Durante la madrugada el de hoz y martillo tomó en brazos a la castaña con sumo cuidado, apegándola a su pecho para que no se fuese a resbalar mientras subía las escaleras hacia su habitación, dejándola en la cama bien cubierta con las mantas y cerrando la puerta en silencio antes de revisar cómo estaban los niños que por suerte cada uno estaba aún perfectamente acurrucado donde debía.
Tras ello bajó nuevamente su oficina y se dispuso a seguir haciendo papeleo, tal vez podría dormir un poco luego de que los niños fuesen a la escuela, aunque luego de que pasaran las horas hasta el amanecer se extrañó de ver el reloj de su escritorio dar las ocho de la mañana y que no oyese ningún ruido arriba, por lo que tuvo que subir personalmente encontrándose con que los tres niños seguían dormidos así que no tuvo de otra más que despertarlos.
—Rusia, levántate, lávate la cara y ponte el uniforme –Lo llamó dándole algunas palmadas no bruscas en el brazo haciendo que se despertara soñoliento asintiendo y levantándose entre bostezos—.
Por lo que salió a hacer lo mismo con Ucrania quien se quejó más pero se levantó frunciendo el ceño de mala gana sin decir nada, entonces fue con la menor a quien directamente destapó para cargarla llevándola al baño a lavarle la cara mientras esta de apoyaba en su hombro bostezando hasta que ella misma alcanzó su cepillo de dientes y se lavó con el carmesí sosteniendo su frente con la otra mano para que no se fuese a caer.
Cuando los niños estuvieron listos y bien abrigados los mandó a la escuela con un guardia que vigilase su camino para evitar problemas, después de todo no podían perder clases por cosas así y Rusia necesitaba mejorar sus notas ahora que ya tenía más voluntad para prestar atención a los estudios.
Una hora después escuchó una puerta abrirse arriba y pisadas de la joven corriendo cual alma perseguida por el diablo hasta abrir su oficina de un portazo.
—¡¿Se me hizo tarde, los envío a la escuela?! –No pudo evitar chillar caminando a pasos rápidos hasta frente del escritorio del soviético– ¿Los niños desayunaron?
—Antes de que salieran llamé a la escuela para que los alimentaran en la cafetería con otros niños –URSS se levantó de su silla e inclinó un poco para colocar las manos sobre los hombros de la de ojos cafés así calmando el subidón de energía que tenía de notar que se había despertado tarde– Tranquila.
Esta levantó sus manos moviendo sus dedos para autoregularse y asintió suspirando hasta que se quedó quieta haciendo que entonces el más alto suspirara ladeando la cabeza con un ligero levantamiento de comisura mientras la observaba durante un rato posteriomente soltándola para salir a la cocina seguido de la curiosa humana. Anastasia hizo avena con fruta para ambos en lo que el azabache simplemente estaba de pie a su lado tomándose un descanso, el aroma dulzón de la canela y el melocotón llenaban el ambiente generando más calidez.
La Kozlova ya estaba tan acostumbrada a la casa que simplemente iba descalza sobre el piso alfombrado, esta vez solo vistiendo su camisón de dormir teniendo el cabello suelto y ligeramente revuelto dándole un toque hogareño despreocupado a diferencia del mayor que siempre estaba usando ropa formal.
—Abra, ¿Es suficiente miel? –Acercó a la boca ajena una cuchara con avena luego se soplar un poco para que no quemase—.
Tardándose algunos momentos el carmesí acabo asintiendo en lo que relamía sus labios para limpiar el dulce que pudiese quedar allí, cuando la joven devolvió su atención a la pequeña cacerola con avena levantó su mano acercándola al cabello ajeno.. tocando los rizos deshechos con más punta de sus dedos hasta que se atrevió a acariciar su nuca como si fuese un cachorro, ante el toque Nastya suspiró despacio dejando sus manos quietas sobre la barra en la que había quejado ambos platos a la espera de ser servidos.
El de gabardina se dejó llevar inclinándose para acercar su nariz a la frente de la más baja, luego descendiendo por el lado derecho hasta su mejilla donde exhaló con ligereza antes de dar un paso acorralando inconscientemente a la otra, la miró de soslayo cortos segundos cegado por su suave esencia y entonces fue directo a su boca, dominando desde el momento en que sus labios se tocaron. La de ojos cafés correspondió por instinto cayendo ante la manera en que URSS la sostenía de ambos lados del rostro, contrario a sus caricias este no era lento y podía sentir como poco a poco la inclinaba para apoyarse en la encimera que tenía detrás hasta que el aire escaseó y su cerebro volvió a reconectar.
Se había besado con su jefe y este aún estaba tan apegado a ella como para poder sentir la respiración de su pecho tan cerca que la oía con claridad retumbando en sus oídos, pero no se sentía ni siquiera incómoda, de hecho la calidez que emanaba la hacía querer apoyarse en su pecho al menos un no para descansar. Aunque el teléfono en la oficina interrumpió resonando por lo que el de mirada hielo tuvo que alejarse rápidamente para ir a contestar ya que estaba en horario de trabajo, ella solo se quedó parada allí un rato procesando hasta que continuó con el desayuno tratando de no distraerse más a pesar de aún sentir la presión sobre sus labios.
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Una madre para Rusia ||URSS × Reader||
FanfictionNo tenía tiempo para estar cuidando de un niño problemático, era una super potencia y debía dedicarse enteramente a su trabajo, no a un mocoso que se escapaba todo el tiempo y rompía cosas. Aunque se dignó a darle una oportunidad final; Contrataría...