Capítulo 40

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Erick.

Vuelvo a reproducir las grabaciones del aeropuerto. No hay nada de Santa.

No aparece en ninguna toma. Todo me resulta sospechoso, nada concuerda con lo que estábamos haciendo. No peleamos para tomar la sugerencia del policía en Miami de que se fue por esa razón.

He llamado a su casa, nadie contesta. Tengo el número de su madre pero solo dije quien llamaba y me cortó la llamada. Estoy aterrizando en New York con las grabaciones conseguidas. Antes de salir intenté llamar a Arthur sin conseguir que me tomara la llamada. Taylor es mi salida pero no tengo su número.

Nunca lo creí conveniente antes.

Al solo bajar del avión lo reemplazo por el automóvil que conduzco buscando comunicarme con Arthur de nuevo. Tres timbres y oigo como la llamada es activada.

__ Diga. - se oye cansado. Somnoliento.

__ ¿Santa se ha comunicado contigo? - ni siquiera saludo.

__ ¿Santa? No, no he hablado con ella desde hace dos días cuando...

__ Desapareció.

__ ¿Como que desapareció? Estaba contigo hasta donde sé. - se disculpa con alguien - ¿Que ocurrió?

__ En Miami la vieron subir a un vehículo y por más que busqué estas horas allá no di con su paradero. - explico. Lo oigo apresurado hablandole a Taylor, alarmado. - Estoy llegando a la ciudad. Voy a su casa en este momento.

__ Salimos para allá. - me dice con la misma posición de peligros desconocidos.

Corto la llamada para no oír el alegato que inicia, pisando el acelerador acortando el tiempo. No estoy pensando con claridad. Solo quiero saber que está bien y quitarme el punto de presión que traigo atorado. No importa si me dice que se quiso alejar por decisión propia, que no quiere volver a verme o algo peor. Solo quiero que esté bien y ya.

Pronto entro en el condominio donde no espero a que el motor se apague antes de saltar del auto. El silencio me ha gustado siempre pero el que siento ahora me parece atemorizante.

Presiono el timbre, nadie contesta del otro lado. Vuelvo a hacerlo una y otra vez sin obtener otra respuesta. Golpeo la madera, esta vez más fuerte, con los mismos resultados.

Nada.

Intento marcar a su número pero me manda al buzón de voz. Todo cobra más peso.

Unos autos llegando me hacen girar cuando veo a los hermanos Bosch salir a toda velocidad de estos. Taylor se ve con un grado superior de miedo. Uno que puedo sentir también.

__ ¿Salió? - niego con el móvil en la mano.

__ No hay nadie. - les digo. - Le estoy llamando a Mónica.

Este suena varias veces. Nadie responde.

__ Sé dónde trabaja. - manifiesta Taylor.

__ No hay que perder tiempo. - todos corremos al auto siendo él quien toma la delantera, lo sigo yo y de último viene al Arthur con la misma velocidad.

Ni siquiera Tom salió. La única que podría saber dónde está su padre es Mónica y quizá, ruego porque Santa esté con él ya que dijo que hablaría con el general la última vez que la vi.

Miro la hora, son exactamente treinta y seis horas desaparecida. La busqué por un día entero en Miami, desde el auto en donde dicen que subió. En las cámaras de tránsito se veía que tomó una ruta hasta el aeropuerto pero en un punto ciego este desapareció. No volvió a verse.

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