Capítulo 19

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— L-Lilly

La pelirrubia sonrió al ver a su madre, sintiendo sus ojos nublarse al ver como ella empezaba a caminar lentamente con la misma expresión de cuando la vio.

— M-mami...

La señora White pasó su mano por todo su rostro, tratando de verificar que si lo estaba viendo sus ojos era real o solo era parte de su imaginación. Ella sintiendo las caricias de su madre, se acunó en la palma de su mano cuando ella llegó a sus mejillas.

— ¿Enserio estás aquí? — empezó a sollozar — ¿Eres mi Lilly? Oh dios.

— Si mami, soy yo...

Ella no pudo más con la emoción y la abrazó. Las dos empezaron a sollozar más alto a medida que pasaban los segundos, en verdad había extrañado ese ambiente familiar donde madre e hija se pasaban los minutos y horas juntas, abrazándose como si fuera algo común de todos los días e ir de paseo los fines de semana para disfrutar lo hermoso de la ciudad.

Pero ahora.

Era un abrazo lleno de emociones donde no se había visto en años, necesitadas de tener ese ambiente familiar de madre e hija que se perdió desde el momento que la pelirrubia fue secuestrada y luego irse cuando pensaba que todo iba a ser normal como antes.

Le dolió.

Bianca le había dolido demasiado ver el estado de la pelirrubia después de que la rescatarán, y peor fue cuando ella se fue sin decirle nada a nadie y solo una nota diciéndole sus sentimientos por la misma persona que le secuestró y que el bebé era de él.

—Suplique mucho para que este momento llegará. Mi pequeña, mi Lilly...

Lilly escuchaba las palabras de su madre, sintiéndose culpable por la manera que la había abandonado. Porque si, ella lo sentía así por irse cuatro años y no volver cuando a miles de kilómetros se encontraba su madre con la esperanza de que ella volviera algún día.

Si tan solo supiera que lo hizo por otra cosa.

— P-perdoname — dijo entre cortado la pelirrubia, porque no podía hablar bien por los sollozos.

— N-no mi amor, no digas eso — acarició su melena rubia.

Lilly se separó solo un poco viendo y la vio a los ojos, mordió su labio inconscientemente y sus labios temblaron.

— T-te deje sola, me fui y solo te dejé una carta. P-perdoname por no ser una buena hija, y-yo...

— Shh — dijo sutilmente — No me pidas perdón hija.

— Lo tengo que hacer mamá,en verdad perdóname... Me fui de tu lado sin nisiquiera pensar en tu sufrimiento-

— Tu sufrimiento estaba aquí cariño — Leí tu carta y pude entender el sufrimiento que estabas viviendo aquí, en esta ciudad donde pasaste lo peor.

— Soy una mala hija ¿verdad?

Ella negó con su cabeza.

— No cariño, no lo eres — acarició su mejilla — Hiciste bien en alejarte un poco de esta ciudad, donde tanto daño te han hecho. No te puedo mentir, si me dolió al ver que te fuiste, pero después entendí que quería estar sola.

— Pero me enamoré de la misma persona que me secuestró, e-

— El amor se da inconscientemente, ese sentimiento aparece cuando menos te lo esperas. Él está muerto y me sigo imaginando el dolor que has estado sintiendo.

No lo está mamá.

Lilly solo bajo la mirada. El azabache para el mundo estaba muerto, pero para ella y su hija no. No podía decirle a su madre que esa persona que todos pensaban que estaba muerto, en realidad estaba vivo.

La debilidad de un psicópata²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora