Capitulo 9

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Terminaron de almorzar mientras que Kara terminó pero de limpiar, todos pasaron para verla incluso le insistieron para que vaya a comer algo pero cuando se dió cuenta que terminó antes de lo que esperaba le pidió a Max que le indique las mangueras que debía sacar, quería terminar totalmente su castigo para poder ir a bañarse y almorzar de manera relajada y limpia.

Lena nuevamente estaba ida en sus pensamientos con respecto a la rubia, no quería ser imprudente pero lo peor era que...

¿Por qué le importaba?

Soltó un pesado suspiro entonces decidió ir a "supervisar" la última labor de la rubia. Al llegar a ellos notó que Max le señalaba las mangueras que debía sacar, afortunadamente solo eran tres.

-Capitana.- Dijo la rubia en modo de saludo.

-Zor-El.- Correspondió el saludo.

La vió alzar el primer rollo de manguera como si fuera que tenía el peso de una almohada. Tragó saliva ante lo que estaba viendo, la llevó tranquilamente cerca de la entrada, la vió hacer lo mismo dos veces más y en todo el recorrido solo pudo mirar unos segundos disimuladamente entre sus piernas. Se preguntó lo siguiente...

¿Cómo es que no se había fijado en semejante...? Eso.

-Y ahora por favor ve a bañarte y come algo.- Pidió seriamente.

La rubia le dedicó una ancha sonrisa y asintió. La vió marcharse mientras que Max se quedó con ella.

-Ahora veo porqué te ganó.- Dijo la capitana dejando a un Max con ganas de protestar.

La rubia entró al vestidor, siempre tenían ropa de repuesto ya que cualquier cosa podía pasar en un incendio o en un rescate así que puso su uniforme limpio en el banquillo y agarró las cosas que utilizaría para su baño, entró en una de las duchas. Lo graduó hasta que fuese tibio entonces se ubicó debajo del agua.

Sintió como su cuerpo se relajaba, empezó a ponerse el shampoo en el cabello y al cerrar los ojos inevitablemente pensó en su capitana. Soltó un suspiro al recordar aquella mirada que le dedicó en la oficina, el efecto que causaron sus palabras pero más fue a causa de su tono de voz.

¿Por qué tuvo que acercarse y hablarle de esa manera? Se preguntó.

Quería evitar pensarla por muchos motivos, pero era inevitable aunque la ojiverde no tenía la intención, la provocaba. Buscó razones del cuál justificar su inexplicable erección por cosas que no la habían estimulado antes, porque ausencia de sexo no era el motivo.

Se enjuagó el cabello para ponerse el acondicionador solo en la punta de su cabello.

También pensó en lo provocativa que se veía estando sonrojada y no tardó en imaginar estando ella así durante un buen polvo.

-Mierda.- Susurró cuando vió a su amigo bien animado.- Ahora no estúpido respeta el lugar de trabajo carajo.

No era extraño que Kara hablase con su miembro pero no era bueno que lo hiciera en ese momento sabiendo que alguien le podía escuchar. Se maldecía por dentro porque a pesar que empezó a pasar el jabón por todo su cuerpo y pensar en otra cosa, no se le bajaba.
Pero si no se descargaba ahora, después se pondría peor, no, lo peor es en quién debe pensar para descargarse porque sabía que si pensaba en alguien más no resultaría o al menos tardaría demasiado y no tenía mucho tiempo.

-Mierda, mierda.- Empezó a susurrar maldiciones mientras se ponía el acondicionador en la mano pero esta vez no lo usaría en el cabello así que lo llevó a su miembro esparciendo en todo su largo.

No era la primera vez que se iba masturbar pensando en alguien pero Lena no era cualquiera, no era una chica que vió en un bar, tampoco solo una compañera de trabajo ni mucho menos fue provocada por ella al menos intencionalmente no. Le pareció raro todo lo que le hacía sentir aquella mujer que parecía que no fuera de este mundo.
Entonces empezó a recordar esa mirada que le dedicó la primera vez, esos ojos verdes penetrantes mirándola de una manera que le erizaba la piel, intimidante y también descarada cuando su mirada recorrió en sus brazos. Aquél acercamiento en su oficina donde inesperadamente la excitó con solo susurrarle con palabras que fueron mal interpretadas por ella misma ya que se imaginaba usando esos términos en la intimidad, como tener que castigarla, para probar su fuerza... En donde se imaginó sosteniendo de repente su bien formada cintura impulsando a que rodeara sus piernas en ella para luego empujarla contra la pared y buscar penetrarla sin descanso hasta que la ojiverde diga basta. O probar su agilidad cambiando de posición sin dejar de darle placer para que dijera su nombre y que no parase. Por último dejarla con las mejillas sonrojadas por el inmenso placer que le ha estado dando y que a penas respire por los tantos orgasmos regalados.

Entre Llamas 1ª ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora