<<Amar bien es el acto más desinteresado.>>
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Tras la emocionante final de quidditch el fin de semana, llegó el lunes, y con él, vino el anuncio oficial de los tan temidos exámenes, y los chicos como buenos ravenclaw que eran, no pudieron evitar perder un poco la cabeza.
Comenzó con pequeños nervios hormigueando por sus estómagos, pero pronto se convirtió en angustia y ansiedad.
Cuando llegó el fin de semana, Harry estaba en un estado permanente de miedo y angustia, lo que desembocó en un terrible ataque de pánico la noche del sábado.
Theo y Blaise, al no conseguir calmar a su amigo, decidieron ir en busca de su jefe de casa, quién acudió al rescate enseguida enviando a Blaise, quién también había ido a buscarlo a él mientras Theo se quedaba con Harry, a buscar al profesor Snape.
Tan solo unos minutos después, Severus entró al dormitorio de su hijo, arrebatándolo de los brazos de Filius y acunándolo suavemente entre los suyos mientras murmuraba palabras cariñosas y tranquilizadoras en el oído del niño.
Casi veinte minutos más tarde, el ojiverde por fin había empezado a respirar con normalidad, aunque aún tenía un agarre mortal sobre su padre, como si temiese que al soltarlo lo perdería para siempre.— Lo estás haciendo muy bien, principito. Sigue respirando profunda y lentamente — susurró el pocionista en su oído mientras caminaba por la habitación con él en sus brazos.
— L-lo sien-nto... — se disculpó Harry con voz temblorosa, temiendo que su padre decidiese que era demasiado molesto para tenerlo en su vida.
— No has hecho nada malo — lo tranquilizó el pocionista mientras acariciaba su espalda y lo abrazaba más fuerte — ¿Quieres contarme qué fue lo que te alteró tanto?
— L-los exámenes... — suspiró el ojiverde escondiéndose en el cuello del adulto.
— Tenemos miedo de fallar... — confesó Theo, deseando que su padre también estuviese allí para abrazarlo.
— Escuchenme bien los tres — llamó su atención el profesor Flitwick, sintiéndose culpable por haber dejado que sus polluelos llegasen a tal estadio de angustia — Habéis sido unos alumnos muy aplicados y laboriosos durante todo el curso, y eso tiene su recompensa.
— ¿No tendremos que hacer exámenes? — preguntó esperanzado Blaise, mirándolo con ojos brillantes por la felicidad.
— Buen intento, Zabini — siseó con burla Severus, aunque en su interior no podía evitar aplaudir la mente rápida del pequeño italiano.
— No lo culpo por intentarlo — lo defendió Filius, mirando a su alumno con una sonrisa cómplice.
— ¿Cuál es la recompensa, profesor? — preguntó Theo, olvidando su angustia debido a su insaciable curiosidad.
— La recompensa es que solo tendréis que repasar lo aprendido durante el curso — respondió su jefe de casa — Será como volver a leer un libro que hayáis leído antes.
— Harry, mírame — pidió Snape, separando al niño de su cuerpo para poder mirarlo — ¿Recuerdas todo lo que has aprendido en tu clases?
— ¡Por supuesto! Y también nuestras clases especiales de Pociones y Encantamientos — aseguró el pequeño cuervo mucho más seguro de sí mismo.
— Entonces estás más que preparado para tus exámenes, hijo — replicó con una sonrisa el ojinegro, acariciando su mejilla.
— Al igual que ustedes, mis astutos polluelos — asintió el medio gobblin sonriendo a Blaise y a Theo, quienes parecían mucho más tranquilos y relajados ahora.
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¿Por qué no podemos ser amigos?
Fanfiction¿Qué pasaría si Harry hubiera hecho un amigo antes de iniciar su aventura en Hogwarts? ¿Y si ese amigo trajese otro amigo con él? ¿Y si esos nuevos amigos no estuviesen dispuestos a permitir que el ojiverde volviese con su horrible familia?