"Quien te quiere de verdad hace que te quieras "
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Ajeno a los pensamientos del heredero Zabini, el pequeño Potter seguía curioseando por la tienda y maravillándose con casi cada cosa que veía.
— ¿Has visto eso?— preguntó con ojos asombrados, señalando algun tipo de gusanos vivos desprendiéndose de su piel.
— A la mayoría de la gente le parecería asqueroso, pero tú pareces fascinado — murmuró Blaise, mirando al otro niño con más curiosidad aún.
— Bueno, no te sorprendas — se encogió de hombros el ojiverde, fingiendo una indiferencia que no sentía — Siempre he sido un freak, y siempre lo seré...
— Eso suena despectivo, y está bastante lejos de lo que yo quería decir — replicó el ojigrís muy molesto, y también preocupado, él había querido halagarlo no menospreciarlo.
— Está bien. Creo que ahí están las balanzas — zanjó el tema Harry, señalando a una estantería repleta de instrumentos para pesar y medir.
— Recogeré tus ingredientes mientras escoges una — ofreció el moreno, deseando hablar un poco más con el otro niño.
— ¿Puedo acompañarte? Me gusta como huelen esas hierbas... — solicitó con timidez el ojiverde, mientras un adorable rubor cubría sus mejillas.
— A mí también me encanta oler sus diferentes aromas — confesó en voz baja Blaise, guiñándole el ojo con complicidad.
— El mundo mágico es realmente genial — declaró con tono solemne el heredero Potter, mirando a su alrededor con reverencia.
— Lo dices como si fuese la primera vez que estuvieses aquí — replicó el ojigrís, sin entender porque Harry parecía tan fascinado por todo.
— Lo es. Hoy me enteré que era un mago, el mejor regalo de cumpleaños que alguien pueda soñar — anunció el ojiverde con una pequeña sonrisa
— ¿Hoy es tu cumpleaños?— preguntó el moreno deteniendo su andar y haciendo que el azabache chocara con él.
— Bueno, sí... Yo... — tartamudeó Harry, volviendo a su timidez habitual. Ni siquiera sabía porque había dicho que era su cumpleaños, nunca había sido importante antes.
— ¡Felicidades, Harry! Los once es la mejor edad, porque es justo cuando te vas a Hogwarts — lo felicitó Blaise, dándole un abrazo rápido que sorprendió al ojiverde, pero que extrañamente no lo hizo sentir incómodo.
— Bueno, eso si no se equivocaron — susurró el pequeño Potter, sintiendo como el miedo y la desesperanza volvían a apoderarse de él.
— ¿Equivocarse? ¿En qué? — preguntó Blaise, sin entender a qué se refería el otro niño.
— Bueno, hice algunas cosas mágicas, pero a lo mejor no tengo la suficiente magia para estar en Hogwarts con magos de verdad — confesó Harry, agachando la cabeza con gesto de derrota.
— ¿Magos de verdad? — preguntó, cada vez más confuso, el ojigrís.
— Sí, como tú, que sabes todo de la magia — explicó el ojiverde, esperando el rechazo del otro en cualquier momento.
— Yo no sé todo... — negó el moreno, empezando a entender la preocupación de su nuevo amigo.
— Bueno, pero sabes mucho. En cambio yo no sé nada — replicó el pequeño Potter, mirándolo con los ojos brillantes por las lágrimas retenidas en ellos.
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¿Por qué no podemos ser amigos?
Fanfiction¿Qué pasaría si Harry hubiera hecho un amigo antes de iniciar su aventura en Hogwarts? ¿Y si ese amigo trajese otro amigo con él? ¿Y si esos nuevos amigos no estuviesen dispuestos a permitir que el ojiverde volviese con su horrible familia?