Al entrar a su habitación el platinado le dio algunos golpes a su almohada para luego hacerse ovillo sobre la cama abrazando con impotencia a su pato de peluche.
—¿Qué fue lo que pasó Rusia?, estábamos yendo muy bien.. –Preguntó preocupada cerrando la puerta tras de sí para que no se oyese su charla en el pasillo pues los otros dos estaban subiendo ya la escalera—.
—¡Son unos malditos, siempre están hablando mal de mi! –Volvió a quejarse, realmente muy enojado por tener que lidiar con esos intrusos en su propia casa, los quería muy lejos—.
—Deja de gritar, puedo escucharte claramente si hablas tranquilo –Anastasia hizo una pequeña advertencia con su todo de voz, más que nada para que el niño no se alterara más y lo oyese su padre—.
—...Dijeron que yo era un salvaje que debía ser mandado con los soldados y que seguro también era un traidor –Conteniéndose un poco se sentó resoplando y frunciendo el rostro ante eso último, pues había pasado mucho tiempo con el de esvástica– Pero tío Reich no es malo.
—¿Reich?, ¿Dritte Reich el guardián de la Alemania Nazi? –Los ojos de la humana se abrieron más ante lo que estaba oyendo, no tenía ni la menor idea de que esos niños habían tenido contacto directo con el dictador europeo con el cual estaban en guerra—.
—Él es bueno, no sé por qué pelea con Папа, pero yo sé que es bueno... –No pudo evitar soltar algunas lágrimas, había sido un golpe duro cuando el de hoz y martillo llegó junto a algunos soldados gritando cosas entre las que resaltó sus comentarios furiosos mencionando que habían sido traicionados y atacados—.
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El germano se presentó a la casa una mañana llegando en compañía del carmesí, ambos vestidos con sus respectivos uniformes impecablemente planchados sin dejar imperfecto alguno en sus presencias imponentes, los niños estaban de pie en la sala mirándose mal entre sí luego de haber estado discutiendo y que su nana les gritase a los tres.
—Ah, ich hätte fast vergessen, dass du Kinder hast. –Realmente el de ojos azules no era entusiasta de los niños, ni siquiera de los de su propio territorio pues le parecían una caprichosa molestia—.
(Ah, casi había olvidado que tenías hijos.)
—Ellos son Bielorrusia, Ucrania y Rusia el mayor, saluden. –Su tono fue algo severo ya notando que estos se miraban seguramente luego de haber peleado por algo como siempre—.
—Buenas tardes señor –Los mellizos usaron su mejor tono de respeto haciendo un saludo militar al foráneo, en cambio el platinado se quedó recto en su lugar ignorando al resto pues no estaba de humor para adular a nadie—.
—Vayamos a mi oficina, podremos hablar mejor sobre los planes con Polonia. –URSS optó por ignorarlo para no hacer más problema del asunto pues estaba cansado de pasar siempre lo mismo con esos tres—.
Por su parte Dritte de contuvo una expresión de fastidio y también los ignoró siguiendo al socialista hacia el lugar indicado. Un par de horas después el dueño de casa salió al portico para dar indicaciones a sus soldados que habían llegado para recoger un portafolio con documentos que debían ser trasladados al Kremlin, por lo que aprovechó ese tiempo para mirar a detalle el lugar por si habían planos o cosas que debiese recordar, aunque el ruido de voces chillonas lo distrajo.
—Ese alemán tiene los dientes igual de feos que Rusia –Inició la voz delicada de la niña que estaba sacando algunos libros de la biblioteca, el día era caluroso así que quería leer junto a su ventana—.
—Al menos parece más civilizado, no como ese salvaje que siempre se escapa, Папа debería ponerle una correa y amarrarlo en el patio –El mayor de ambos soltó con tono de repugnancia, habían crecido aburridos de los gritoneos y las quejas de las nanas—.
Ante el comentario por su dentadura afilada el de garras negras frunció el ceño dispuesto a regañar a esos mocosos, solo que al abrir la puerta oportunamente vio al ruso menor abalanzarse sobre ambos para comenzar a jalarles el cabello. Por desgracia el entretenido espectáculo de venganza fue detenido por el padre que luego de un par de gritos enojados por sus acciones los hizo dispersarse.
El resto del día fingió demencia hasta que llegó la hora de dormir, no era tan tonto como para dormir en un territorio ajeno así que había bajado a la sala para sentarse a leer hasta que amaneciera, aunque rato después se topó con el de ojos celestes bajando la escalera con pequeños envases de lo que parecía ser pintura casi seca, se miraron entre si estudiandose como amenazas mutuas pero luego el niño siguió su camino a la cocina murmurando cosas que luego notó que eran por no saber cómo reparar sus pinturas con el agua.
A lo que se acercó en silencio más que nada porque su retenida alma de artista necesitaba que no se errara en el problema tan simple.
—No las llenes de agua –Cortó el silencio señalando con su índice a los frascos de cristal que casi parecían peceras– Debes poner un poco en cada una y esperar a que ablanden en un par de horas.
—¿Usted que me sabe de esto? –Acostumbrado a ser arisco el más bajo lo miró mal mientras cerraba la llave del agua para no desperdiciar—.
—Soy pintor, niño. –Si bien hacía mucho que no le dejaban tiempo para tocar un lienzo, aún tenía el orgullo para decirlo—.
Desde esa noche en que su consejo funcionó, Rusia fue acercándose con disimulo cuando necesitaba arreglar o saber algo sobre el arte de las pinturas, a lo que con más confianza el alemán se tomaba el tiempo de explicarle cosas como la teoría del color o las sombras. Incluso fue el único en obsequiarle algo en su vida; Un estuche con acuarelas que esté en la actualidad aún conservaba aunque sin utilizarlo por temor a tener que tirarlas cuando se gastaras.
Reich estuvo en el estanque, en su habitación y prestándole atención, para un niño cuya vida se había reducido a la sombra de los mellizos solo recibiendo regaños, eso fue algo muy significativo que lo llevó a un descontrol momentáneo en el momento en que se enteró que ya nunca podrían verse, la tristeza fue retenida en su pecho y su carácter hostil se apoderó aún más de sus acciones llegando hasta el punto en que su padre lo amenazó con la escuela militar sin saber por todo lo que pasaba su mente.
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Una madre para Rusia ||URSS × Reader||
FanfictionNo tenía tiempo para estar cuidando de un niño problemático, era una super potencia y debía dedicarse enteramente a su trabajo, no a un mocoso que se escapaba todo el tiempo y rompía cosas. Aunque se dignó a darle una oportunidad final; Contrataría...