<<Quiero dejar marca siempre, pero nunca cicatriz.>>
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El uno de Septiembre, Harry usó todos sus ahorros, es decir todas esas monedas que encontraba cuando aspiraba el sofá, para poder tomar un taxi que los llevase a él y a su baúl desde Privet Drive hasta la estación de King Cross.
El conductor fue lo suficientemente amable para ayudarlo a poner su baúl en uno de los carritos situados a la entrada, algo que el niño agradeció dándole todo su dinero, lo que le dejó una buena propina al amable taxista.
Una vez dentro, buscó el andén 9 y ¾, pero no encontró ninguna señal o pista entre el andén nueve y diez.
El ojiverde miró desesperado el enorme reloj situado a lo alto de la entrada, solo faltaban veinte minutos para las once, si no encontraba pronto la entrada perdería el tren, y con él la oportunidad de escapar.Su respiración comenzó a acelerarse, y su visión comenzaba a nublarse, conocía los síntomas muy bien, le estaba dando un ataque de pánico, y eso era algo que no podía permitirse en ese momento.
Por suerte, su ataque se detuvo cuando una familia de pelirrojos bastante ruidosa irrumpió en la estación, distrayendo al pequeño ojiverde.
La madre de los pelirrojos parecía no estar al tanto sobre el Estatuto del Secreto, ya que estaba gritando a viva voz sobre el andén 9 y ¾ y muggles.Harry se escondió tras una columna, observándolos bien; si eran magos entonces sabrían dónde estaba el andén.
Vio como la familia al completo pasaba a través de algún tipo de barrera mágica e invisible entre el andén nueve y diez.Agarrando fuerte su carrito, cerró los ojos y corrió hacia la barrera, rezando para no estrellarse contra ella.
Cuando volvió a abrir sus ojos, se sintió maravillado por todo lo que vio.Un montón de magos y brujas despedían a sus hijos, mientras éstos subían a un humeante tren negro y rojo.
El expreso de Hogwarts estaba a punto de partir, por lo que Harry empujó su carrito una vez más, esta vez buscando el séptimo compartimento, dónde Blaise lo estaría esperando.
Una vez que lo localizó, trató de subir el baúl al tren, pero éste se estaba resistiendo.Un alumno mayor muy alto, y con pelo negro y ojos gris oscuro, acudió en su ayuda cuando el baúl estaba a punto de caer sobre él, y con un hechizo lo encogió y se lo entregó al ojiverde, quién le dio las gracias y lo guardó en su bolsillo.
La puerta del compartimento que le había dicho Blaise estaba abierta, y dentro estaba el que esperaba fuese su primer amigo. Enfrente de él se sentaba un chico de tez pálida, cabello castaño oscuro y ojos azules, quien parecía estar ignorando de manera magistral todo el ruido a su alrededor mientras leía absorto el libro que descansaba sobre sus rodillas.
— ¡Harry! ¡Por fin has llegado! Empezaba a pensar que no vendrías — lo saludó el moreno, levantándose para abrazarlo.
— Hola Blaise, s-siento llegar tarde — se disculpó el ojiverde, poniéndose rojo de la vergüenza antes de admitir su torpeza — Tuve algunos problemas para encontrar el andén 9 y ¾, supongo que a Hagrid se le olvidó decirme dónde estaba...
— ¿Hagrid? — preguntó el castaño, levantando la vista de su libro, y quedando atrapado en los ojos del pequeño Potter.
— Harry, este es mi amigo Theo — presentó el ojigrís, empujando al azabache suavemente hacia el asiento enfrente al del ojiazul.
— Hola Theo, es un placer conocerte — saludó el heredero Potter con timidez y sin mirarlo directamente a los ojos.
— Hola Harry, también es un placer conocerte — lo saludó Theo, sonriendo por primera vez desde que habían entrado al compartimento, todavía mirando fascinado los ojos del otro niño — Blaise no ha dejado de hablar de ti desde que te conoció en Slugg & Jigger.
— ¡Theodore! ¡Me haces parecer un fan loco! — exclamó horrorizado el moreno, mirando mal al ojiazul.
— Si me vuelves a llamar así, le contaré a Harry lo que pasó la noche de tu séptimo cumpleaños — amenazó Theo, fulminándolo con su mirada.
— ¡No lo harías! — se escandalizó el heredero Zabini, mirando a su amigo con lo que pretendía ser un gesto amenazante.
— Ponme a prueba — replicó el castaño, mirándolo con desafío.
Harry, temiendo que los dos chicos se pelearan, trató de romper la tensión que se había formado de repente.
— Los libros que me recomendaste son fascinantes — informó a Blaise, quien dejó de mirar a Theo para dedicarle una sonrisa cariñosa — Muchas gracias, me han ayudado mucho a comprender mejor la magia y el mundo mágico.
— ¿Qué libros has leído? — se interesó de inmediato el heredero Nott, olvidando la pelea anterior, y volviendo su atención al recién llegado.
Theodore Thadeus Nott era un chico tímido al que le costaba hacer amigos, por eso su único amigo era Blaise, el único con el que podía abrirse y hablar sin parar.
Pero hablando de libros con el ojiverde, se sintió igual de cómodo como se sentía con Blaise.
Harry hablaba con entusiasmo de los libros que había leído, y el castaño, de alguna manera, se veía reflejado en ese amor por el conocimiento y el aprendizaje.No tenía ninguna duda de que el ojiverde y él serían grandes amigos.
Le gustaba cuando los ojos de Harry brillaban por la emoción, de alguna manera se sentía como que todo iría bien cuando esos ojos brillaban así.
Acababa de conocerlo, pero ya sentía que era tan importante para él como Blaise o su padre.
Y si algo era Theo, era protector con los suyos, y Harry de alguna manera ya era suyo. Por eso se encargaría de protegerlo y haría lo imposible para que esos ojos, tan fascinantes para él, brillaran con tal intensidad permanentemente.Theo no solo era protector, también era un niño muy observador, y a pesar de tener solo once años, era bueno juzgando las situaciones y las personas. Por eso, fue imposible para él no notar como el heredero Potter era demasiado pequeño para tener once años y era extremadamente tímido, excepto cuando se emocionaba hablando de algo que había leído o aprendido.
Todo parecía indicar que no había tenido la vida que todos creían que había tenido.La ropa que llevaba puesta dejaba ver que no se había criado como un principe tal y como se había dicho.
Por no hablar del extraño comportamiento protector de Blaise hacia el ojiverde.
Su mejor amigo se caracterizaba por ser alguien despreocupado y alborotador, pero el último mes había estado mucho más tranquilo y preocupado, contando los días para reunirse con el niño que había conocido en la tienda de ingredientes.
Mirándolo ahora podía notar como miraba al más pequeño con una mezcla de alivio y preocupación.Hablaría con Blaise esa misma noche, necesitaba saber qué estaba pasando con Harry, y sobretodo cómo podía ayudar.
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Gracias por leer...
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¿Por qué no podemos ser amigos?
Fanfiction¿Qué pasaría si Harry hubiera hecho un amigo antes de iniciar su aventura en Hogwarts? ¿Y si ese amigo trajese otro amigo con él? ¿Y si esos nuevos amigos no estuviesen dispuestos a permitir que el ojiverde volviese con su horrible familia?