<<Tres días, tres actos y una vida...>>
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Los tres primeros años comieron tranquilos en la mesa más cercana a la biblioteca, desde donde Theo babeaba entre bocado y bocado.
Ya habían terminado cuando un chico de piel blanca, pelo castaño y unos brillantes ojos azules, entró en el nido y caminó hacia ellos.
— Hola pequeños aprendices, soy William, pero vosotros podéis llamarme Will o Willy — se presentó el castaño sentándose en la mesa con ellos.
— Hola Will, yo soy Harry — saludó el ojiverde extendiendo su mano hacia el alumno mayor.
— Sé quiénes sois, tres pequeños luchadores con los que nuestra casa está orgullosa de contar — comentó el cuarto año mientras tomaba la manzana que Theo había desechado.
— Nosotros estamos orgullosos de estar aquí — declaró con orgullo el azabache. Solo le habían pasado cosas buenas desde que era un águila.
— Bien, todos contentos entonces. Ahora os tengo una gran noticia... ¡Voy a ser vuestro tutor! — anunció Will levantándose para hacerles una exagerada reverencia.
— ¡Genial! — celebraron Harry y Blaise.
— ¿Estudias Runas? — interrogó Theo, no le servía si no sabía sobre Runas.
— Sí, actualmente curso Runas, Aritmancia y Cuidado de Criaturas Mágicas — asintió el castaño.
— ¡Bien! Yo elegiré Cuidado de Criaturas Mágicas y Aritmancia — decidió Blaise saltando emocionado en su asiento.
— Yo Runas y Aritmancia — dijo Theo, él ya había decidido hacía mucho tiempo sus optativas.
— ¿Y tú, pollito? — preguntó Will a Harry, quien se había quedado callado y pensativo.
— ¿Puedo escoger las tres? — quiso saber el ojiverde mirándolo con timidez.
— Yo lo hice, aunque tendrás que trabajar duro — reveló el estudiante de cuarto año, siendo muy sincero con él.
— No me importa — se encogió de hombros el azabache, él estaba acostumbrado al trabajo duro.
— ¡Bien! Esa es la actitud, pequeñín — lo felicitó el castaño revolviendo su cabello con cariño.
— ¡No soy pequeño! — protestó Harry poniendo morritos.
— Sí lo eres — lo corrigió Blaise mirándolo divertido.
— Y adorable también — añadió Theo pellizcando su mejilla.
— ¿A quién le apetece una visita a la biblioteca? Conozco libros muy interesantes... — cambió de tema Will logrando de inmediato la atención absoluta de los tres menores.
— ¡Vamos! — exclamó el heredero Zabini corriendo ya hacía la puerta de la sala común.
— ¿A qué esperas? — lo apuró el heredero Nott tirando de su túnica.
— Ya voy, impacientes... — se rió el castaño tomando la mano del ojiverde quien sonreía divertido por el comportamiento de sus amigos.
Tras un recorrido por la biblioteca, dónde Will les mostró los mejores sitios para hacer su tarea o cómo buscar los libros desperdigados por la estantería, los cuatro águilas volvieron a la sala común cargados de libros y con una enorme sonrisa en sus caras.
Pasaron el resto de la tarde sumergidos en sus libros, hasta que Roger llamó su atención y les preguntó si querían cenar allí o en el Gran Comedor.
Los tres niños decidieron que ya se habían escondido lo suficiente, y que ya era hora de que reaparecieran como los orgullosos ravenclaw que eran.
En las puertas del Gran Comedor se encontraron con alguien que hizo que al ojiverde se le iluminase la cara. Marcus estaba esperándolo en la puerta para saber cómo le estaba yendo en su nueva casa, y aunque no quisiese admitirlo, también estaba un poco preocupado por no haberlo visto ni en el desayuno ni en el almuerzo.
— ¡Marcus! — gritó Harry en cuanto lo vio, corriendo hacia él para abrazarse a su cintura.
— Hola, pequeño cuervo. Has estado perdido todo el día — lo saludó el prefecto, agachándose para darle un breve abrazo.
— ¡He estado en el nido! ¡Y en la biblioteca! Tengo muchos libros para leer y.... — parloteó el ojiverde tan rápido que empezó a quedarse sin aire.
— Respira, pequeño cuervo. No queremos que te ahogues, ¿verdad? — trató de calmarlo el slytherin frotando su espalda para ayudarlo a respirar.
— Lo siento, es que estoy muy emocionado — se disculpó el azabache sintiéndose un poco avergonzado.
— No tienes que disculparte, me alegra que estés feliz en tu nueva casa — le sonrió Marcus mientras rehacía el nudo de la corbata del niño.
— ¿No estás enfadado con Theo y Blaise, verdad? — preguntó Harry arrugando el ceño con preocupación.
— ¿Por acompañarte? Claro que no, hicieron lo correcto — respondió el slytherin guiñándole un ojo.
— Siempre seguiremos a Harry — informó Blaise con énfasis.
— Así es — asintió Theo, muy de acuerdo con las palabras de su amigo.
— Me declaro un seguidor más, su alteza — anunció Marcus haciéndole una pequeña reverencia.
— Un chico muy divertido será nuestro tutor, él nos llevó a la biblioteca y nos enseñó lugares geniales... — cambió de tema el ojiverde, enfrascándose en una minuciosa explicación sobre el carácter y el aspecto de su nuevo tutor.
El slytherin no pudo evitar sonreír cuando vio a Harry rebotar de felicidad contándole todo lo bueno que le había pasado desde que fue reseleccionado.
Mientras el pequeño ojiverde le explicaba que su reselección era lo mejor que le había pasado en su vida sin contar conocerlos a él, a Blaise y a Theo.
Le contó cómo habían pasado la mañana jugando y conociendo a sus nuevos compañeros de casa y como todos habían sido muy amables con él.Marcus todavía no entendía como ese niño conseguía ablandar su duro corazón tan fácilmente, además de despertar un instinto protector en él que jamás había sabido que tenía.
El fiero y aterrador slytherin se encogió de hombros con indiferencia, no valía la pena perder el tiempo pensando en por qué el pequeño Potter lo hacía sentir así, lo mejor era confiar en su instinto y proteger al ojiverde de cualquier daño físico o emocional.•°•—·—∞—♦—∞—·—•°•
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¿Por qué no podemos ser amigos?
Fanfiction¿Qué pasaría si Harry hubiera hecho un amigo antes de iniciar su aventura en Hogwarts? ¿Y si ese amigo trajese otro amigo con él? ¿Y si esos nuevos amigos no estuviesen dispuestos a permitir que el ojiverde volviese con su horrible familia?