vez que Rusia tiene una sonrisa en una fotografía –También se concentró en las fotografías pero sobre todo en donde aparecían el niño y la humana abrazándose con flores sobre sus cabezas—.
—Ahora puedo ver su sonrisa a diario, me hace sentir muy bien –Anastasia abrazó sus rodillas devolviendo su mirada a la pantalla pero sin prestar atención al contenido de esta—.
El mayor terminó el contenido de su tasa y apoyó la diestra en la espalda ajena dando ligeras palmadas como recompensa por haber logrado tanto con el niño y estar avanzando con los otros dos, aunque eventualmente su mano se quedó donde estaba así quedando apegado en el mismo sofá con la castaña hasta que esta fue vencida por el sueño.
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Una madre para Rusia ||URSS × Reader||
FanfictionNo tenía tiempo para estar cuidando de un niño problemático, era una super potencia y debía dedicarse enteramente a su trabajo, no a un mocoso que se escapaba todo el tiempo y rompía cosas. Aunque se dignó a darle una oportunidad final; Contrataría...