11. Mala suerte.

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Después de esa amarga experiencia con la justicia, Alex deseaba ya no meterse en ningún problema, pero desconocía que justo parecía que ese era su destino. Ella no buscaba problemas, pero los problemas la buscaban a ella.

Despertó en su cama y pensó que lo de Lex había sido una simple pesadilla, pero cuando vio el trofeo de ajedrez arriba de su escritorio, supo que había sido real.

Observó dormir a Kara profundamente, a ambas hermanas les había costado conciliar el sueño, pero lo habían logrado. Lo que a Alex le causaba más intranquilidad es que sus problemas con Lex fueran a dañar la hermosa relación de su hermana con Lena, no estaba del todo equivocada.

Kara despertó asustada y se alegró de ver a Alex. Se levantó de su cama sólo para abrazar a su hermana.

—Tranquila, Kara. Sólo tuviste una pesadilla, aquí está tu hermana para consolarte.

—Gracias, Alex. Soñé que Lex te lastimaba y eso me causó mucha impresión.

—No creo que vuelva a molestarme. ¿Viste como me pidió perdón? Debió retorcerse por dentro, pero lo hizo.

—Hasta yo te hubiera pedido perdón de rodillas si me lo pedía de esa forma Lena. Mi hermosa novia por lo general es muy tranquila, pero cuidado cuando la provocan, es letal.

—¿Alguna vez se ha molestado contigo?

—Nunca. A Lena sólo la hacen enojar las injusticias, sé que quiere ser científica, pero sería muy buena abogada también.

—Ya lo es. Logró sacarme de la cárcel, gratis y limpiando mi historial delictivo.

—Eso sí. Sam se sentía muy mal.

—Sí, pobrecita. No sé en qué momento se le ocurrió semejante idea, pero creo que se lo pensará dos veces antes de hacer algo similar.

—Ya no me contaste qué le regalaste y por qué te tardaste tanto.

—Le mandé hacer una chaqueta de cuero personalizada, espero que le guste mucho. Quiero verla vestida así arriba de su motocicleta.

—Seguro amó tu regalo. Fue un lindo detalle.

—Tuve que realizar algunos trabajos para juntar el dinero, pero por ella haría lo que fuera.

—Y quedó demostrado que ella también. Casi hace que la encierren, sólo para estar junto a ti en la misma celda.

—Quizá tenga dieciocho años, pero está lejos de ser una adulta todavía. O tal vez nunca pierda su grado de locura.

—Le importas demasiado, eso está claro.

—Lo sé y ella para mí lo significa todo, hasta  para hacerme la tonta con nuestra diferencia de edad.

—También estabas exagerando.

—Tal vez no quería terminar en prisión, pero bueno, eso ya lo hice. Ya lo puedo borrar de mi lista de cosas por hacer en la vida.

—Tuvimos suerte de que no se pusiera peor.

—Recuerda tener por lo menos a una Luthor de tu lado y saldrás ganando en la vida. Elegiste a la chica correcta.

—De eso siempre he estado segura, hermana. Lena no se imagina todo lo que yo la amo.

—No la vayas a perder por nada del mundo, Kara. No dejes que estos jueguitos de Lex y toda su porquería, las ensucie a ustedes.

—Lena es una cosa y Lex otra, pero espero que ya te deje en paz, por el bien de todos.

—Ojalá que sí. Es hora de irnos a la escuela, así que apúrate. Yo me adelantaré, quiero ver a Sam.

—Está bien, después te alcanzo.

El corazón insiste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora