— Amor, ya llegué.
El azabache con todo lo que había pasado en su trabajo había estado enojado y con la mirada perdida en todo el trayecto hasta su residencia. Solo el calor familiar, cansancio y el enojo se había ido en cuestión de segundos.
— ¡Papito!
El tremendo grito de alegría de su hija ocasionó que una gran sonrisa en su rostro apareciera. La pequeña saltó desde el sofá hasta los brazos de su padre.
— Annie, te he dicho que no saltes de esa forma. Te puedes lastimar — dijo la pelirrubia, bajando de las escaleras.
— Lo siento mami — puchereó.
— Siempre hace lo mismo para que la perdone — negó con su cabeza con una sonrisa en sus labios — Hola amor — se acercó y le dio un casto beso.
— Mucho amor hay aquí — dijo la pequeña Annie.
— Mejor ve a lavarte las manos para comer ¿de acuerdo?
— Si mami.
La pequeña bajo de los brazos de su padre y fue hacia el baño.
— El doctor llamó — mencionó la pelirrubia, pasando sus manos alrededor del cuello del azabache — Dijo que los resultados estaban para pasado mañana.
El azabache pasó sus brazos alrededor de la cintura de la pelirrubia.
— Espero que no sea nada malo.
Lilly percibió un aroma diferente en la ropa del azabache. Un aroma un poco fuerte de un perfume de mujer, diferente al que ella usaba. Extrañada por eso, se alejó del azabache y le iba preguntar pero Annie apareció nuevamente ya con sus manos lavadas.
Fueron hasta la cocina, donde la pelirrubia sirvió la cena para los tres. Mientras degustaban la comida, la pelirrubia estaba en su mundo, dando una razón del por cual Elians traía un aroma diferente, pero no cualquiera, sino de una de mujer.
Ni siquiera se había dado cuenta que el azabache y la niña ya habían acabado mientras que ella no había probado el plato.
— ¿Lilly?
Lilly parpadeó varias veces al escuchar la voz del azabache.
— ¿Qué ocurre? ¿Y Annie?
— Annie fue a lavarse sus dientes, y creo que no te diste cuenta, pero eso es lo mismo que yo quiero saber ¿qué te pasa? — le preguntó preocupado porque desde que había comenzado a comer, la pelirrubia había estado mirando un punto fijo y no había probado ningún bocado de la comida.
Lilly vio que el azabache se había sacado su chaqueta y ahora estaba con una camiseta blanca. Pero algo hizo que se sintiera peor de lo que ya estaba.
En la camiseta de Elians tenía una marca de labial rojo de mujer.
— Yo quiero preguntarte algo — dejó de lado la cuchara y él asintió — ¿Dónde estabas antes de llegar?
El azabache un poco extrañado por la pregunta, le respondió:
— Estuve en el trabajo amor.
— ¿Estás seguro?
— Claro, donde más voy a estar cariño.
— No me mientas Elians — le dijo, sonando un poco ¿triste?
La verdad es que no sabía cómo sentirse antes las palabras que salían de la boca de la pelirrubia. El azabache se sentía confundido del cambio de la pelirrubia en esos momentos.
— No te estoy mintiendo.
— Entonces ¿por qué traes un aroma diferente y una marca de labial en tu camiseta? — le preguntó — Y no es cualquiera aroma, es de un perfume de mujer.
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La debilidad de un psicópata²
رعبCuatro años pasaron desde la última vez que Lilly vio a su madre y a las dos Agentes. Pero parecía que el infierno no había acabado. Adam seguía en su búsqueda después de haber descubierto muchas cosas y otras personas relacionados con Dolly seguía...