Epílogo

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Años después

— Le va hacer daño al bebé si bajas de esa manera.

— Necesito visitar a mis padres y a mis tíos, Cole. Además, solo tengo tres meses de embarazo.

— No importa los meses que tengas, debes cuidarte mucho y no hacer malas fuerzas. De seguro tus padres y tus tíos te hubieran regañado si estuvieran aquí.

— Eres muy exagerado — bufó.

En sus manos traían cuatro ramos de flores, las tres eran blancas y una amarillas, el color que le gustaba a su madre. Suspiró melancólica y siguió su caminar hacia las cuatro lápidas que se encontraban juntas en un zona donde le había construido una pequeña capilla para ellos.

Ver sus lápidas solo le traía tristeza y melancolia, sintiendo como si fuera ayer que fallecieron en situaciones distintas, dejándola con su abuelita Bianca y con Cole.

— Papitos, tío Bunny y tío Terry, ha pasado muchos años que han dejado este mundo — se arrodilló al frente de ellos con ayuda de Cole.

Cole siempre la cuidaba por su embarazo y la tenía vigilada las veinticuatro horas del día, que por un momento le asfixiaba tenerlo pero en ocasionaba le daba ternura ver cómo era atento con ella en cada andar que daba y cada acción que hacía en la casa y en algunos lugares que visitaban.

— Hubiera querido tanto que estuvieran aquí cuando me enteré que estaba embarazada y que en un mes me voy a casar — sus labios temblaron y sus ojitos comenzaron a llenarse de lágrimas.

Hace catorce años le detectaron una grave enfermedad a su padre, que aunque tuvo que estar en puros tratamientos para vencer al cáncer de médula, no pudo lograrlo, muriendo en una mañana del 16 de septiembre en ese hospital. Su madre había estado todo el tiempo a su lado sin ni siquiera despegarse de él cuando estaba en el hospital en ningún momento, hasta dormía cuando debían internarlo por las fuertes recaídas que tenía.

Aquella mañana del 16 de septiembre, Lilly estaba recostada a su lado porque el azabache le había pedido la noche anterior. Despertó y lo primero que hizo fue darle muchos besos en todo el rostro del azabache, pero algo le había dejado confundida porque Elians no se movía. Lo llamó varias veces sin éxito, llegando a un punto donde la pelirrubia estaba desesperada y ya con lágrimas en los ojos al notar que el azabache no despertaba, empezó a gritar porque no quería creer que el amor de su vida se había ido de ese mundo.

En ese mismo momento no solo murió Elians, sino también Bunny, porque después de estar tanto años en el cuerpo del azabache, su alma se iba enfermando poco a poco por su vínculo. Él también sentía el dolor de Elians, pero podía soportarlo un poco más, por lo que le había dicho en varias ocasiones al azabache que lo dejara salir para que él no se debilitará tanto, pero él no lo dejó, porque sabía que iba a morir y quería pasar tiempo con el amor de su vida y con su pequeña hija antes de dejar de existir.

Fue doloroso tanto para ella como para su madre verlos morir. En ese tiempo Annie tenía 17 años y estaba a punto de entrar a la Universidad, pero tuvo que retrasarlo por la muerte de su padre y de su tío. La escuchaba llorar desconsoladamente todas las noches y ella también lo hacía, por lo que siempre se quedaba mirando al cielo desde su ventana. Así fue durante unos meses, pero  un día su madre entendió que debía salir adelante con el recuerdo de su esposo y de su gran amigo, por lo que tuvo que ir al psicólogo para superar su partida y así poder salir adelante con su hija.

Annie extrañaba mucho a su padre y a sus tíos, pero le daba mucha alegría ver a su madre sonreír de nuevo después de la dolorosa partido de su padre y de Bunny, y así fue durante cuatro años que Lilly empezó a sentirse cómoda con su nueva rutina. Sin embargo, en una fría mañana del 16 de septiembre, Lilly no volvió a despertar más.

La debilidad de un psicópata²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora