Capítulo 37: Juego de tronos.

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A la mañana siguiente me desperté bastante tarde, casi había escapado de la cama cuando Alistair rodo hacia mi lado y extendió una mano para envolverme con su brazo con firmeza por la cintura y arrastrarme de nuevo a la cama.

Proteste por la sorpresa.

-¿Qué estás haciendo? –

Alistair hizo caso omiso a mi comentario.

-¿Dónde vas tan pronto? –

-¿Pronto? casi es mediodía – le dije – he de planificar nuestra entrada para que tenga el suficiente impacto para que la gente nos haga caso.

-Pensé que te gustaría gozar de la última mañana que tenemos en una cama, vete a saber cuándo volveremos a dormir así –

-La oferta es tentadora, pero tenemos cosas que hacer si quieres descansa un poco más –

-No, pero quédate un rato más es agradable tenerte así – me dijo Alistair al odio – nadie más solo tú y yo.

Nos quedamos un ratito mas solamente abrazados en la cama, luego desayunamos y nuestros amigos nos acompañaron al salón de la Gran Asamblea que estaba en palacio, todos iban bien preparados puesto que nadie sabía a lo que nos enfrentaríamos en ese lugar.

Antes de entrar nos encontramos con Ser Cauthrien quien al final con mucha par lamentación nos dejó pasar con la súplica que le perdonáramos la vida a Loghain pero era una promesa que sabía que no podía cumplir.

Cuando entramos en la sala con la asamblea ya empezada la gente se nos quedó mirando y murmuraba nuestro paso, ahí está Lady Cousland o el bastardo de Maric, etc.

-Señores y señoras de la gran asamblea – dijo Arl Eamon des del estrado – Teyrn Loghain quiere que renunciemos a nuestras libertades y tradiciones por el temor. Es el quien nos ha conducido a esto pero ¿debemos poner nuestro destino en sus manos? ¿Debemos sacrificar todo lo bueno que tiene nuestro reino para salvarlo?

La gente exploto en aplausos, una cosa debía reconocer al Arl era un magnifico orador, tenía toda a la sala pendiente de sus palabras.

-Impresionante interpretación Eamon – dijo Loghain – pero no creo que a nadie le interese. Pretendes colocar un títere en el trono, eso todos lo sabemos pero la pregunta que más me preocupa es ¿Quién moverá sus hilos?

Entonces se giró y me miro de arriba abajo.

-¡Ah! Aquí tenemos la titiritera – dijo con tono de burla -¿dime guarda como piensan arrebatarnos el reino los Orlesianos? ¿Se dignaran a enviar tropas o simplemente nos darán ordenes atravesó de esa caricatura de príncipe?

-Loghain ¿realmente estas escuchando lo que estás diciendo? – Le pregunte – conocías a mi padre, era un leal súbdito de nuestro Rey Cailan y antes de el de Maric, como puedes creer que participaría en algo así y Alistair es el hijo de Maric no iría nunca contra lo que su padre construyo.

-¿Qué te han ofrecido? ¿Cuánto vale el honor de Ferelden? –

Ese hombre se creía sus propias mentiras no tenía salvación alguna.

-¡Yo no soy quien ha traicionado a Ferelden! – le grite exasperada.

- ¿De verdad tenemos que hacer caso a esas acusaciones pueriles? – dijo Bann Ceorlic.

-¿Así que una de los asesinos de Cailan tiene la desfachatez de hablar de traición? – Dijo Loghain y yo ya empezaba a perder la paciencia – Llevasteis a nuestro rey a la tumba con vuestros cuentos de hadas de Guardas montados en Grifos.

-Ya que empezamos con las acusaciones por que no les cuentas que permitiste que Rendon Howe ¿encarcelara y torturara inocentes? –

-¡La guarda dice la verdad! – Dijo Bann Sigrhard– a mi hijo se lo llevaron en mitad de la noche, algunas de sus lesiones...están más allá de las habilidades de cualquier curandero.

Esta es mi historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora