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Urss se acercó en silencio apagando la luz de su oficina para que está no lo delatara, con sigilo se acercó lo suficiente para poder notar que había una carta un poco arrugada con el sello del alto mando, solo con leer la primera línea de texto supo que se trataba de una notificación de baja en combate aunque no tenía idea del nombre que se encontraba más abajo donde probablemente lágrimas habían manchado la tinta dejando ilegible esa información.

Cuando la joven comenzó a tener hipo en medio de su llanto acabó por poner despacio una mano sobre su hombro, recibiendo una lenta mirada irritada y acuosa que dejaba ver qué tan destruida se encontraba en ese momento, sus labios hinchados temblaban y su pequeña nariz estaba roja, se veía tan mal que aún en silencio se sentó junto a ella. Nastya tardó un momento mirándolo antes de apoyar el rostro en su brazo y volver a llorar olvidándose totalmente de que estaba enojada con el mayor, ahora solo quería sentirse protegida al menos por un rato.. eso fue notado por el de hoz y martillo que se tragó su orgullo para rodearla con en otro brazo hasta que la menor se quedó dormida por el cansancio cerca de las dos de la madrugada.

Cuando amaneció la dejó acostada en el sofá con su gabardina cubriéndola y entró a su oficina para llamar al Kremlin a preguntar por la carta de defunción que llegó a la dirección de la casa, quedándose en silencio al enterarse de que la baja había sido el hermano menor de la castaña, entonces dio un par de órdenes más y colgó.

—¿Ana?.. –Rusia estaba de pie en la escalera, se había despertado confundido de no sentir a la humana cerca y al revisar en su habitación tampoco la vio ahí—.

—Está en el sofá, no la despiertes –El de ushanka pasó junto a su hijo con dirección a la cocina pues tendría que ocuparse del desayuno otra vez, almorzararían fuera y al volver haría la cena—.

El rojiazul se asomó para confirmar que la joven realmente estaba dormida en el sofá con el rostro un poco enrojecido, se sintió preocupado pero se sentó en a la barra a esperar en silencio aunque a los minutos recibió un plato con tostadas y mermelada de arándanos que comió despacio pensando en qué podría haberle pasado a su querida Ana.

—Cuando termines sube a bañarte y ponte ropa negra que no sea de diario, quédate en tu habitación hasta que te diga –URSS le explicó rápidamente a la par en que dejaba una taza con té junto al plato, volviendo a hablar cuando el menor hizo amagó de querer preguntar– Vamos a salir a un lugar en el que debes quedarte en silencio y solo tomar su mano.

Tras esa breve explicación subió a tocar las puertas de los mellizos que aún estaban en ropa de dormir, mirándolo extrañados puesto a que era más temprano de lo usual.

—Bajen a desayunar, saldré dentro de unas horas así que volverán a sus habitaciones, dejaré guardias en la entrada –Con ellos las instrucciones eran más básicas porque nunca pedían explicaciones para obedecer, así que siguió de largo a su habitación a buscar su propia ropa que dejaría sobre la hasta antes de salir—.

Cuando comenzó a planchar una camisa oyó la puerta de su primogénito cerrarse ligeramente fuerte, seguro se había topado con los dos menores en la cocina pero por suerte se contuvo debido a que había notado la situación de su cuidadora, al menos eso le dio la tranquilidad de terminar de preparar su ropa antes de entrar a la habitación que le había designado a la humana a buscar en su clóset, aunque solo habían un par de prendas oscuras pero eran ropa de hogar, así que tuvo que revisar las tallas de todo antes de bajar nuevamente a hacer otra llamada.

•   •   •

La de ojos cafés ya menos irritados miró confundida la bolsa que el carmesí había puesto sobre sus piernas luego de despertarla, ni siquiera recordaba bien que se había dormido en el sofá.

—Sube a darte una ducha y vístete con lo que hay dentro, no tardes –El más alto la hizo levantarse y volvió a lo suyo para hacer que enviasen el auto a la entrada de la casa, luego fue a abrir la habitación de Rusia y lo encontró sentado en su escritorio durmiendo con la cabeza apoyada en un pato de peluche que abrazaba– Despierta, ve a lavarte la cara que salimos en unos minutos.

—¿Y Мать?... –Preguntó soñoliento el platinado acomodándose en la silla, por suerte su ropa no tenía ninguna arruga pero estaba un poco despeinando—.

—..La esperarémos abajo, date prisa –Tuvo que pasar por alto el corregirlo de nuevo solo por la seriedad de la situación, así que luego de que el niño se arreglara bajaron a la sala– Bela, sube y ayúdala con su cabello.

La de piel verde lo miró dudosa para después asentir y subir al segundo nivel dando toques a una de las puertas que luego se abrió y cerró momentos después, la niña miró sin decir palabra a la humana que tenía un semblante agotado por alguna razón, pero siguió la orden que le dieron y esperó sentada un lado a que esta se vistiera igual de confundida con lo que sacó de una bolsa de papel azul marino; Un vestido invernal negro, medias largas de hilo de seda y tacones cerrados de mismo color que lo demás. La de ojos verdes tomó el cepillo de cabello que vio cerca y se levantó sobre la cama para así tomsr una parte de su cabello húmedo y desenredar con cuidado hasta su totalidad cuando ya estaba más seco, hizo algunos rizos en las puntas con ayuda del mango del cepillo y sujetó lo demás con una trenza mediana pasando de un extremo a otro en la cabeza ajena finalizando con eso.

Una vez la vio lista tomó su mano y la hizo salir, mientras la peinaba pudo caer en cuenta de la situación por su aura desolada y la ropa de negra, iban a ir a un funeral probablemente de un humano cercano a ella, acabó de confirmarlo al ver a su padre y al otro ruso también vestidos de negro y con abrigos listos para salir.

Una madre para Rusia ||URSS × Reader||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora