Capítulo 44

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— Cole, ¿dónde estás?

Cuidando a la pequeña ¿por qué?

— Jefa, ¡Llegamos!

Una voces que se escucharon lejos de la línea fueron escuchadas por Terry, que al instante las reconoció.

— Uhm, al parecer vienen trayendo algo...

Hubo un pequeño silencio en la línea, hasta que Cole hizo un sonido que Terry concluyó que se trataba de sorpresa y perplejidad a lo que acabo de ver. Algunos balbuceos y risas de fondo se escuchaban, hasta cuchicheos.

No puede ser... La chica, la mamá de la pequeña.

En ese justo momento, Terry sabía a lo que Cole estaba diciendo y contando de que el sonido que hizo hace algunos segundos, todo deducía que ellos tenían a Lilly, que había secuestrado a la única persona que no quería que estuviera en manos de la secta.

— Lilly...

Cole, tienes que venir ahora mismo. Esto se puso mucho peor de lo que me imaginé, hasta eso estaré cuidando a la niña.

Terry colgó la llamada inmediatamente y volvió hacia Bianca, que se encontraba sollozando en el sofá de su residencia. Hace algunos minutos tuvieron que salir por órdenes del comandante García y de los oficiales, ya que tenía que abrir la investigación sobre el secuestro de Lilly White.

Bianca no tuvo más opción que decirles a los oficiales de la persona que fue secuestrada porque se trataba de su hija, aunque omitió la parte de Bunny, porque iba a ser un gran problema, pero agradeció que el Comandante García no le cuestionara nada ni los oficiales, aunque se le hizo extraño.

— Mi Lilly, mi pequeña Annie — susurró en sollozos y con una gran opresión en su pecho que le dificultaba respirar.

— Tía, no se altere de esa manera, podría tener un desmayo o algo mucho peor — dijo Terry, sentándose a lado de Bianca.

— Mi hija y mi nieta, Terry, ellas están en manos de esos criminales. No pude hacer nada, me siento una inútil — lloraba con desesperación y angustia, provocando una tembladera de manos.

— Tiene que calmarse, por favor...

Bianca negaba varias veces, absteniéndose a lo imposible y a lo peor, donde su mente le plasmaba muchos episodios horribles que pudieran estar su hija y su nieta en manos de esas personas sin escrúpulos. El miedo gobernó todo su cuerpo y sin pensarlo dos veces habló de algo que no debía mencionar.

El nombre de esa persona que le juró no decirle a nadie porque podría ocasionar un disturbio y caos completo más de lo que ya estaba.

— Bunny — pronunció, dejando a un Terry atónito y petrificado ante la mención de esa persona — Busca a Bunny y ayúdalo a encontrar a mis niñas, por favor — le suplicó — Es la única solución para traer de vuelta a mi niñas.

— Usted sabe muchas cosas...

— Mentí, de acuerdo... Todo en este tiempo tuve que mentir para que mi hija y mi nieta sea feliz y este en paz.

— Es inaudito... Todo este tiempo ha mentido sobre el paradero de Lilly y Annie, porque no me lo dijo cuando vine la vez pasada.

— No me correspondía decírtelo. Se que eres considerado como un hijo más en mi familia y más en la vida de mi hija, pero no podía decirle a nadie la verdad que ha ocultado todo este tiempo Lilly, eso podía ponerles en peligro.

— Lilly siempre lo supo — susurró, desviando su mirada — Siempre sabía dónde estaba Bunny...

— No hagas que me arrepienta de decirte esto, pero tenía que decirte una parte para que puedas traer de vuelta a mis niñas. Estoy segura que ella te contara toda la verdad después, pero por ahora búscalo, nadie más que él puede traerlas sanas y salvas.

La debilidad de un psicópata²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora