Capitulo 3

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Santa

Arreglo mi maquillaje frente al espejo mirando mis ojeras horrendas que logró cubrir con el corrector, difumino mis párpados sin dejar de pensar en la terrible noche que pasé. No dormí, pero tampoco permití que las lágrimas corrieran con libertad como querían hacerlo

Acomodo mi cabello aún cuando los rizos rebeldes se niegan a obedecer, no quiero nada para quitar el dolor de cabeza ya que por idiota y confiada me gano este tipo de cosas. Las situaciones las creamos nosotros mismos y no es de admirar que por creer que la lealtad que daba se me sería devuelta es que estoy pagando mi estupidez de este modo.

__ Buenos días, amor - dice mi madre que viene entrando con su bolso en el brazo y cara de no haber dormido nada - ¿Estás bien? Te veo como...

__ Estoy bien, ma - la corto - Es una migraña horrorosa la que me tiene la cabeza vuelto un lío. Descansa, me encargaré del abuelo

__ Por favor, no aguanto un minuto más sin mi cama - le doy un beso en la frente dejando que tome sus horas de sueño por lo que siento no la veré y espero que esté dormida cuando todo lo que se me viene encima suceda.

No quiero decepcionarla, ha dado su vida entera prácticamente para que yo esté donde estoy y darle la cara por mi fracaso como prometida es algo que no voy a poder hacer sin antes asumir que en verdad soy eso.

Preparo el desayuno del abuelo el cual le sirvo en su taza favorita, la que le di hace cinco años por su cumpleaños. Contiene una fotografía de los tres y por eso la conserva, en realidad se me olvidó su cumpleaños por estar todo el día con trabajo y fue lo único que alcancé a darle. Lo llevé a una cena fuera al día siguiente pero valoró más su taza que eso.

Lo hacen felices las cosas simples

__ El día está extraño - murmura tomando el café  - Como un aura negra que recayó nublando todo

__ Es solo tu imaginación, abuelo  - remuevo la comida  - El día será soleado, ya vi el estado meteorológico y no habrá lluvias en lo que resta de la semana

__ Lloverá  - inhala hondo  - Lo verás. Mis rodillas nunca se equivocan

__ Ay abuelo, toma tus vitaminas - digo sonriendo

__ Y tu finge mejor que tu mirada la he visto desde que Mónica dio a luz a una pequeña calva - come sin mirarme - No es la misma. La que tienes ahora está herida.

Un ardor en mi vista amenaza con nublarla como parabrisas de autos, debo presionar mis uñas contra la carne para no decirle que su intuición nunca ha fallado y ahora menos. Que si me dañaron, que hicieron un agujero en mi alma para sacar todo eso que me hacía sentir plena. Me muerdo la lengua porque no puedo darle mis problemas a nadie más. Puedo sola

__ Lleva un abrigo - pide serio cuando le doy un beso en la mejilla - Puedes necesitar algo para cubrirte

__ Te adoro - prefiero hacerle caso para evitar darle en que pensar toda la tarde y tomo uno del perchero el cual lanzo en el asiento trasero para no cargarlo a todos lados.

En la empresa encuentro a Lila desocupando su escritorio, cada objeto personal lo guarda hasta dejar todo limpio.

Los murmullos empiezan, todos me miran susurrando entre sí sin dejar de verme. Bajan el tono pero siento que muchas cuchillas son lanzadas a mi puesto sin poder poner un escudo que las detenga. Decenas de pares de ojos se concentran en mi al pasar dándome una idea de lo que pasa

Todo se sabe

Me trago todo, no pienso discutir con nadie y mucho menos dar explicaciones a ninguno porque no me importa lo que pase por sus cabezas. Más tiempo no estaré aquí

Invictos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora