La debilidad de un psicópata²

Capítulo 36

— Annie...

Sus pasos se volvieron lentos, sus piernas temblaban en cada paso que cada y le hacía imposible caminar con facilidad. Tocó el asfalto y al ver como ese sujeto se movía al parecer a la dirección de Annie, sus sentidos se activaron a tal grado que corrió sin percatarse de los carros.

— ¡Cuidado!

El pitido de un carro ocasionó que ella saltará perpleja y asustada, pero por suerte el carro se había parado antes de atropellar a la pelirrubia. Aquello no le importó y solo siguió corriendo hacia su pequeña. Bunny que había escuchado el pitido fuerte de un carro y el frenazo a raya que éste hizo, desvío su mirada hacia la calle.

Vio perfectamente como Lilly corría hacia ellos con un semblante de miedo, pero no era a él quien estaba viendo, sino a la pequeña, que había parado el columpio al escuchar lo que estaba pasando en la calle.

— Mierda...

El sujeto siseó al ver como la pelirrubia venía hacia su objetivo, por lo que no tuvo más opción de irse antes de que ella pudiera alterarse y lograr llamar la atención de los demás, peor del hombre que les estaba acompañando. Sin éxitos en lo que fue enviado, volteó rápidamente por unos de los árboles y desapareció antes de ser visto por Lilly.

— ¡Annie!

Lilly gritó por instinto y la pequeña al oír a su madre, se bajó del columpio con cuidado y corrió hacia ella. El azabache no entendía lo que estaba pasando y el por qué la pelirrubia estaba de ese modo, como si alguien le hubiera amenazado de tal manera que su instinto era ir hacia la pequeña.

Amenaza.

Se repitió en su cabeza y parecía que Elians lo había escuchado claramente, porque su cabeza empezó a tener unas punzadas que ocasionó que se inclinará hacia delante con sus manos en su cabeza.

— ¡Mami!

Annie llegó a los brazos de Lilly, que al momento es llenada por varias caricias en su cabellera rubia y el sollozo mezclados con hipidos de su madre. Ella balbuceaba algunas palabras mientras mecía a su hija en sus brazos, y la pequeña no entendía que era lo que le pasaba a su madre, algo que le preocupó mucho.

— Mami, ¿por qué lloras? — le preguntó Annie al escuchar cómo su madre seguía sollozando y sentía como si respiración aún seguía siendo irregular.

— Mi amor — le susurró — Pensé que te iban hacer daño.

Annie no entendía lo que su madre estaba diciendo, por lo que quiso preguntar, pero una cabellera azabache apareció a lado de ellas.

— Lilly — susurró — Debemos irnos.

Las personas que estaban a su alrededor empezaron a mirar hacia ellos, algo que al azabache no le gustaba. La pelirrubia se separó despacio de Annie y miró al azabache, sorprendiéndose a lo que estaba mirando justo ahora.

— ¿Elians?

— No soy Elians, Lilly.

— Pero tus ojos...

Bunny la miró confundida, sin entender que le estaba pasando o que tenía en sus ojos. Tan solo tomó a la niña en sus brazos y ayudó a la pelirrubia a levantarse para luego irse del parque, aún teniendo la mirada de las personas hacia ellos.

Minutos después llegaron al departamento, Annie se había quedado dormida en los brazos de Bunny y Lilly aún tenía el miedo a flor de piel después de todo lo ocurrido minutos atrás en el parque. Aún tenía la voz de esa persona resonando en su cabeza, deduciendo perfectamente que era la de una mujer y no la de un hombre.