Capítulo 38

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— Perdone que la haya molestado a estas horas.

— Si es sobre mi hija, no me importaría salir a la hora que sea con tal de verla. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué se puso así? — le preguntó, aunque notó algo más en el azabache — Y hasta dónde veo, no eres la persona que fue hablar conmigo aquella vez. Tus ojos estan-

— Soy Bunny — le dijo de la nada, por lo que Bianca al escuchar ese nombre empezó a caminar hacia atrás — No me tenga miedo señora, no soy el mismo, he cambiado.

— ¿Cómo estás tan seguro de eso?

— Hace rato la hubiera matado o algo así, pero míreme, no lo hice. Usted no tiene de qué preocuparse, personas importantes de Lilly nunca les haría daño.

Bianca parecía suspirar de alivio al escucharlo, pues podía escuchar la sinceridad de sus palabras. El arrepentimiento y al crear sentimientos nuevos que nunca los había tenido, es una gran ventaja para salir adelante, aunque no del todo, pues el pasado siempre estará latente y hablarán cuando menos se lo esperan, tal y como ocurrió en esta ocasión.

Trajeron de vuelta a Bunny.

— ¿Qué ha pasado ahora, B-Bunny? — Bianca había notado otra cosa más — ¿Y Annie?

— Lo siento — fue lo único que susurró  para después caer de rodillas al suelo en muestra de perdón.

Bianca al verlo, solo abrió la boca poniendo sus manos en éstos. Quedó perpleja, asustada y con miedo al entender esa palabra.

— M-mi nieta... No me digas que-

Bunny mordió su labio sin saber más que decir. ¿Cómo le iba a decir a ella que la niña había desaparecido? Peor aún, que estaba en manos de sus enemigos. Así lo había catalogado desde que concluyó que todo lo que le había sucedido esos días, eran porque ellos intentaba mandarlo al precipicio vacío que estuvo en el inicio, y que su objetivo era obviamente tenerlo a su merced y así terminar con lo que había empezado hace muchos años atrás.

Sintió una gran bofetada en su mejilla, dejándole perplejo y dolido, porque si, se lo merecía por no haber cuidado a lo más preciado que tenía Lilly. Después unos golpes llegaron a su pecho, sintiéndose aún más culpable de la situación.

— ¡T-te dije que las cuidaras! ¡Te lo dije, carajos!

Bianca golpeaba con sus puños en el cuerpo de Bunny sin detenerse, sus lágrimas caían por sus mejillas y sintiéndose enojada, con coraje, irá, preocupación y todos los sentimientos que pudiera tener una persona hacia la otra por no cuidar a lo que más amaba. La pequeña estaba en manos de unas personas viles y malas, con ganas de hacer daño a un ser inocente sin sentir culpa ni remordimiento de sus actos.

— L-lo siento tanto... — dijo entrecortado, porque él también le dolía y las palabras de Bianca, maldiciendo y echándole la culpa de todo, no ayudaba en nada.

Elians seguía en su interior débil y con un gran dolor que ocasionaba que Bunny sintiera lo mismo. Él no le había echado la culpa de nada, pues sabía que en cualquier ocasión ellos iban atacar de la peor manera, logrando que estuvieran vulnerados, y que con solo una amenaza de hacerle daño a la pequeña, ellos tendría lo que más han querido.

— Se que no tengo justificación, pero le juro que traeré a Annie con nosotros, con su familia. Solo que, por favor, no odie a Elians por mi culpa.

Bianca seguía con su cabeza cabizbaja y sollozando de rodillas, con sus manos en éstas.

— M-mamá...

La voz de Lilly se escuchó en toda la sala, ocasionando que tanto Bianca y Bunny alzarán sus miradas hacia ella. Bunny fue el primero en levantarse para verificar el estado de Lilly, pues hace dos horas había tenido un ataque de nervios por lo de Annie, provocando que quisiera hacerse daño así mismo inconscientemente, por lo que Bunny no tuvo más opción de sedar a la pelirrubia.

La debilidad de un psicópata²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora