Capítulo 22❤️

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El susto.

Estaba en el tiempo entre dos clases y caminaba por los pasillos, abrazando unos libros y con la mirada perdida. Iba a una clase muy importante pero no podía dejar de pensar en la fiesta, quería que todo fuera perfecto. Me emocionaba más el cumpleaños de Eddie que el mío.

De pronto, sentí un jalón de mi blusa y me arrastraron hacia dentro de un cuarto de servicio.

—¡Hola, preciosa! —dijo Eddie.

—¡Que forma tan salvaje tienes de saludarme! —susurré bromeando.

Eddie cerró bien la puerta y me tomó de la cintura para besarme.

Me encantaba verme con él a escondidas en los rincones oscuros de la escuela. La adrenalina de hacer algo prohibido en un lugar prohibido hacía todo más interesante.

—Te extrañé muchísimo —susurró entre besos.

—Yo también —respondí de la misma forma.

Estábamos en un lugar oscuro. Sólo entraba una línea de luz por debajo de la puerta y se sentía muy bien estar cerca del cuerpo de Eddie sin ver mucho, pero sintiendo mucho. Me pegó contra la pared y empezó a intensificar sus besos. Sólo se separó de mis labios y empezó a besarme el cuello. Acariciaba mis piernas muy desesperado, se aprovechaba de que traía una linda falda y podía explorar más de lo que debía.

—Eddie... Aquí no —suspiré.

—¡Te extrañé mucho! —repitió sin dejar de besarme.

Yo me estaba derritiendo con sus candentes besos, pero no tenía sentido empezar algo que no podríamos terminar.

—¡Eddie, basta! —susurré.

—Amor... No me dejes así —suplicó apretando mi cuerpo contra el suyo.

—Debo irme.

La verdad es que yo también deseaba quedarme hasta terminar todo, pero debía irme.

—¡Eddie! —subí más la voz y utilicé toda mi fuerza para separarlo de mí.

Escuché como resopló molesto.

—Cariño, tengo una clase importante ahorita —expliqué sobando su mejilla—. Si quieres me escapo contigo después de esa hora, pero ahorita debo irme.

—Está bien —respondió a secas.

No podía verlo muy claramente, pero juraría que estaba haciendo pucheros.

—¿Nos vemos en tu auto después de esta clase? —pregunté con voz seductora.

—Sí, cariño —susurró y me besó.

—No vayas a salir hasta que se te quite esto —le advertí tocando su entrepierna.

—Si haces eso, menos se me va a quitar —bromeó.

Yo traté de no reírme y ponerme seria. Abrí la puerta y salí como un ratón de su ratonera, tratando de que nadie me viera y regresé a clases.

—¿De dónde vienes? —preguntó Robin al verme entrar al aula.

—De mi otra clase ¿Por qué? —dije nerviosa.

—¿De qué era tu clase? ¿De anatomía? —soltó una carcajada y empezó a acomodar mi cabello con sus manos.

—¡Cállate, tonta! —reí y me senté en mi lugar.

—Ni siquiera se aguantan estando en la escuela —bromeó.

—Así estabas tú con Vickie hace unos meses.

—Pero nosotras no hacíamos eso en la escuela —rio.

La hija del Policía ﹝+18﹞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora