Capítulo 32

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Santa

__ No sé como comenzar con esto, no soy bueno con explicaciones - inicia Taylor con cuidado frente a la cámara. - Solo quiero que si llegas a verlo, lo veas completo, será la última vez que moleste tu paz, te lo prometo.

Erick está de pie mientras me siento frente al ordenador dando su apoyo.

__ Cuando Mónica me dijo sobre tu existencia me asusté, corrí como un cobarde e hice la peor estupidez de mi vida - sé a lo que se refiere - Redacté una carta diciendo que quería que... Bueno, ya sabes la tontería que escribí.

Suelta un bufido antes de continuar.

__ En cuanto desperté al siguiente día supe que no era lo que quería, busqué a tu madre para decirle que no hiciera caso a mis palabras, que perdonara mi idiotez porque quería estar presente en sus vidas. Quería estar con lo que habíamos formado. - se pasa la mano por la cabeza mirando directo a la cámara, es como si pudiera sentirlo desde mi puesto. - Pero ella me dijo que no había vuelta atrás, que lo había hecho el día anterior y que era mi culpa el haber matado un ser que... No fue su culpa, fue mía. La lastimé con mi miedo, la herida que había creado hizo que tuviera rencor hacia mí, así que no creas que quiero desprestigiar la imagen que tienes sobre ella.

Los ojos se me llenan de lágrimas.

__ Me sentí morir y supe que merecía eso y más por haber hecho que te dañara. Me enojé, no con ella sino conmigo porque lo causé, solo estaba viviendo las consecuencias de mis actos.

Una lágrima de desliza por mi mejilla. No puedo detener el cúmulo que se forma en mi estómago.

__ Santa, yo te amé quizá no desde el inicio pero sí cuando me di cuenta que eras lo más puro que podía tener. - confiesa. - Hice esto por tí.

Levanta un llavero desgastado en forma de cruz con una fecha que data hace más de veinticinco años.

__ Se supone que era la fecha cuando Mónica te había... - pasa saliva mientras tengo un nudo que me impide respirar. - Quise buscarla luego de unas semanas, pero nunca me recibió. No salió de casa, no la vi durante meses hasta que supe de la muerte de Minerva Preston, tu abuela. Contestó una llamada y me dijo que también tenía culpa de ello. Me convertía en culpable de dos muertes.

La mano de Erick se posa en mi hombro recordándome que no estoy sola.

__ Eso me llevó a ingerir alcohol hasta que estuve a punto de morir por la cantidad excesiva que consumía. - me cuenta - Pero eso solo era el inicio, ir al médico me hizo saber que tenía cáncer.

Baja la mirada con tristeza. Se ve sincero y el que se haya abierto deja mucho que pensar.

__ Pensé que era castigo por haber hecho lo que hice. Así que llamé a tu madre pero no la encontré lo que me hizo buscarla de nuevo. - relata - Quería despedirme de ella, decirle que jamás la dejé de amar, que perdonara a un idiota para no tener tanta culpa en mi alma.

Rebusca en los papeles que tiene al frente.

__ La sorpresa me la llevé yo al ver su abdomen de un tamaño que me hizo saber que seguías aquí, no habías muerto como lo había asegurado antes. Solo que quien estaba muriendo era yo, no podía poner una carga sobre ella, no podía decirle que estaba... Estaba tranquila y sería injusto de mi parte darle más problemas, así que me fui.

Veo culpa en su mirada, dolor en su rostro y sinceridad en lo que dice más no nace esa disculpa que quiere.

__ No quería decir a nadie sobre lo que tenía, sin embargo; mi madre fue quien averiguó con médicos hasta dar con quién me atendió. - se ríe con melancolía - Era como tú, empecinada, no desistía de lo que quería hasta que lo lograba y no sé qué hizo para que el médico le dijera todo, se asustó y estuvo días enteros en los que me pidió buscar un tratamiento para curarme. Solo que sabía que por más que lo quisiera las quimioterapias serían inevitables.

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