La hija del Policía ﹝+18﹞

Capítulo 8❤️

Calabozos y Dragones.

Tomé mi primera clase, la que llevaba junto con Eddie y no lo vi. Caminaba por los pasillos con la angustia de encontrarlo por algún lugar, pero eso nunca sucedió.

Durante la hora del almuerzo lo vi en su mesa de siempre, él estaba serio, hasta sus amigos podían notarlo. Les transmitía esa melancolía a todos y evitaban hablar mucho entre ellos.

Yo no dejaba de mirarlo, esperando que en algún momento me devolviera la mirada.

Eso nunca sucedió.

Robin llegó y azotó con rabia su charola de comida contra la mesa haciéndome brincar del susto. No la vi llegar por estar viendo a Eddie.

—¡Cruzaste la raya, Emma! —me señaló con el dedo mientras se sentaba.

—¿De qué hablas? —pregunté confundida.

—¡No te hagas tonta! No eres estúpida, Emma —espetó.

Era la primera vez que la veía así de enojada. Esa semana me había tocado ver a muchas personas enojadas conmigo cuando nunca esperé verlo.

—No comprendo de qué hablas —respondí.

—¿No recuerdas qué sucedió el sábado?

—Ya me dijeron lo que le hice a Eddie —rodeé los ojos.

—Eso significa que lo que hiciste con Billy ¿No lo acuerdas? —se puso las manos en la cintura.

—¿Con Billy? —pregunté asustada— ¿Qué hice con Billy?

—No puedo creer que tampoco te acuerdes de eso— se puso la mano en la frente.

—Robin ¿Qué hice con Billy? —insistí desesperada mirándola a los ojos.

—¡Lo besaste enfrente de toda la escuela! —me gritó.

—¡Santa mierda! —me cubrí la boca.

De eso no tenía ni idea, era algo que también había olvidado.

—No recuerdo nada de eso —expliqué— ¿Serías tan amable de decirme qué pasó exactamente?

Robin pudo ver en mis gestos que yo estaba realmente asustada y hablaba enserio.

No recordaba casi nada de esa fiesta.

—Pues —compuso su garganta— jugaron a verdad o reto y te tocó a ti, tenías que decir quién te gustaba de los que estaban ahí o besar a Billy —hizo una pausa— preferiste la segunda opción.

—¡¿Besé a Billy?! —aún no me cabía la idea en la cabeza.

—No lo besaste, te lo tragaste frente a todos —se burló.

—¡No puede ser! —me cubrí la cara.

—¿Sabes qué es lo peor? Que al parecer lo hiciste sólo porque Eddie estaba ahí jugando y querías molestarlo.

La miré incrédula.

—Cosa que lograste —continuó— porque Eddie no soportó ver como tú y Billy se comían a besos, prefirió levantarse y salir de ahí.

Me quedé con los labios entreabiertos.

Agregué una cosa más a mi lista mental de estupideces que hice y por las cuales Eddie estaba tan molesto conmigo.

—No puede ser ¡Soy un asco de persona! —fruncí el ceño.

—Quizá solo deberías controlar la cantidad de alcohol que consumes —sugirió mientras empezaba a comer.