<<Cuando crees que ya nada puede sorprenderte ... ¡¡¡BOOM!!! ¡SORPRESAAAA..!>>
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A principios de Julio, Harry comenzó a aparecer cada mañana, a la hora del desayuno, con unas horribles y marcadas ojeras. Los adultos lo miraron preocupados e impotentes durante cuatro días, queriendo darle al ojiverde la libertad de acudir a cualquiera de los tres con sus preocupaciones.
Al quinto día, Severus no aguantó más cuando vio el rostro pálido y ojeroso de su hijo una mañana más.
En cuanto el niño se acercó a él, tiró de su brazo y lo sentó en su regazo.— Necesitas un desayuno energético y nutritivo — habló el pocionista con tono firme, pero abrazándolo con suavidad.
— De acuerdo... — susurró sin ganas de discutir el ojiverde, recostándose contra su pecho.
Tras el desayuno, el pocionista le dijo a Harry que necesitaba su ayuda para preparar una poción. Esas simples palabras consiguieron animar un poco al niño, pero no lo suficiente en opinión de su padre.
Padre e hijo se despidieron del resto de la familia y se encaminaron al laboratorio. Una vez alli, Severus llevó al niño hasta una de las mesas y tras darle algunos ingredientes para cortar, fue a encender el caldero.
Harry empezó a cortar ingredientes de manera metódica, y aunque su rosro tuviera un gesto de apatía, su trabajo era meticuloso e impecable.
Treinta minutos después, todos los ingredientes estaban en el caldero y la poción hervía a fuego lento, y así debería seguir haciéndolo durante la próxima hora. Severus decidió aprovechar ese tiempo para hablar con Harry sobre lo que le estaba pasando.
— Buen trabajo, hijo, has sido de gran ayuda — felicitó el slytherin revolviéndole el cabello con cariño — Ahora debemos esperar una hora mientras la poción hierve.
— De acuerdo — asintió con un poco más de entusiasmo el niño — ¿Qué haremos después?
— Revolver nueve veces en sentido contrario a las agujas de reloj, entonces la poción se volverá de un tono turquesa oscuro — informó el slytherin mirándolo por el rabillo del ojo, y sonriendo cuando vio al menor listo para discutir.
— ¿Turquesa? ¿No debería ser verde?— cuestionó Harry, revisando el viejo libro de pociones con el ceño fruncido por la concentración.
— Así es — asintió el ojinegro con una sonrisa orgullosa — Y para lograrlo debemos esperar cinco minutos y luego revolver nueve veces en sentido de las agujas del reloj.
— ¡Oh! — murmuró el ojiverde mientras escribía furiosamente en su diario de pociones.
— ¿Qué te parece si hablamos un poco mientras esperamos? — propuso el pelilargo, usando un tono de voz casual para no levantar las sospechas del menor.
— ¿De qué quieres hablar? — interrogó con sospecha el pequeño cuervo, empezando a darse cuenta que esto era una encerrona de su padre.
— De esas ojeras y qué las están provocando — respondió con gesto serio el pocionista, yendo directamente al grano como siempre.
— Estoy bien — aseguró rápidamente el ojiverde, cerrándose en banda para frustración de su padre.
— No, no lo estás — negó con firmeza Severus — No sé si puedo ayudarte, pero haré lo imposible para hacerlo.
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¿Por qué no podemos ser amigos?
Fanfiction¿Qué pasaría si Harry hubiera hecho un amigo antes de iniciar su aventura en Hogwarts? ¿Y si ese amigo trajese otro amigo con él? ¿Y si esos nuevos amigos no estuviesen dispuestos a permitir que el ojiverde volviese con su horrible familia?