Capítulo 37

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Podemos hacer un trato.

Eres idiota o ¿qué? No sabes quiénes somos.

— Se quiénes son — bufó burlona —Tu jefa es mi tía y se que es lo que están tramando en estos momentos. Yo también quiero participar en su plan, mi tía me dejó obviamente, así que quiero hacer sufrir a esas personas que están allá — le indicó a la pareja y a la pequeña niña pelirrubia que comía los últimos restos del helado.

— ¿Me crees cara de idiota? Se que estás mintiendo. La jefa nunca nos dice sobre sus familiares.

Ella sacó su teléfono celular y le indicó el número de su tía, el sujeto frunció el ceño y luego verifica el número de su hija, siendo los dos los mismos.

— Ella está diciendo la verdad — otra voz apareció, siendo uno de la secta — Es la sobrina de la jefa, se llama Paulet y recién hoy llegó a New York. Yo la traje.

El sujetó bufó y se encogió de hombros. Dirigió su mirada hacia la pareja, la cual se había sentado en una de las bancas del parque mientras que la niña se dirigía a uno de los columpios.

— Que comience el plan...

Uno de ellos se puso al frente de los juegos infantiles, exactamente en uno de los árboles mientras observaba a la niña que estaba balanceándose en el columpio y con una pequeña sonrisa en su rostro. El otro sujeto en cambio observaba todo su alrededor y hasta la pareja, mientras que Paulet miraba más a la pelirrubia de una forma burlona.

Pasaron unos minutos y la pelirrubia se levantó del banco, le susurró algo a la otra persona que le acompañaba y se empezó a caminar.

— Iré asustarla un poco.

— No puedes ser vista señorita, su jefa me dijo que la cuidara y más que todo para que no haga nada que pudiera salirse de control. Ella quiere que hoy mismo empecemos con el plan y una de ellas es el objetivo.

— Mira idiota, se lo que tengo hacer y no necesito un idiota que cuide de mi. Además, estoy ayudando, así que me voy.

— Se-

— Dejala, con tal ya le advertiste un poco. Después de todo, estamos vigilados y la jefa podrá ver cada movimiento y acción que hacemos.

Paulet rodó sus ojos e hizo una mueca de enojo, se dirigió hasta llegar justamente donde se encontraba la pelirrubia. Por suerte de ella, a esa hora estaban transitando muchas personas, por lo que podría no ser vista fácilmente.

Antes de que la pelirrubia entrará a la tienda, pasó muy cerca de ella, susurrando unas pequeñas palabras y se perdió entre la gente hasta quedar a unos metros de ella. Pudo ver como el semblante de la pelirrubia cambió totalmente ante sus palabras.

Una sonrisa burlona y ladina salió de su boca, viendo como ella se encontraba desesperada, con miedo y temor a que la niña sea víctima de las personas que están detrás de ellos. La pelirrubia corrió por la calle sin percatarse del auto que venía hacia ella, por lo que ella pensó que el atropellamiento sería una buena opción para que el otro sujeto pudiera ser su trabajo de secuestrar aunquesea a la niña.

Sin embargo, el carro nunca llegó atropellar a la pelirrubia y eso ocasionó que Paulet este maldiciendo por dentro al ver que no había pasado nada y que la pelirrubia había gritado el nombre de la niña y ésta bajará del columpio hasta llegar a los brazos de ella.

El sujeto que estaba parado en el árbol, desvío su mirada hacia el otro lado y desapareció de allí antes de ser visto por ellos. Paulet golpeó sus zapatos en el suelo por el enojo y se dirigió hasta ellos.

La debilidad de un psicópata²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora