Capítulo 22: Salvar a Arl Eamon.

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Fueron siete largas jornadas de viaje des del templo en ruinas donde descansaba la eterna morada de Andraste, hasta que divisamos los estandartes de Risco Rojo.

-¿Crees que funcionaran? - me pregunto Alistair con tono de preocupación.

-Eso espero - le respondí.

-Alistair, tienes que tener fe en el Hacedor- le dijo Leiliana- seguro que todavía tiene planes para Arl Eamon.

Cuando llegamos a las puertas de la fortaleza, Bann Teagan nos estaba esperando.

-Lady Cousland, benditos sean los ojos - dijo apretando mis manos con las suyas- ha pasado largo tiempo, decidme ¿Habéis encontrado la Urna?

-Así es, debemos darnos prisa, el tiempo apremia - le respondí.

Entramos en el castillo y Lady Isolda nos recibió con la frialdad con la que la conocimos, todo lo que habíamos hecho para salvar a su hijo y a su marido poco importaba ya, volvía ser la mujer altiva que conocíamos.

-Haré que os preparen habitaciones mientras preparamos el ritual - dijo ella.

Todos nos dirigimos a los cuartos que nos habían sido asignados. Nos despojamos de nuestras ropas sucias y roídas y nos aseamos.

Luego fuimos conducidos a los aposentos del Arl, donde ya había una clérigo de la Capilla y un mago. Esparcieron las cenizas encima del cuerpo inerte del Arl y en pocos minutos abrió los ojos.

Se despertó confuso y no tenia ni idea de lo que había pasado, todos salimos de la habitación exceptuando Alistair, consideramos que era un momento intimo para la familia.

Leiliana se acerco a mi en la cocina mientras comíamos un poco.

-Algo no va bien - me dijo.

-Si ya me he fijado, demasiados guardias mirándonos- le respondi.

-Exacto - dijo Zev de improviso - tengo la sensación de que no eres bienvenida aquí Freyja, todos están controlándote.

-Además esta en recibimiento
tan frió que te ha dado la Arlesa teniendo en cuentra que has salvado la vida de su hijo y la de su marido - afirmo Leiliana.

-Tenemos que estar alerta- concluí.

Me fui a la habitación necesitaba descansar y asimilar todo lo que habíamos vivido hasta el momento. Pero la tranquilidad duro poco puesto que alguien llamo a mi puerta, era Morrigan.

-Freyja ¿puedo pasar? - pregunto timidamente.

-Pasa - tan punto cruzo el umbral de la puerta note algo en ella que no había visto nunca, ¿preocupación?

-He hecho un descubrimiento que me tiene muy nerviosa - al final me confesó.

-Cuentame -

-Creo que se como mi madre alarga su vida, su alma ocupa en cuerpo de una de sus hijas cada vez - me dijo.

No salia de mi asombro, realmente Flemeth era un monstruo, sino quien haría algo así.

-Creo que me envió con vosotros para que me hiciera mas fuerte, ya que si el recipiente- hizo una pausa, visiblemente estaba afectada - si el recipiente es mas poderoso es mas fácil su implantación.

-Morrigan, esto no puede seguir tenemos que hacer algo - le respondí.

-Tenemos que matar a mi madre -

Yo también lo pensaba, aunque Flemeth habia salvado mi vida sacandome de la torre de Ishal, no podía permitir tal atrocidad.

-Estoy deacuerdo -

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