Capítulo 57: El pantano negro...solo el nombre ya da miedo

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Alistair dejo el Alcázar de la misma manera que había llegado. Los Guardas más cercanos a mi pudieron ver en mi semblante que la cosa no había ido bien con el Rey.

-Lethallan ¿estás bien? –

-Si o mejor dicho lo estaré. Empezar a preparar provisiones para irnos al Pantano – le respondí.

Pero Ethan mi segundo al mando no se conformó con esa respuesta.

-Vamos – me dijo tomándome de la mano.

-¿A dónde?-

-Necesitas distraerte de la visita del Rey-

-No es mejor momento Ethan-

-Yo disiento, este es el mejor momento vámonos a Amaranthine a una taberna necesitas emborracharte sin pensar en lo que pasa en el Alcázar –

-Ve – me dijo Nate – yo me encargare de todo.

Ethan preparo los caballos y al anochecer estábamos en Amaranthine.

-Toma ponte esta capa, así nadie te reconocerá –

Me tape con la capa y nos dirigimos a la taberna más cercana.

-Un par de cervezas – le dijo Ethan al tabernero.

Nos sentamos en una mesa apartada, medio a oscuras y empezamos a beber.

-Me dijiste que me contarías que pasó entre el Rey y tú-

-Sí, te lo dije-

-¿Entonces? –

-El Rey y yo nos conocimos durante la Ruina, por entonces solo era un recluta de los Guardias Grises, con todo lo que nos pasó nos hicimos cercanos y nos enamoramos-

-Eso ya lo he oído de boca de los bardos –

-Pero cuando lo hice subir al trono, no veía más alternativa para el bien de mi pueblo, todo se torció, Arl Eamon clavo sus garras en el-

-Cualquier cosa para acabar con la Ruina –

-Lo manipulo de tal manera que al final de la Ruina poco había del hombre del cual me había enamorado, Alistair pensaba que estaba haciendo lo correcto y en cierto modo yo también, como ya sabes es muy difícil tener descendencia para nosotros y Ferelden necesita un heredero. Así que hizo lo que Arl Eamon le pidió sin rechistar-

-Te aparto-

-Pero hemos entrado en un espiral auto destructiva, no podemos estar juntos ni separados- era muy difícil para mí hablar de todo aquello y las lágrimas empezaron a deslizarse por mis mejillas.

-No llores Freyja, eres una mujer extraordinaria. Cualquier hombre estaría más que dispuesto a estar contigo –

-Soy patética parezco una cría enamorada, Hacedor odio verme así –

-Otra ronda, por favor-

Las jarras de cerveza iban bajando y los ánimos subiendo.

-Creo que estas muy borracho – le dije.

-Ni que tú fueras mejor –

-Voy a irme a dormir – le dije levantándome, pero el suelo parecía moverse y me volví a sentar – o mejor me quedo sentada....

Ethan empezo a reírse.

-Ven te ayudare a subir –

Ethan me tomo por el brazo y me ayudo a levantarme y a subir las escaleras, hacía tiempo que no estaba tan borracha.

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