Capítulo 22

901 129 7
                                    

Erick

Como me jode no saber frenar en tiempos de calamidad mental, puedo sobrellevar muchas cosas pero cuando una batalla en mi cabeza inicia me desconecto de lo importante y voy vagando entre pensamientos que no tienen pie ni cabeza.

Cinco días en este sitio, estupideces hechas, decisiones tomadas, preguntas hechas y respuestas denegadas, todo por mí y para mí.

Abrocho mi camisa viendo a través de las cortinas que se ondean con el viento, está calma es la que me ha gustado y por la que opté más por estar en un lugar lejos de todo el alboroto que se forma en las aglomeraciones que siempre hay en pasillos todo el día.

Al menos este día no debo ir a ese hotel, es el último lugar al que quiero ir.

La imagen que vi aun está grabada en mi cabeza y no es mi objetivo llegar a interrumpir otro más de sus encuentros de reconciliación. Suficiente tengo con ver algunos perder esa valentía que los hizo irse, ahora aplastandola para regresar por ese mismo sendero.

Un extraño ruido me hace mirar a la puerta oyendo un segundo que logra captar mi atención por completo.

Salgo de la habitación para ir a ver de qué se trata, arrepintiéndome de inmediato al mirar esos rostros conocidos que están entrando maletas.

__ Bueno aquí llegué yo, llegó la magia... llegó el color... llegó la vida - exclama Leandro con la mirada concentrada en mí. Joe le pasa a un lado y Elien del otro. - Siempre quise decir la frase de este gran filósofo con un óptimo conocimiento sobre la moda.

__ Lo vio en una telenovela. - me dice Joe.

__ Como si no fuera suficiente mi vida ajetreada me enviaron a gente más loca. - murmuro.

__ Dios quiso recompensar al mundo con estas grandes creaciones por el error que cometió al enviarte a tí. - devuelve Leandro. - Le faltaba ese amargo a nuestro grupo, ahora, estamos completos.

Volteo los ojos con su exagerada forma de demostrar que no se quedará callado cuando le tiren un comentario malintencionado. No perdona a nadie, ni siquiera su padre se salva de ese humor que comparten.

__ Bueno, señores. Casados y solteros - Joe coloca el saco en el perchero mirandolo con una risa - Estamos hoy reunidos porque dos amantes se quieren unir, el alcohol y yo. Gracias por su atención

__ Después de esas palabras tan emocionales, hay que confirmar nuestra reservación en el club a las diez. - alega Joe. - Es a lo que vine, no por ver sus caras.

__ Me rompe el corazón escuchar eso, a un corazón noble como el mío no se le debe herir de esa manera - voy por un trago al minibar ignorando el dramatismo de Leandro.

__ Hay muchos que no querrán ver tu dolor - le dice Elien palmeando su hombro. - Incluyeme entre esos y deja de joder.

__ Las bonitas costumbres se han perdido por estos lares. - viene conmigo llevándose la botella, dejándome solo con el vaso a medio llenar. - No hay que perder el tiempo con pequeños sorbos, somos caballeros con un gusto excesivo por el licor, no hay que disimular, señores.

__ Pero se trata de beber por diversión, no por despecho. - no digo nada tomando otra botella que destapo para vertir el contenido dorado en el vaso que me bebo de golpe. Cuando pongo el vaso tengo tres miradas en mí.

__ ¿Que? ¿Se les perdió uno igual? - suelto en un rugido exasperado.

__ Créeme que un tipo con esa cosa que emanas... ¿Como se llama? - finge pensar en algo - No logro dar con la palabra...

__ Desamor. - dice Joe.

__ Sentimiento de amor no correspondido. - añade Elien.

__ Desobligo - agrega Leandro.

Invictos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora