44. La importancia de la diversidad

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<<No dejo de encontrarme con gente que intenta recoger el fruto del árbol que no ha sembrado...>>




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El nuevo director se presentó formalmente cuando todos los alumnos estuvieron presentes en el Gran Comedor, e inmediatamente después presentó a los nuevos profesores y al subdirector.

Mientras los alumnos miraban a la mesa alta intentando adivinar como serían sus nuevos profesores, las mesas se llenaron de numerosos y sabrosos platos.

Tras la cena, el director Buchanan les comunicó que algunas cosas debían cambiar en Hogwarts, y la primera que debía cambiar desde ya era la enemistad entre las casas.
Todos ellos estaban allí para aprender magia y forjarse como magos y brujas, y la mejor manera de hacerlo era entablando amistad con personas con todo tipo de habilidades y personalidades.
Al limitarse a las amistades en su propia casa también limitaban su conocimiento y su crecimiento mágico.
Tras explicar las nuevas reglas y prohibiciones, envió a los alumnos a descansar, conunicándoles que sus jefes de casa hablarían con ellos para explicarles los cambios más importantes.

Los estudiantes abandonaron el Gran Comedor en silencio, la mayoría de ellos enfrascados en el discurso del director.
Algunos estaban ilusionados por los cambios y la idea de un Hogwarts imparcial.
Otros, sin embargo, estaban preocupados por la pérdida de privilegios.
Los más felices, como siempre ocurre, eran los necios, quienes dormirían a pierna suelta esa noche, ignorantes de que su vida en el castillo sería mucho menos fácil a partir de ahora.

Los Ravenclaw se reunieron todos en la sala común, esperando a su Jefe de Casa para que pudiera responder sus preguntas curiosas tras haber pensado detenidamente en las palabras del director Buchanan.

El profesor de Encantamientos no los hizo esperar mucho. Aunque tenía por costumbre visitar la sala común cada vez que sus polluelos regresaban de las vacaciones, esta noche había ido justo después de la cena sabiendo que sus chicos posiblemente tendrían muchas preguntas para él.

Y no se equivocaba, los Ravenclaw querían saber si era cierto que estaban limitando su conocimiento al relacionarse solo con los miembros de su casa. Algunos de ellos tenían conocidos en otras casas, pero no estaban relacionados estrechamente con ellos.

— Voy a poneros un ejemplo — decidió repentinamente Filius, dándose cuenta de que tenía al mejor ejemplo de diversidad ante él — Harry, ponte en pié.

— ¿Yo? — preguntó con gesto confuso el ojiverde sin entender nada, pero obedeciendo a su profesor.

— ¿Cuántos amigos tienes en las otras casas? — interrogó el Jefe de Ravenclaw, usando un tono suave para no asustar ni presionar al niño.

— Buenooo... Marcus es como mi hermano mayor y es un Slytherin... Y Neville y los gemelos siempre fueron buenos conmigo cuando estuve en Gryffindor... — comenzó tímidamente el azabache, animándose a medida que hablaba de sus amigos en otras casas — Todavía no tengo ningún amigo en Hufflepuff, pero siempre hablamos con Susan, Hannah y Justin antes de Herbología.

— ¿Te ha enseñado algo el señor Flint? — preguntó Flitwick con una sonrisa cariñosa, sabiendo muy bien que el prefecto de slytherin había tomado bajo su ala al menor de sus polluelos, lo que hacía muy posible que le hubiera enseñado algunos hechizos.

— ¡Muchas cosas! Hoy en el tren me enseñó un hechizo para quitar las arrugas de la túnica — contestó alegremente Harry, mostrando a todos el hechizo para dar fe de sus palabras — Y me enseña sobre Runas y Defensa también.

— ¿Y el señor Longbottom o los señores Weasley? ¿Le han enseñado algo? — continuó preguntando el medio gobblin haciendo un esfuerzo para arrullar por la ternura e inocencia del menor.

— Neville es muy bueno en Herbología, y sabe mucho sobre plantas — contó el ojiverde haciendo gestos con sus manos para ayudar a explicarse mejor — Los gemelos Weasley me enseñaron dónde están las cocinas y algunos atajos muy útiles para llegar a clase o al Gran Comedor.

— ¿Sabes dónde están las cocinas de Hogwarts? — preguntó un quinto año mirándolo con interés, y no era el único que lo hacía.

— No nos desviemos del tema... Una última pregunta... ¿Has aprendido algo de tus posibles amigos Hufflepuff? — cuestionó Filius tratando de volver su atención al tema principal.

— Susan me enseñó como coger la varita para que el escudo sea más fuerte, y Hannah siempre me ayuda en Astronomía cuando no consigo enfocar bien el telescopio — respondió sinceramente el pequeño Potter antes de añadir algo más — Y Justin siempre me cuenta lo que él aprende, ya que es nuevo en el mundo mágico como yo y de alguna manera estamos en el mismo barco.

— ¿Qué barco? — preguntó Padma Patil mirándolo con el ceño fruncido.

— El de la confusión — contestó el ojiverde encogiéndose de hombros.

— Olvidaros del barco por ahora... — pidió el profesor de Encantamientos aguantando la risa por las ocurrencias del pequeño Potter — Concentraros en lo que ha dicho nuestro polluelo más joven. Él ha aprendido algo diferente de alumnos de otras casas.

— Tiene sentido... — murmuró Penélope mientras su mente asimilaba lo que su jefe de casa intentaba explicar.

— Bien, ahora todos a dormir — lo despidió el medio gobblin haciendo un gesto con sus manos para espantarlos.





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¿Por qué no podemos ser amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora