Capítulo 79: Coronación

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Unas semanas después del anuncio de la abdicación de Maric, la coronación estaba preparada. Supuse que empezó los preparativos des del momento que le anuncie que Fiona vendría a la recepción de la boda. No lo culpaba el hombre había pasado mucho des de que la Reina Moira había sido asesinada a sangre fría durante el reinado del usurpador.

La mañana de la coronación yo estaba muy nerviosa, había dirigido un Teyrn pero un reino entero ya era otro cantar había tantas variantes, además estaba el tema que no quería dejar la Orden todavía había mucho trabajo que hacer.

-Freyja – me dijo Maric entrando en el estudio – lo harás muy bien, tu padre te preparo para esto, seguramente serás la mejor preparada de la habitación.

-Lo sé pero no quita que me preocupe, además se están escuchando muchos rumores que no se si llegaran a explotarnos en la cara-

-Cualquier cosa os prestare mi ayuda, tengo una cosa para ti creo que te gustará-

Maric saco la bandera de los Theirin.

-Mira- me dijo poniéndomela en las manos.

-Los mabaris llevan una corona de laureles, no, no sé qué decir-

-Le propuse la idea a Alistair hace tiempo y el también creyó que te gustaría-

-No, no sé qué decir-

-Es la muestra de la unión de nuestras familias, lo mejor de ambas-

-Es un gesto muy bonito muchas gracias-

-Bien, ven aquí hija – dijo envolviéndome en sus grandes brazos – estoy muy orgulloso de los dos, le haréis mucho bien al reino. Ahora los niños y yo iremos a la Catedral y os esperaremos ahí. Cuando llegues veras ondear la nueva heráldica.

Maric salió por la puerta para ir en busca de sus nietos.

-¿Has mantenido en secreto lo de la heráldica todo este tiempo?-

-Sí, está bien eso de poderte engañar de vez en cuando-

-Espero que solo sea en cosas como esta...-

-Es muy difícil hacerte algún regalo, siempre te enteras de todo –

-Bueno no puedo evitarlo tengo buenos contactos-

Alistair me tendió la mano.

-Ven vamos a vestirnos-

Nos dirigimos a nuestros aposentos donde ya estaban preparados nuestros trajes, Alistair me ayudo a cerrar las cintas de mi espalda y me dio la vuelta.

-Serás la reina más hermosa de todo Thedas-

-No lo digas muy alto, no fuera caso que Celene se ponga celosa-

-Freyja- se escucho a Fergus detrás de la puerta- ¿Estáis listos?

-Pasa hermano-

Fergus entro en los aposentos y se quedo mirándome.

-No creía que te vería más guapa que el día de tu boda-

-Tú que me ves con buenos ojos-

El vestido era sencillo, de terciopelo azul oscuro con bordados florares en plata y la capa que lo acompañaba con un mabari con el laurel.

-Vamos estarán esperándonos- me dijo Alistair.

Los tres bajamos al patio donde yo subí al carruaje con Alistair y Fergus a su caballo.

-Abriremos paso – le dijo Fergus a Rory.

Empezamos a marchar por las calles de Denerim mientras los Guardias de Alistair y los de mi hermano abrían paso hacia la Catedral.

La Catedral había sido adornada con cintas y pequeñas flores silvestres que soportaban el frio de Ferelden, los invitados ya estaban dentro esperándonos. Bajamos del carruaje para saludar a las gentes de Denerim y cuando se abrieron las puertas de la Gran Catedral entramos dentro siguiendo la Gran Clerica por el pasillo hacia el trono.

Maric ya estaba ahí con Moira y Bryce que jugaban alegremente ante la atenta mirada de su abuelo.

Altezas debéis arrodillaros ante el Rey Maric.

-En el nombre del Hacedor y la Divina Andraste, yo Maric Theirin el primero de mi nombre renuncio al trono libremente a favor de mi hijo Alistair, que el Hacedor le de fuerza para gobernar y Andraste templanza en las horas que están por venir-

La Gran Clerica cogió la corona de las manos de Maric y la puso en la cabeza de Alistair.

-Alistair Theirin ante del Hacedor y la Divina Andraste ¿juráis servir al pueblo de Ferelden?-

-¡Lo juro!-

-Entonces levantaos como nuevo Rey de Ferelden-

-Larga vida al Rey- vitorearon los presentes en la Catedral.

-Ahora Majestad coged la corona de la Reina y entregármela-

Alistair cogió la corona que su abuelo había diseñado para su abuela la Reina Moira, el había tenido certeza que los Theirin recuperarían sus dominios algún día, y se la entrego a la Gran Clerica que la puso en mi cabeza.

-Freyja Cousland-Theirin juráis ante el Hacedor y la Divina Andraste ¿Qué ayudareis a vuestro Rey en la tarea que tiene por delante? Y ¿Qué serviréis a la gente de Ferelden?-

-Lo juro- respondí con convicción.

-Entonces levantaos como Reina de Ferelden-

-¡Larga vida a la Reina! – grito Fergus.

-Larga vida – lo siguieron los presentes.

Alistair y yo saludamos a los que habían presenciado la coronación y nos fuimos a la sala de la asamblea donde habían preparado una pequeña recepción.

Maric parecía que se había quitado años de encima desde que había decidido abdicar a nuestro favor y hacia plantes para cuando estuviera en Orlais cerca de Fiona.

Nuestros hijos iban de brazos de su tío a los de Anna, parecía que mi hermano y ella se habían vuelto muy cercanos des del final de la Ruina. Yo me alegraba por el estar solo en Pináculo con los recuerdos no era sano para nadie y no quería que mi hermano perdiera la oportunidad de ser feliz.

Parecía que al final las cosas estaban como habían de estar aunque ya se sabe que nadie consigue todo aquello que quiere...

Esta es mi historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora