<<Él que no se aflige no existe...>>•°•—·—∞—♦—∞—·—•°•
Mientras los pequeños Ravenclaw se instalaban en su nueva casa, cierto profesor de Pociones reflexionaba en su butaca favorita.
Severus sabía que se había equivocado y debía pedir disculpas, lo que no sabía era cómo hacer que sus disculpas llegaran a los tres niños, y más concretamente a Harry, con quién había sido excesivamente duro.
Después de pensar en mil discursos para hacerse perdonar, se dio por vencido dándose cuenta de que la única manera de hacerse perdonar sería hablando con el corazón.
Desafortunadamente hablar con el corazón en su mano era algo que no se permitía hacer desde su quinto año, cuando suplicó el perdón de Lily.
No le había ido nada bien en aquella ocasión, pero quizás no debería haberse rendido tan pronto con la pelirroja.
Había aprendido la lección y no se rendiría con el hijo de Lily, conseguiría su perdón y cuidaría su felicidad.
Y por supuesto lo protegería con su vida si alguna vez Voldemort volvía al mundo de los vivos.Poco antes de la hora de la cena, entró en su baño y se dio una ducha, tras la cual se vistió y salió, ondeando su túnica, de sus aposentos para dirigirse al Gran Comedor.
En vez de caminar directamente a la mesa alta de los profesores, hizo una parada en la mesa de las águilas, dónde se sentaban tres sonrientes primeros años. Se inclinó hacia ellos y les pidió en voz baja que lo visitaran en su oficina después de la cena.
Los tres chicos se quedaron muy preocupados, y empezaron a juguetear con su comida en el plato, demasiado nerviosos para seguir comiendo.
En cuanto vieron que el profesor de Pociones abandonaba el comedor, se levantaron corriendo hacia su jefe de casa, pidiéndole hablar con él en privado.
El profesor Flitwick levantó su varita creando una burbuja de privacidad entre ellos, para que el resto de profesores no pudiese escucharlos.— Snape quiere vernos en su oficina— anunció con gravedad el heredero Nott.
— Profesor Snape, señor Nott — corrigió el medio gobblin mirándolo con advertencia.
— Maestro Snape, en realidad. Leí que es un maestro de Pociones, el más joven del siglo en lograr su maestría — añadió Harry, enrojeciendo cuando todas las miradas se volvieron hacia él.
— Veo que está muy bien informado, señor Potter — lo felicitó su jefe de casa sonriéndole con orgullo.
— Me gustan mucho Pociones... — admitió con timidez el ojiverde.
— Bueno, entonces ya tienes un tema del que hablar con el profesor Snape— propuso el profesor de Encantamientos tratando de animarlo.
— Él me... A él no le gusto... — negó con la cabeza el azabache reteniendo las lágrimas. Ni siquiera entendía por qué le dolía tanto el rechazo de Snape.
— Todos nos equivocamos a veces, pero es bueno dar una segunda oportunidad... Puede traernos mucha felicidad perdonar — aconsejó Filius mirando con gesto suave a sus polluelos.
— ¿Quiere eso decir que el profesor Snape no nos va a usar como ingredientes de pociones? — preguntó Blaise con su dramatismo habitual.
— Podéis ir tranquilos, pequeños. Vuestro profesor sabe que nunca permitiría que alguien dañe a alguno de mis polluelos — sonrió tranquilizadoramente el campeón de duelos, despachandolos con una mirada de ánimo.
Un poco más tranquilos, los tres ravenclaw se dirigieron a la puerta de salida para ir a las mazmorras, dónde se encontraba la oficina de Snape.
Cuando salían por la puerta, Marcus los detuvo.— ¿Va todo bien? — preguntó notando la angustia de su protegido.
— No lo sé — se encogió de hombros el ojiverde mirándolo con gesto preocupado.
— El profesor Snape quiere vernos en su oficina — informó Theo, tomando la mano del azabache para mostrarle que no estaba solo.
— Él me odia... — añadió el pequeño Potter dejando ver lo angustiado y asustado que se sentía por esa cita.
— Todo estará bien pequeño rey, yo iré con vosotros — lo tranquilizó el slytherin acariciando su mejilla.
— ¿De verdad harías eso? — preguntó el ojiverde sintiéndose muy aliviado.
— Por supuesto, no permitiré que nadie te lastime, ni siquiera un profesor — aseguró el heredero Flint mirando al azabache con gesto de fiereza.
— ¿Tú escuchaste lo mismo que yo? — cuestionó Theo con los ojos abiertos. ¿Desde cuándo el troll de Slytherin se había convertido en un osito de peluche?
— Estoy seguro de que no... — negó con la cabeza Blaise, sin dejar de mirar al prefecto como si fuese a explotar en cualquier momento.
— ¿Ustedes vienen o se quedan? — preguntó el pelinegro con altivez, caminando ya hacia las mazmorras con Harry tomado de su mano.
Pronto llegaron a la oficina de Snape, y Marcus fue el encargado de llamar a la puerta.
El profesor de Pociones abrió la puerta y se sorprendió al ver allí a su prefecto con los tres cuervos.
Tras una breve conversación a solas entre Severus y Marcus, donde el adulto tuvo que prometer que no tenía ninguna intención de causar daño a los tres primeros, el prefecto de Slytherin los dejó solos después de revolver el cabello de Harry con cariño y prometerle que todo estaría bien.
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¿Por qué no podemos ser amigos?
Fanfikce¿Qué pasaría si Harry hubiera hecho un amigo antes de iniciar su aventura en Hogwarts? ¿Y si ese amigo trajese otro amigo con él? ¿Y si esos nuevos amigos no estuviesen dispuestos a permitir que el ojiverde volviese con su horrible familia?